Julia Hartz es una de las fundadoras de Evenbrite, una plataforma donde se promocionan eventos internacionales. Como joven emprendedora, fue la que este jueves dio la campanada de inicio a la rueda del día en la Bolsa de Nueva York (NYSE, por Nueva York Stock Echange). Se trata de una tradición que comenzó en 1871 con un gong chino y se mantiene, como la de las clásicas chaquetas azul eléctrico en el centro financiero más importante del planeta, a pesar de que en otros «pisos de negociación» del mundo, los algoritmos dejaron atrás al intercambio humano. Curiosamente, hace exactamente 12 años, el 20 de setiembre de 2006, el entonces presidente Néstor Kirchner, acompañado por la senadora Cristina Fernández, fueron las personalidades invitadas para la apertura en una jornada en la que el gobierno argentino volvía a dar que hablar luego del crack del 2001 y de la renegociación de deuda en ciernes. “Me llamaron heterodoxo y progresista, pero gracias a esta política pudimos salir del default y construir la estabilidad”, dijo Kirchner a los periodistas.

Hubo aplausos y fervor por los tiempos que se iniciaban en el país.Y hubo mucha tarea para los operadores, que manejaban por entonces unos 4 mil millones de dólares al día. Corrían de un lado al otro y era fácil distinguirlos entre la multitud de afiebrados inversores. Para eso fueron diseñadas las chaquetas, «trading jacket» en inglés. Para que pudieran ser identificados en la marea humana en que se habían convertido las grandes bolsas del mundo en sus años de oro.

Serios y afectados, los operadores neoyorquinos nunca se salieron del libreto y ya desde el manual de estilo de la NYSE se puede apreciar el remilgo.

«Se espera que todo el personal masculino use la vestimenta adecuada de la siguiente manera: Una camisa de vestir abotonada en el cuello, con una corbata de vestir anudada en el lugar habitual, es decir, ceñida al cuello; pantalones de vestir largos -jeans u otros pantalones deportivos no están permitidos- y una chaqueta con mangas largas», que puede ser tipo blazer, aclara el texto. Y de color sólido, esto es, no se aceptan telas con dibujos excéntricos, como sí se acostumbraba en otros distritos.

Para las mujeres el manual de comportamiento NYSE indica «faldas y vestidos de longitudes apropiadas», lo mismo que las blusas, camisas y suéteres. No aclara qué quiere decir apropiado, pero es dable imaginar que como tampoco se aceptan pantalones cortos, se refiere a la parte del cuerpo que pueden o no quedar a la vista. Lo interesante es que los hombres tienen que usar calcetines, mientras que las mujeres tienen la opción de usarlos «según su juicio y el estilo de la ropa que vistan». Fetichismos aparte.

En cuanto a la famosa chaqueta, que ilustra cuanta publicación necesite contar que las acciones subieron o bajaron, según si los operadores están exultantes o se agarran la cabeza, las hay que pueden valer una fortuna. Hay una que ofrecen por internet a 425 dólares porque perteneció a un operador de la banca Goldman Sachs. «A medida que disminuye la relevancia de los comerciantes (traders) de piso, estas chaquetas se han convertido en hallazgos muy raros. ¡Estas chaquetas de comerciante de bolsa de valores se ven geniales en una vitrina!», se entusiasma el redactor de la publicidad.

El récord, presumiblemente, lo tiene la chaqueta a rayas amarillas y negras, como la camiseta de Peñarol, que usó Nick Leeson en la bolsa de Singapur, y se vendió en una subasta electrónica por eBay en abril de 2007 a 21.000 libras esterlinas.

Nicholas William Leeson fue en cierto modo el vengador de los argentinos. Era un joven brillante y avispado cuando en 1992, a los 25 años, fue nombrado gerente general del Mercado Monetario Internacional de Singapur (SIMEX) por la banca Baring.

Los memoriosos recordarán que Baring Brothers, creada en Londres en 1762, fue la que otorgó el primer crédito a la naciente nación rioplatense, cuando Bernardino Rivadavia era ministro de Gobierno de Buenos Aires. De unos 2,8 millones de libras, llegaron al país 550 mil -el resto se fue en «gastos financieros»- y en 1881 se terminaron de pagar 4.8 millones de libras.

La venganza de Neeson, que de Argentina no tenía ni idea, fue haber embarcado a Baring Bank, como se llamaba entonces, en especulaciones cada vez más complicadas que la llevaron a la bancarrota, en 1995. Cierto que él terminó en prisión por seis años y medio, pero entonces tuvo tiempo para escribir un libro, Rogue Trader (Operador deshonesto) luego llevado al cine y que lo hizo millonario. Ewan McGregor hace de Neeson.Neeson sigue en carrera y entre 2005 y 2011 integró la Comisión Directiva el club Galway United de la Liga de Irlanda y este año compitió en Celebrity Big Brother, la versión británica de Gran Hermano para Famosos, donde terminó cuarto.

Muy cerca de donde Neeson saltó a la fama -y la cárcel- en Hong Kong, hasta no hace mucho se usaban unos chalecos rojo furioso para identificar a los corredores de bolsa. Una de esas chaquetas sin manga se la quedó el presidente chino, Ji Jinping, cuando el parquet, como también se los suele denominar, fue definitivamente clausurado, en octubre del año pasado, para dar lugar al mercado totalmente electrónico. Ya Singapur había cerrado sus puertas y Tokio estaba en ese camino.

Algo de este final olfateaban en la principal fabricante de chaquetas para agentes de bolsa de Estados Unidos, la empresa Peco, de Chicago, que en 2010 decidió reconvertirse.

«Para los operadores que trabajaban en el piso de Chicago Mercantile Echange -escribió entonces Ami Scott para Marketplace, una organizacion que ofrece información financiera en radios públicas- la chaqueta verde y negra es como una segunda piel». En ese artículo también habla Billy Polovin, que trabajó durante 14 años en ese sitio, y recuerda chaquetas mas extravagantes, «como estampados de selvas o llamas y bolsillos personalizados». El detalle de los bolsillos es importante, porque allí es donde se llevaban pedidos, documentos y hasta dinero. Los hay en abundancia, adentro y afuera, con visibles refuerzos.

El dueño de Peco, Peter Papageorge, quien ahora promociona uniformes para la gastronomía y afirma que ese rubro ya representa el 75% del negocio, al decir de Scott, «sabe que las transacciones electrónicas seguirán deshaciéndose del negocio que su padre comenzó hace más de treinta y cinco años. Pero él dice que los expertos han estado prediciendo la desaparición del piso de negociación durante décadas».

¿Por qué el parquet de Nueva York sigue vigente? Lo aclara John Detrixhe en el portal de Quartz. «Los varios cientos de corredores y corredores de NYSE son el rostro de Wall Street, y forman una parte crucial de la marca NYSE, que es tal vez la más conocida en la industria financiera. La bolsa de valores tiene un golpe de marketing que pocas empresas, si las hay, pueden igualar». Por algo al menos 30 medios especializados tienen cámaras en ese piso para mostrar como viene la mano en los mercados financieros.

La directora de Operaciones de NYSE Group, Stacey Cunningham fue más clara aún. «Si bien el mercado puede estar completamente automatizado, pierde valor cuando ya no permite la interacción humana», dijo. «Creemos que la combinación es el estándar de oro». Y en esa combinación, la chaqueta es el mayor símbolo.