Tras siete años de dilaciones judiciales, este jueves empezó el juicio contra Alejandro Fabián Sidero, el instructor de tiro y aportante del PRO, acusado de haberle disparado desde su departamento, en el barrio porteño de Villa Crespo, a dos militantes kirchneristas en marzo de 2016. El sospechoso optó por declarar ante el Tribunal Oral en lo Criminal N°21 de la Ciudad de Buenos Aires, volvió a desligarse del caso y le echó la culpa a su hijo entonces menor de edad. Durante el debate estuvo presente el líder de Nuevo Encuentro, Martín Sabbatella.
Según se estableció durante la instrucción, aquella noche del 5 de marzo, alguien disparó al menos tres veces desde el departamento 1 del piso 12 del edificio de Gurruchaga 274 que daba hacia Padilla 829, donde se habían concentrado unas 200 personas, la mayoría militantes y sus familias, para celebrar la inauguración de un local partidario de Nuevo Encuentro. Y esos balazos partieron de una de las cuatro armas que Sidero tenía a su nombre en su vivienda: un revólver “Smith & Wesson” modelo “Springfield” calibre .32 largo.
Por la balacera, resultaron heridas Daiana Yanet Soto (La Cámpora), quien llevaba en brazos a su hermana menor de 4 años y recibió un impacto en el hombro; y Florencia Girotti (Nuevo Encuentro), a quien el balazo le atravesó su antebrazo izquierdo. Ambas son las víctimas y están presentadas en el expediente como querellantes. Son las únicas que impulsan la acusación ya que el fiscal Pablo Recchini consideró que el caso debería quedar impune al coincidir con la versión impuesta por el acusado tras seis meses detenido, cuando aseveró que su hijo, menor de edad y por lo tanto inimputable, le había confesado haber sido el autor.
Si bien el muchacho luego se hizo cargo de haber disparado a la multitud, un juez de Menores lo absolvió al creer que en realidad estaba tratando de desligar a su padre del caso. Así y todo el fiscal Recchini mantuvo su postura y se desentendió de la acusación.
Sidero no solo declaró durante la primera audiencia, sino que también aceptó preguntas de las partes y de los jueces. «Él se mantuvo en su relato que viene desde la instrucción, acusando al hijo», explicó a Tiempo el abogado querellante Mariano Przybylski, quien aclaró: «No pudo explicar, ante preguntas concretas, si el cajón estaba cerrado con llave y cómo hizo el hijo para abrirlo. Hay como una laguna ahí que no lo puede explicar». Es que siempre sostuvo que el revólver estaba guardado bajo llave en su propia habitación mientras él dormía. Aseguró que tampoco escuchó nada extraño. Vale decir que supuestamente, tras los disparos, el arma volvió a su lugar.
También se hizo mención a las cuatro cámaras de seguridad que hay en el interior del departamento y que el acusado recién aportó cuando las imágenes estabas borradas, varios meses después, cuando se confirmaron las pericias balísticas y luego de permanecer unos seis meses detenido. «Eso siempre fue muy llamativo. Si a vos te están acusando de algo y sabés que vos no fuiste, y tenés cámaras de seguridad en tu casa, ¿por qué no las aportaste antes, inmediatamente? Él nunca lo hizo», insistió el abogado.
Al respecto, Tiempo pudo reconstruir que Sidero argumentó que no las había presentado antes porque estaba seguro de su inocencia y había preferido esperar las pericias. Además, dijo que la cámara se regrababa cada 15 días y como él había caído preso al mes del hecho, tampoco tenía sentido haberlas aportado antes. Lo curioso es que según reveló a partir de su trabajo como informático, las imágenes podían llegar a recuperarse a través de un software de Estados Unidos. Sin embargo, jamás avanzó en ese sentido.
Después de la declaración de Sidero, hicieron lo propio los testigos presenciales aportados por la querella, militantes que habían estado aquella noche y las dos víctimas. «Todos fueron bastante coincidentes con que era una fiesta, que había mucha familia, mucha gente, que estaba todo tranquilo, con alegría y que de repente se cortó todo. Fue muy repentino», precisó el abogado, quien señaló que en estos testimonios se reflejó que «había mucha angustia porque algunos compañeros y compañeras sintieron que podían haberlos matado a todos. Eso estuvo muy presente».
El juicio seguirá la semana que viene con los testimonios de los testigos de la defensa, sobre todo familiares del acusado, y profesionales que atendieron al hijo del acusado. Se prevé que el debate dure un total de 4 o 5 jornadas.
«Fue el puntapié inicial de una escalada de violencia política»
Martín Sabbatella, presidente de Nuevo Encuentro, habló esta mañana desde la puerta de los Tribunales: “Hoy, estamos acá para pedir justicia y el fin de la violencia política en la Argentina. Este hecho en particular, sucedió cuando Macri acababa de asumir como presidente y desde ciertos sectores de la dirigencia exteriorizaban y exacerbarban su odio hacia el kirchnerismo. Fue el puntapié inicial de una escalada de violencia política que alcanzó su punto máximo el 1ro de septiembre de 2022, con el intento de magnicidio contra Cristina”.
“A pesar de lo que quisieron hacer creer, no se trató de ‘lobos solitarios’, estos hechos fueron la consecuencia lógica de años y años de un discurso de odio construido por parte de ciertos sectores de la dirigencia política, el cual fue reproducido hasta el hartazgo por algunos medios de comunicación. Hablan de exterminar, aniquilar y desaparecer al adversario político; de ‘extirpar la grasa militante’; y en ese contexto, no podemos extrañarnos de que aparezcan personas que se crean habilitadas, y con el derecho de salir a la calle a dispararle a quienes piensan distinto”, agregó el dirigente nacional de Nuevo Encuentro.
“Estamos con muchas expectativas respecto a lo que pueda suceder, porque costó mucho llegar al juicio oral. Sabemos que esto también puede sentar un precedente en el marco de la escalada de violencia política que vive la Argentina, y por eso exigimos justicia. Estamos hablando de un hecho que milagrosamente no terminó en tragedia”, finalizó Sabbatella.