Antes de asumir en la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación, Jaime Perczyk venía de dirigir el Consejo Interuniversitario Nacional y la Universidad Nacional de Hurlingham (donde permanece como rector en uso de licencia) durante los años del macrismo. Imposible imaginar que su primer año al frente del área de la que dependen las 56 universidades nacionales iba a estar atravesado por la pandemia. Un contexto que agudizó el difícil escenario que venían atravesando, pero que también las devolvió al centro de la escena, con sus desarrollos e investigaciones al servicio de la sociedad.
–¿Qué balance hace de este año para las universidades?
–Es contradictorio. Un año malo para la Humanidad, y desde ya para la Argentina, muy difícil para los trabajadores, pero al mismo tiempo hemos encontrado la posibilidad de que los estudiantes tengan protegido su derecho a la educación, y eso es buenísimo. Hemos garantizado que un millón y medio de chicos tengan clases. Además de que continuara la investigación y las actividades de extensión. En una realidad complicada, la universidad ha estado de pie y a la altura de las circunstancias.
–¿Cuán compleja fue la tarea de las universidades en estos meses de pandemia?
–Las universidades han tenido un gran protagonismo, invitadas por el gobierno y convocadas por la sociedad. Han dicho presente. Hay cuatro investigando sobre vacunas, desarrollaron tests de detección, también el mapa genómico del virus, otras se transformaron en centros de aislamiento, hospitales o laboratorios de PCR, miles de estudiantes y no docentes se sumaron a operativos de detección y rastreo, en paralelo con las clases. Han sido convocadas y dijeron presente.
–¿Cómo se adaptaron las clases al nuevo contexto?
–La pandemia aceleró un proceso digital y de virtualidad. El 12 de marzo, un día antes de que el Ministerio de Educación suspendiera las clases, el 93% de las clases eran presenciales. La modalidad a distancia era mayoritariamente de las privadas. La virtualidad era algo más relacionado a una experiencia de acompañamiento de la presencialidad. Lo que se dio luego fue un cambio vertiginoso que habla del compromiso del Estado, de los docentes, no docentes y de los alumnos.
–¿Y qué va a quedar a futuro de esta experiencia?
–Va a quedar una nueva síntesis entre la educación presencial y la digital. Va a venir una nueva pedagogía, va a ser una mejor universidad, edificada sobre las mejores tradiciones de participación con lo más avanzado del sistema científico-tecnológico nacional, y profesores con mucha más preparación, entre la experiencia de los derechos conquistados y la calidad académica, pero ahora con la incorporación masiva de la tecnología que le aportará dinamismo, novedad, distintas plataformas de acceso y presencialidades más potentes.
–Hacia el futuro, ¿hay carreras que quieren fomentar con especial énfasis desde el Estado?
–Las universidades tienen que ser parte central del proceso de reconstrucción de la Argentina que viene. Y en ese sentido, el país necesita que haya más ingenieros e ingenieras, más graduados en carreras de base enfocadas en el gas y el petróleo, energías convencionales y alternativas, logística, transporte, alimentos, la informática, el medio ambiente y la atención primaria de la salud.
–¿Cómo se encuentra la infraestructura universitaria en este año de pandemia?
–Fue una decisión del presidente no frenarla, y que en el peor momento haya obras para la educación pública. Y eso nos motiva a todos. Así terminaremos este año llamando a licitación para más de 50 obras en universidades, muchas que debía hacer la gestión anterior y dormían el sueño de los justos. En la Universidad de Hurlingham lo sufrimos, por citar una que viví de cerca. Tuvimos una obra adjudicada, hasta que el ministro Dujovne una tarde dijo: “Vamos a recortar 3 mil millones de pesos en obra pública”, y nos recortaron a nosotros. Eran aulas, laboratorios, espacios culturales, talleres, que esperaba la comunidad. Porque cuando se hacen obras en una universidad, impactan en todo el distrito.