La base militar de Campo de Mayo se encuentra a 30 km de la Ciudad de Buenos Aires, y se extiende sobre un gran sector del territorio bonaerense que equivale a un cuarto de la superficie del distrito porteño. En la última dictadura cívico-militar, se utilizó como base de coordinación para las fuerzas represivas que cubría una extensa sección territorial del Conurbano Bonaerense denominada Zona 4. La misma incluía a los partidos de General Sarmiento (hoy divididos en los partidos de San Miguel, José C. Paz y Malvinas Argentinas); San Fernando, San Isidro, San Martín, Tigre, Tres de Febrero, y Vicente López. En ese lugar, además, funcionó el Batallón de Aviación 601, dependiente del Comando de Aviación de Ejército, y “El Campito”, considerado uno de los mayores centros clandestinos de detención, donde estuvieron secuestradas por su militancia política, social y sindical, alrededor de 5 mil personas.
En septiembre de 2019, después del reclamo de familiares, amigos y compañeros de quienes fueron secuestrados, “El Campito” logró su señalización. Hoy se cumplen dos años de aquel acontecimiento surgido de la tenacidad de miles de personas. Iris Pereyra de Avellaneda, es una sobreviviente de ese centro clandestino. Ella fue secuestrada el 15 de abril de 1976, junto a su hijo Floreal “El Negrito Avellaneda” de apenas 15 años, un militante de la Federación Juvenil Comunista que se convirtió en la víctima más joven de los denominados «vuelos de la muerte».
Iris es Presidenta de la Asociación de Sobrevivientes, familiares y compañeros de Campo de Mayo y codirige la Liga por los Derechos del Hombre. “En este nuevo aniversario de la señalización de El Campito hay que recordar lo indispensable de seguir manteniendo viva la memoria”, destaca en diálogo con Tiempo. La lucha de Iris se convirtió en un faro para quienes a diario defienden los Derechos Humanos. “Nunca me voy a olvida de la noche que entraron los militares y la policía en mi casa, entrando primero por la casa de mi cuñada que vivía adelante. Vinieron a buscar a mi marido que había sido elegido delegado en la fábrica metalúrgica TENSA, donde fueron secuestrados 24 compañeros de la comisión interna de esa metalúrgica de un total de 27”.
La historia es conocida, su esposo, Floreal, pudo escapar por los techos y como represalia los militares se llevaron a iris y a “El Negrito” Avellaneda, a ese centro clandestino de detención. “A los tres días que me liberaron me entero que habían matado a mi hijo porque me contó mi cuñada y no sabía cómo decírmelo. Desde ese momento yo continúo esta lucha, siempre tratando de hacer algo para que los juicios contra los genocidas sigan”, subraya Iris y destaca, “seguimos exigiendo por la apertura de todos los archivos clasificados de la última dicatudra cívico-militar”.
En la jornada por el segundo aniversario de la señalización del “El Campito”, Iris recordó que el próximo objetivo es convertir a ese lugar en un sitio de memoria. “Queremos que el presidente cumpla con su promesa. Queremos que Campo de Mayo sea más visible, no tan tapado como hasta ahora”. La Presidenta de la Asociación de Sobrevivientes, familiares, compañeros y compañeras de Campo de Mayo, manifestó que están “en constante diálogo con el gobierno nacional para que este hecho se concrete cuanto antes, es muy probable que, no sé si dentro de poco, pero que vamos a conseguir que se instale un centro de Memoria en El Campito”, cierra.
La importancia de los Sitios de Memoria
En el país hay más de cuarenta de estos lugares en los que se llevan adelante de modo permanente actividades educativas, culturales, artísticas y de investigación, destinadas a la trasmisión de la memoria y la promoción de los derechos humanos.
La definición oficial sobre estos lugares, se enmarcan en la Ley 26.691, que declara Sitios de Memoria a “los lugares que funcionaron como centros clandestinos de detención, tortura y exterminio o donde sucedieron hechos emblemáticos del accionar de la represión ilegal desarrollada durante el terrorismo de Estado ejercido en el país hasta el 10 de diciembre de 1983”. La autoridad de aplicación es la Secretaría de Derechos Humanos a través de la Dirección Nacional de Sitios y Espacios de Memoria, dependiente de la Subsecretaría de Promoción de Derechos Humanos. Algunas de sus funciones son las siguientes: Garantizar la preservación, señalización y difusión de los Sitios de Memoria; gestionar los Sitios que dependen directamente de la Secretaría de Derechos Humanos; asistir técnicamente a las áreas de Derechos Humanos provinciales y municipales; asistir y asesorar en proyectos de nuevos Espacios para la Memoria.