Barba larguísima, pelo platinado, vestido rosa hasta los pies y un collar de perlas. El hombre despliega sobre el piano lo que sabe hacer desde los seis años. A su lado, otro pibe de 30 hipnotiza al público inmerso en una especie de trance amoroso con su bandoneón. Junto a ellos suena un violín ejecutado magistralmente. Un contrabajo completa el Cuarteto Extraordinario, una de las agrupaciones tangueras que con su performance musical hace estallar de aplausos la escena del tango actual. Con una palabra definen su idea principal: «desestructurar«. Eso mismo buscan las y los jóvenes que se vuelcan cada vez más a aprender tango en el país del tango, a apropiárselo y resignificarlo en tiempo presente.
«Buscamos desestructurar la idea del tango como algo rígido y estático, tratamos de quitarle solemnidad y tratar de conectar con el baile y lo popular; teniendo siempre en cuenta las raíces la melancolía, pero también abriéndonos hacia lo alegre, lo festivo«, comenta Teo Ballesi, contrabajista y director del cuarteto tanguero.
Nuevas músicas y letras, bailarines descontracturados y espacios no excluyentes conforman hoy el abanico de propuestas artísticas en que se desarrolla gran parte de la cultura popular, en un ámbito que desde sus inicios tuvo un fuerte contenido con impronta machista.
«Muchos hablan de amor y nos matan cada vez más», «Las más pobres son las que sufren más» y «Juntas vamos por más. Ni un paso atrás», son versos de canciones que pueblan el repertorio de la Orquesta La Empoderada, conformada íntegramente por 26 mujeres y disidencias. Sus letras no refieren a «minas» ni mujeres que merecen una puñalada. El contenido invita a la reflexión.
Una revisión histórica
Federico Aranda, músico y docente de 34 años formado en la Escuela de Música Popular de Avellaneda (EMPA), relata que desde la resistencia generada en los ’90 se crearon nuevos bastiones de educadores: «eso dio lugar a escuelas de música popular en las que se enseñaba como carrera el tango, por ejemplo la EMPA, en donde si bien se trabaja sobre la historia y la estética histórica del tango, se empiezan a generar nuevas formas, tanto de escribir música como letras acerca de lo que sucede. Yo creo que el tango siempre ha sido un reflejo fiel de la sociedad, y aunque hay una revisión histórica, también hay una creación continua de nueva música».
El tango sigue siendo una vanguardia por su adaptación a los tiempos actuales, reflejando lo que sucede en la sociedad desde diferentes puntos de vista, no sólo en el amor romántico. Una sabiduría popular sostiene que en algún momento de nuestra vida a todos nos llega el tango. «El tango te espera». Tal vez por eso se mantuvo vivo durante más de un siglo.
«Yo creo que toda esta cuestión de formación de escuelas de música popular, de orquestas escuela, recabó un montón de información sobre lo que sucedía en épocas pasadas. Y eso generó y despertó, un interés en la juventud de querer hacer esta música, de querer tocarla, querer cantarla, de querer crear nuevas expresiones producto del cambio de época», afirma Aranda.
Y asegura que las temáticas de composición de las canciones son el reflejo de lo que sucede en la sociedad: «Se generan nuevas obras en base a eso, pero quizás con una visión distinta, más deconstruida, más adaptada a estos tiempos y a esta generación. Por eso es tan moderno, sin dejar de ser una vanguardia».
Roles
El último año el Centro del Tango de Buenos Aires (CETBA), la institución del GCBA dedicada a la enseñanza del tango, tuvo más de 800 alumnos inscriptos en las diferentes disciplinas, desde canto, danza y escritura, hasta historia y formación docente. En el rango etario de 27-37 años la suba fue del 25%.
Gabriela Pastor, jefa de Formación Musical en Tango de la EMPA, asegura que el número de anotados a la carrera va en crecimiento desde los últimos ocho años, especialmente en la franja de 21 a 28 años: «muchos de nuestros egresados están trabajando profesionalmente. La carrera apunta específicamente a un instrumentista/cantante, formado para que también pueda intervenir en grupos y orquestas, y que pueda hacer sus propias producciones y arreglos».
«Viejo, facho, bien peinado a la gomina con perfumes importados te la das de la high life; viejo facho, vos tenés la vaca atada, fuiste socio de un milico, con eso te hiciste rico», canta el dúo Cinzarazi, que hoy forma parte de las nuevas expresiones del género y está conformado por Gino Arazi y Juan Cinza, un joven poeta que supo condensar de modo alquímico el tango, el lunfardo y la cumbia villera. No sólo plasmada en su obra musical Los tangos villeros sino en el poemario con tintes tangueros llamado Almamula.
Si el tango surgió como una mezcla de sonidos rioplatenses y herencias musicales de tierras lejanas, se puede decir que esa transformación sigue su curso, ahora invitando al descubrimiento de un nuevo lunfardo donde se encuentran lo criollo, lo urbano, los barrios populares y expresiones que representan lo cotidiano, despojadas de cualquier intento «limpio» de la palabra.
En la pista
Dina Martínez hace más de tres décadas que es profesora de tango danza. “El tango evoluciona a la par de la transformación de la sociedad. Uno de los cambios más grandes es el rol de la mujer. Antes era más pasivo y hoy es equitativo: ambos bailarines pueden liderar y el rol del seguidor está a la par del rol del líder”. Ese concepto se evidencia en las clases y en la práctica que desarrolla El Motivo Tango, todos los lunes en el Club Villa Malcolm, junto a las maestras Luciana Valle y Valencia Batiuk.
“También cambió la forma de relacionarse en las milongas. Predominan los lugares más relajados, la ropa y el calzado es más casual, los jóvenes hacen valer su impronta y también hubo evolución en cuanto a la enseñanza: nosotras no nos centramos en la cantidad de las figuras sino que nuestro enfoque está puesto en la técnica, en la mecánica y la estructura”, explica Dina.
Martín «Chili», como se lo conoce en el ámbito, organiza milongas en la Ciudad de Buenos Aires desde hace más de una década. Cuenta que los últimos años y los cambios sociales, con la conquista de nuevos derechos, se ven hoy reflejados en el público concurrente de estos espacios. «Afortunadamente la comunidad que participa de nuestros espacios se vio diversificada y con nuevas propuestas, no sólo en cuanto a códigos de baile sino en el modo de vincularse con la música, el baile, las propuestas artísticas. Hoy no hablamos del hombre y la mujer como pareja de baile sino de roles, rol conductor y rol seguidor, que se ejecutan sin distinción de género. A esto se suma la diversidad en las propuestas artísticas y formas de ejecutar el tango danza. Entonces podemos decir que estos cambios van ligados a una configuración social profundamente política, que se dio en los últimos años y que no puede ir separada del reconocimiento de los derechos de un sector de la sociedad que por mucho tiempo fueron postergados». «
«No me sentía cómodo con el trajecito y la corbata»
Juampy Ramírez es un bailarín de tango de la comunidad LGBTIQ+ oriundo de la Ciudad de Santa Fe. «El tango es una danza social y está atravesada indefectiblemente por todos los cambios sociales, que hay siempre. Entonces creo que desde ese punto han ido surgiendo y se han producido cambios a causa de la lucha feminista un poco y por temas también de la comunidad LGBT, disidencias y demás. Todo eso ha ido influenciando y atravesado un poco el tango, y también están surgiendo más propuestas artísticas, la gente se está animando a explorar un poco más; si bien está toda la parte comercial del tango que va a obedecer siempre al mismo formato: el malevo, la mujer fatal, el rojo, el pañuelito». Cuando llegó a Buenos Aires no se sentía cómodo con las propuestas tradicionales que existían en la escena. «Sentí que había un montón de posibilidades para hacer fuera de lo tradicional, fuera del trajecito, la corbata, no era lo que me representaba. Desde ese momento empecé a tomar más conciencia de que lo que quería hacer era explorar en el tango. Empecé a jugar, empecé a indagar qué posibilidades había. Siempre me gustó mucho el transformismo, el humor, mezclar con otras danzas… Eso marcó mi recorrido, así comenzamos a romper con estructuras», comenta.
Juampy habla de disfrutar, de jugar, de atravesar miedos y experimentar la libertad de crear. Cuenta que su universo de inspiración incluye películas de Pedro Almodóvar, canciones, pinturas, escenas de la realidad cotidiana. Para él, todo puede ser materia prima con la que experimentar y deconstruir el tango en todas sus expresiones.
Una música que también llegó a las universidades
La diversidad de público e inquietudes se ve plasmada en los 2500 estudiantes de la Universidad Nacional de las Artes (UNA) que reciben alguna formación en tango. Allí asisten personas de todas las edades para formarse en esta expresión popular, que va adquiriendo cada vez mayor proyección internacional. En la UNA los estudiantes adquieren no sólo conocimientos técnicos de la danza sino también, de forma articulada, un ejercicio académico en la profesionalización artística. Esto les permite no sólo ser intérpretes de la danza sino producir, asesorar, colaborar en proyectos artísticos. En esta institución de educación superior se dictan cátedras de Danza Contemporánea y Moderna, Historia del Tango en la Argentina, Elementos Técnicos de la Música, Técnica Teatral, Interpretación Coreográfica del Tango, Tango y Cine, Maquillaje y Caracterización, entre otras materias. La Licenciatura en Composición Coreográfica tiene una duración de cuatro años y la de Interpretación de la Danza, tres.
Pero la enseñanza de la disciplina tanguera no sólo puede encontrarse en instituciones dedicadas al arte sino también en universidades como la de Tres de Febrero (UNTREF).
Según los directores de la carrera, Martín Adler y Lilia Pinasco, entre los asistentes a la Diplomatura y los Talleres de Tango Danza, reúnen a unos 300 alumnos por año, que se suman a los 4500 que ya han pasado por esta formación académica tan heterogénea como popular, que abarca estudiantes de 18 a 70 años, desde que abrió a la comunidad en 2001.
Patrimonio
El tango no sólo atrae a cada vez más personas del país, sino también del extranjero apoyados a su vez en el prestigio de un género musical que está declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
Más allá de las propuestas artísticas más comerciales de algunas casas de tango, que conservan estilos y propuestas tradicionales más orientadas al turismo, hoy el tango ya no es una actividad social de un sector ni un rango etario particular, sino que incluye distintas formas de representación cultural.