Movimientos sociales, partidos políticos, sindicatos, organismos de Derechos Humanos, agrupaciones estudiantiles y público en general se movilizaron este lunes para “exigir verdad y justicia por los asesinatos cometidos por fuerzas de seguridad provinciales esta semana” en Buenos Aires y en Córdoba. Se trata de los militantes Rodolfo Orellana, un trabajador textil de La Matanza (de la OLP–CTEP) y Marcos Soria, productor en una huerta en el Barrio Angelleli II (del Encuentro de Organizaciones-CTEP) de Córdoba Capital.
La concentración partió desde avenida de Mayo y 9 de Julio hasta la Casa de Buenos Aires y a la Casa de Córdoba (Callao entre Corrientes y Sarmiento).
Mientras que un comunicado de la Confederación de los Trabajadores de la Economía Popular advierte que “en los dos casos hubo un accionar policial ilegal que se cobró la vida de los compañeros”, en dialogo con Tiempo Argentino, el secretario general de la CTEP, Esteban “Gringo” Castro, puntualizó: “La violencia y el desenfreno policial son un elemento más de una política de gobierno que día a día generan exclusión, pobreza y hambre. Violencia que ejercen las fuerzas de seguridad sobre los que no tienen acceso a la tierra, el techo y el trabajo”.
Muerte de Orellana: creen que el asesino es de la bonaerense
En este sentido, Castro se refirió a lo sucedido con el militante Marcos Soria y advirtió: “El compañero fue asesinado de un disparo en la cabeza, cuando se defendía de una golpiza por parte de la policía de Córdoba, sin embargo las mismas fuerzas de seguridad sostienen que fue un intento de robo y un intercambio de disparos. Hacemos responsables de los asesinatos de los dos militantes a las fuerzas represivas provinciales, así como también los gobernadores Juan Schiaretti y María Eugenia Vidal».
Respecto al caso de Orellana, Castro consideró que «también se quiso desviar la atención y el Gobierno de Vidal intentó difundir la hipótesis de un choque entre bandas y la inexistencia de heridas de bala. Sólo después de que la autopsia confirmara un balazo en el omóplato, Cristian Ritondo, ministro de Seguridad, debió admitir que cabía la posibilidad de que hubiera sido un agente que estaba a su cargo».
Castro además fue el orador frente a las puertas de una Casa de la Provincia de Buenos Aires custodiada por un grueso cordón policial de la Infantería. En su discurso llamó a la unidad de los trabajadores, al tiempo que renovó el compromiso de estar en la calle “ante un modelo económico de violencia y hambre que lleva adelante el gobierno”. Aseguró, además: “La muerte de nuestros compañeros y compañeras en los barrios populares son la consecuencia de este modelo de saqueo, hambre y violencia que lleva adelante el Gobierno».
Desde la CTEP además denunciaron que aún hay detenidos en la Comisaría de Ciudad Evita, entre ellas una madre imposibilitada de darle lactancia a su beba de pocos meses. «Yo sabía, yo sabía que a Orellana lo mató la Policía. ¡Asesina!» fue uno de los cánticos más repetidos de la marcha.