“Dejate llevar”. Esa es una de las frases que usaba el cura Walter Bustos (46) cuando abusaba de sus víctimas, según consta en la requisitoria fiscal y el auto de elevación a juicio cuya lectura se produjo en audiencia. Es que este martes, en la ciudad de San Juan, comenzó el juicio oral contra el sacerdote católico sanjuanino por el delito de abuso sexual en perjuicio de dos menores de edad, sus sobrinos.
Durante la lectura de la requisitoria, el sacerdote no emitió gestos, o señas mientras escuchaba la lectura de los relatos de los denunciantes. En la previa al juicio no habló con la prensa sino que entró en silencio al recinto acompañado de su abogada defensora, Sandra Leveque. No se trata de un caso aislado, existen numerosos testimonios de sobrevivientes de abusos sexuales eclesiásticos en Argentina.
Una vez finalizada la lectura de la requisitoria, el juez Víctor Muñoz Carpino preguntó si alguna de las partes tenía actuaciones preliminares, la defensora Leveque solicitó que se declarara la nulidad de la requisitoria fiscal y el auto de elevación a juicio porque está carente de pruebas y no hay “igualdad de armas” para ejercer su defensa. Por su parte, Marcela Torres, representante de la fiscalía argumentó ante este pedido de la defensa y solicitó al juez que no declare la nulidad. Por esta razón, el magistrado resolvió pasar a un cuarto intermedio hasta este miércoles para resolver el pedido de nulidad presentado por la defensa de Bustos. Cabe destacar que los representantes de las víctimas no presentaron querella.
En pose sacerdotal
A pesar del silencio que guardó el imputado, su vestimenta causó revuelo y sorpresa entre los presentes ya que Bustos se presentó ante la Justicia vestido como cura y con el clériman, objeto que utilizan los sacerdotes en el cuello. Acorde a una web católica, se trata de un signo de consagración sacerdotal a Dios. “Simboliza su unión con Él. Sería lo equivalente al anillo de unión que lleva el hombre y la mujer tras contraer matrimonio. Es un signo de la consagración de un sacerdote a Dios. Para muchos sacerdotes, es un símbolo que representa su esclavitud o servicio a Dios”. Según informó Tiempo San Juan, el sacerdote se encuentra suspendido del ejercicio público del ministerio sacerdotal y de toda actividad pastoral, sin embargo continúa siendo sacerdote y tiene permitido el uso del clériman.
Cabe destacar que la Iglesia Católica, por medio del Arzobispado de San Juan de Cuyo, se pronunció en un comunicado y expresó que “desde que se tomó conocimiento de la situación el presbítero fue suspendido en el ejercicio público del ministerio sacerdotal y de toda actividad pastoral de la Arquidiócesis”. Asimismo, que “el Arzobispado de San Juan de Cuyo confía plenamente que en el proceso judicial se puedan esclarecer los hechos, conforme a la verdad y a la justicia, y que se vea reflejado en la resolución del juicio. Así se cumple lo que el Papa Francisco aboga en favor del trabajo de establecer procedimientos claros para la protección de menores y personas vulnerables en nuestra sociedad”.
Las denuncias contra el cura
Walter Bustos está acusado del delito de abuso sexual simple agravado por el grave daño a la salud mental y física de sus víctimas. De acuerdo a lectura de la primera audiencia, las víctimas sufrieron traumas y problemas hasta en el habla, aunque también sufrieron consecuencias como el despertar de diabetes emocional.
A raíz de las denuncias de abuso sexual en perjuicio de tres de sus sobrinos menores de edad, el 31 de agosto de 2018 el sacerdote se entregó en la Central de Policía para ser investigado por la Justicia. La calificación en primera instancia por los tres casos fue abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por ser religioso, por tener la guarda y por haberles causado un grave daño en la salud mental a dos de ellos. Luego, desde la querella pidieron que se agregara la figura de la corrupción de menores, porque consideraban que había corrompido al menor de ellos. Por estos delitos, el juez Guillermo Adárvez terminó procesándolo con prisión preventiva en diciembre de 2018.
Sin embargo, un año después el sacerdote saldría en libertad. Su abogado en aquel entonces Juan Bautista Bueno logró que se atenuara el procesamiento. Tras apelar la resolución, la Sala III de la Cámara Penal determinó que no hubo ningún tipo de abuso contra el mayor de sus sobrinos por lo que le otorgó el sobreseimiento. Luego, bajó la tipificación del delito con el resto. Finalmente la causa quedó en abuso sexual simple, agravado por el daño en su salud mental contra dos de sus sobrinos. Esto le permitió la excarcelación.