Con récord de contagios, muertes y ocupación de UTI finalizan los nueve días de confinamiento estricto, y el país vuelve a la fase anterior, con una idea oficial (aún no instituida) de promover cierres fuertes durante pocos días en distintos períodos del invierno para darle margen al plan de vacunación que busca inmunizar a toda la población de riesgo en estas tres semanas. Los efectos ya se observan: la edad promedio en terapia intensiva bajó de 67 a 57 años desde febrero. En ese marco, con más de un 80% de ocupación de camas y tasas de fallecidos superiores a Reino Unido, EE UU y la India, las administraciones de la Ciudad de Buenos Aires y Córdoba se apuraron a anunciar que mañana vuelven las clases presenciales. Horacio Rodríguez Larreta fue aun más allá y habló de una baja de casos promedio en su distrito, a pesar de que no pasaron ni diez días del DNU.

Así se encuentra la Argentina: al arrancar mayo había 2.977.363 casos confirmados y 63.855 fallecidos. Este viernes se llegó a 3.702.422 positivos y 76.693 muertes. Significa que casi el 25% de los infectados y el 20% de los fallecimientos por Covid en el país fueron informados durante este mes. Mientras que el 1 de mayo había 21.142 casos diarios, el viernes se computaron 39.207 (si bien hubo un acumulado del fin de semana largo).

Larreta aseguró que «esta última semana cambió la tendencia: el aumento se detuvo, la curva se amesetó y se puede percibir una leve baja». Así justificó el regreso a las aulas para los niveles inicial, primaria, especial y los dos primeros años de la secundaria. El ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, cuestionó que «la Ciudad triplica el indicador y la tasa de incidencia de Alemania para cerrar escuelas». Incluso Uruguay, con menor tasa de contagios que CABA y un gobierno de similar perfil ideológico, optó por cerrar las escuelas ante la subida de casos.

El jefe de Gobierno porteño no mencionó ningún plan de contención de cara a los peores fríos. E insistió en que «la evidencia» muestra que el nivel de contagios en las escuelas es bajo. La semana pasada, la propia ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, admitió que desde febrero se registraron 11.700 contagios en los colegios. Pero omitió decir que hasta la semana pasada solo hubo un 20% de presencialidad. El resto no asistió por el temor de madres y padres, por paros docentes o por ser parte de las más de 3200 burbujas que se rompieron en estos tres meses. CABA es, junto con Tierra del Fuego, el distrito que menos vacunó a docentes: apenas al 14 por ciento.

Tampoco mañana la presencialidad será total, porque continuarán las medidas de fuerza de los gremios. UTE definió varias medidas luego de un multitudinario plenario virtual, que incluyen un paro de 24 horas desde mañana, el martes una caravana y homenajes en las puertas de las escuelas donde trabajaban las y los 18 docentes que murieron por Covid, y otra caravana a la Jefatura de Gobierno el viernes. “Lo que definió Larreta es descabellado: volver a la presencialidad con los contagios que no descienden y con estas bajas temperaturas”, argumenta María José Gutiérrez, secretaria general del Nivel Inicial de UTE. “Seguimos exigiendo en este gravísimo contexto epidemiológico el pase a la virtualidad y vacunación para toda la población”, afirmaron desde Ademys.

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(Foto: Ronaldo Schemidt / AFP)

Hasta hoy, CABA es el distrito con más fallecidos por millón de habitantes: 2938, superando las tasas de mortalidad que tienen, por ejemplo, Reino Unido, India y los Estados Unidos. En el país le siguen Tierra del Fuego con 2393 y la Provincia de Buenos Aires con 2252. Aun así, la Ciudad reabrirá bares y restaurantes con gente en espacios abiertos hasta las 19, oficios religiosos y deportes de hasta diez personas al aire libre. Según Larreta, lo decide en base a “datos”, e incluso habló de un descenso de 2600 casos promedio a 2400. En realidad, en los últimos siete días hubo en promedio 2715 nuevos casos diarios en CABA.

La actitud negacionista del gobierno porteño, repetida, se magnifica ahora porque no pasó siquiera una semana de la medida de cierre estricto. A eso apunta el físico Jorge Aliaga, investigador del Conicet, de la Universidad de Hurlingham y exdecano de Exactas de la UBA, que publica en redes un panorama estadístico diario de la pandemia: “El problema en ciencia es que es muy fácil demostrar lo que existe, y muy difícil demostrar que algo no existe. Puede ocurrir que, en realidad, existe pero no lo ves, porque no hiciste el experimento correcto, no esperaste el tiempo suficiente, o te ocupaste de medir de forma que no aparezca. Una suba de casos es incontrastable. Ahora, una baja, tenés que esperar para estar seguro de que no aparece después. ¿Por qué van a bajar los casos solo a seis días de tomar las medidas? Es muy difícil de ver ese efecto que biológicamente, entre la incubación, los síntomas y los testeos, lleva diez días. No hay ninguna base científica para afirmar que hay una baja todavía, porque no hay tiempo para haberla visto”.

Mientras tanto, sí se observa una disminución pronunciada de la edad promedio: era de 72,8 años en quienes morían al 11 de marzo y hoy es de 65. Y era de 67 años en los internados en terapia el 27 de febrero, y hoy es de 57,4. Los datos demuestran la incidencia de las vacunas. Pero también la virulencia de las nuevas cepas. Las de Manaos y Reino Unido acaparan el 80% de los nuevos contagios.

El gobierno nacional dispuso que se vuelva a la fase anterior de restricciones, al tiempo que desliza críticas a los gobiernos de Córdoba, Santa Fe y CABA, que no impusieron un control riguroso. Y espera la aprobación en el Congreso de una ley que permita establecer restricciones de acuerdo a criterios epidemiológicos objetivos.

En la administración nacional tampoco descartan volver a cierres de pocos días cada cierto lapso, durante el invierno. Es algo que marcan los epidemiólogos. Rodrigo Quiroga, bioinformático de la Universidad de Córdoba, que también realiza análisis cotidianos de la curva epidemiológica, coincide: “Estamos en el peor momento de la pandemia, por eso fue tan necesario este cierre total. Pero lo fundamental es el control. Probablemente necesitemos otro cierre de nueve días en tres semanas. Y el relajamiento debe ser gradual, si no, se pierde todo lo ganado. Es muy potable lo que plantean Rodrigo Castro y Ernesto Kaufman: cierres intermitentes planificados de antemano. Pegarle martillazos a la curva para que vaya bajando. Si uno está pendiente de los números diarios, se produce una ansiedad e incertidumbre contraproducentes. La idea de cierres planificados ordena la vida de la gente”.

Esta semana, la provincia de Córdoba llegó a un récord de 3967 casos diarios. Solo en las últimas 48 horas se internaron 244 pacientes nuevos. Sin embargo, el vicegobernador Manuel Calvo (Schiaretti está de licencia por un quiste renal) anunció que se vuelve a las aulas, e incluso a reuniones familiares con hasta ocho personas no convivientes. “Acá, en Córdoba, las medidas tuvieron un alto acatamiento los primeros cuatro días, y cuando la gente vio que el control era casi nulo, empezó a dejar de respetar. El impacto en las curvas deberíamos empezar a verlo este fin de semana, pero la acumulación por los feriados dificulta ver la baja. Hay que mirar el promedio de los siete días y no el diario”, advierte Quiroga.

Se estima que un 5% de los contagios diarios necesita terapia. En esta segunda ola, la mortalidad en las UTI llega al 70 por ciento. Carina Balasini, de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva, alerta: “Antes teníamos ventilados al 50% de los pacientes, hoy al 100%; y la mortalidad era del 20 por ciento. Además, tenemos pacientes jóvenes, de 30 años, ventilados y muy graves. Aguantan y llegan cuando ya casi no pueden respirar”.

La idea de adelantar vacaciones

Una idea empieza a cobrar peso en las administraciones de la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires: adelantar las vacaciones de invierno previstas del 19 al 30 de julio, para tener la mayor cantidad de días posibles de presencialidad en la segunda parte del año, teniendo en cuenta que las vacunas ya empezaron a llegar de a millones por semana, a las que se podría sumar algún cierre estricto de  nueve días en el comienzo del invierno.

Esta semana, la directora general de Cultura y Educación, Agustina Vila, expuso en declaraciones radiales que el adelantamiento de las vacaciones «es una alternativa que se evalúa dentro del conjunto de adaptaciones del calendario escolar». Y agregó: «No es una definición tomada en estas horas, pero sí dentro de los escenarios que se fueron estructurando hubo un análisis de las fechas de las vacaciones; otra es la extensión del calendario; otra es la estructuración de clases presenciales a contraturno, que involucra los sábados».

En CABA, la ministra Soledad Acuña lo había deslizado como posibilidad concreta, aunque, en las últimas horas, relativizó que se esté por dictaminar.

Las nuevas restricciones

Prohibición para circular. A partir de las cero horas de este domingo se restituye el esquema de restricciones previo al 21 de mayo. La circulación estará limitada para trabajadores no esenciales desde las 20 horas hasta las 6 de la mañana siguiente.

Fines de semana. Una novedad del nuevo esquema, que estaba incluido en el último DNU presidencial es que desde el viernes a las 10 hasta el lunes a las 6 la restricción para circular será igual a la de estos 9 días de aislamiento estricto.

Clases. El DNU presidencial impone clases virtuales para los distritos en alerta santario. Sin embargo, Córdoba y Ciudad de Buenos Aires anunciaron el regreso de la presencialidad, a pesar de la situación epidemiológica que atraviesan.

Gastronómicos. Los restaurantes y bares solo podrán atender con mesas al aire libre y con el sistema de delivery y para llevar.

Aire libre. Se volverán a permitir los deportes al aire libre en las plazas con hasta 10 personas.

Comercios. Los shoppings permanecerán cerrados y los comercios podrán atender en la puerta de los locales.