Surgieron a finales de 2001, en el programa Popstars, y en el verano siguiente, su tema «Guapas» no paró de sonar. Sentía un asombro constante -recuerda hoy Virginia da Cunha, una de las chicas de Bandana-. Mi vida cambió radicalmente, y era como observarla desde afuera. Esa canción era una cosita en un mar de expresiones del momento del país y de la juventud. Una mezcla de felicidad, miedo, ansiedad, agradecimiento . Fueron dos años y medio de un éxito arrollador, con más de 100 shows en el Gran Rex, 500 mil discos vendidos y una película, hasta que en 2004, el grupo se disolvió y Virginia empezó a cambiar de aire: Volví a respirar y conectarme conmigo, mis tiempos, mis afectos; y a buscar mi propia voz, mi mensaje. En lo colectivo, ya había una sensación de misión cumplida.
Un largo viaje por Turquía y Grecia fue testigo de ese cambio. Tras cuatro meses como bartender, Virginia grabó un dueto con un cantante griego. Después volvió y busco explotar su versatilidad: hizo tevé, radio, comedia musical y armó su primer banda indie, con su hermano: Virgin Pancakes. «Y ahí empecé a hacer el camino inverso: recorrí todo el under, toqué en festivales del mundo sin negociar con el mercado, libre, nómade, rebelde, alegre.
Tras un breve regreso a Bandana en 2016, hoy sabe que aquel éxito descomunal es sólo un dulce recuerdo. «Hoy hago dj sets con vocales en vivo, donde mezclo tracks de artistas del Deep House, Nu Disco y Tech House que me gustan, con temas creados e interpretados por mí. Integro la pasión del trabajo con otras: deporte, naturaleza, cocina, salidas con amigos, familia. Ahora, mi éxito es tener la libertad de hacer mi propio camino». «