Como cada año, el 8 de febrero llega uno de los días señalados para recordar a todo el mundo la importancia de extremar, cada vez más, las precauciones a la hora de navegar por Internet. Uno de los grupos más vulnerables en este campo son las niñas y niños que acceden a la web todos los días y muchas veces sin supervisión adulta. Generalmente, los más pequeños de la casa son los que más utilizan la red, desde videojuegos hasta las redes sociales, todas las plataformas o aplicaciones pueden ser la entrada para cualquier ciberdelincuente.
Una de las empresas especializadas en ciberseguridad, Check Point, advierte que “es responsabilidad de todos formar a los más pequeños y darles las herramientas adecuadas para navegar seguros por Internet” y recomiendan “crear contraseñas divertidas y seguras” porque “son muchas las claves que los más pequeños deben pensar para acceder a estas plataformas y de no crearlas con las características adecuadas puede ponerlos en peligro”.
Al mismo tiempo, debe ser una combinación que solo ellos conozcan y nunca deben usar datos personales como cumpleaños, edad o los nombres de jugadores conocidos, ya que esto es muy sencillo de averiguar. Si un dispositivo o una App ya viene con una clave por defecto es primordial que la cambien porque suelen ser muy sencillas de vulnerar. Las mejores contraseñas deben ser diferentes para cada plataforma y siempre deben ser largas, con diferentes caracteres, símbolos y números.
Check Point también recomienda que en el caso de tener una tablet o móvil siempre deben contar con un código de acceso que limite cualquier intento de ingreso; mantenerse actualizado y tener en cuenta que los juegos y aplicaciones que son gratis pueden esconder virus o malware por un ciberdelincuente pudiendo llegar a infectar todos los dispositivos conectados a la misma red y estropearlos o algo peor.
Como se sabe, muchos videojuegos o redes sociales permiten hablar con otras personas de quienes se desconoce si son niños, jóvenes o adultos, por lo que es mejor evitar cualquier conversación con los jugadores a quienes no se los conozca personalmente. Los niños deberían saber que compartir información personal puede ser muy peligroso, por ejemplo cuándo se va de vacaciones la familia.
Si bien los niños, jóvenes y adolescentes son los más vulnerables, no son los únicos expuestos a la ciberdelincuencia que se manifiesta de diversas formas. Durante la pandemia, donde la virtualidad cobró un protagonismo fundamental se pronunciaron este tipo de maniobras.
Hace unos meses atrás, el fiscal federal en ciberdelincuencia, Horacio Azzolin, había explicado a Tiempo que “aumentó este tipo de delitos porque hubo mucha más gente conectada y usuarios más inexpertos. Las organizaciones criminales van donde está la gente, entonces encontraron que en internet había muchísimas más posibilidades de cometer estos delitos”. El fiscal puntualizó que “dependiendo los tipos de delitos, han crecido un 200% o 300%”.
El director nacional de Ciberseguridad, Gustavo Saín, también agregó que “hubo un incremento de incidentes informáticos registrados en las organizaciones y un aumento de denuncias en fiscalías de todo el país”. El funcionario agregó que “hay una mayor sofisticación y complejidad en las técnicas en la comisión de determinados delitos, fundamentalmente en las estafas en línea, la distribución de ransomware y la proliferación de noticias falsas o fake news con fines ilícitos. Esto arroja como resultado la presencia de nuevas modalidades de delitos ya existentes”.
Ransomware es un software malicioso que encripta determinados archivos sensibles de un dispositivo o directamente bloquea su acceso hasta no se pague un rescate en criptomonedas a los “secuestradores” de esos datos. Estos delincuentes también suelen amenazar con hacer pública esa información.
Consultado por este diario, Luciano Monchiero, especialista en cibercrimen y presidente de ISLC Security, había mencionado que “muchas de las empresas que se volcaron al home office o teletrabajo no estaban preparadas para estos ataques, por lo que los ciberdelincuentes vieron esta veta y aprovecharon estas vulnerabilidades en sus sistemas informáticos o en los de sus empleados”.
Se ha detectado que los ciberdelincuentes, por caso, usaban a modo de trampas falsos archivos PDF o lo que mayormente se denomina phishing, en donde a través de una supuesta página oficial de un banco o una empresa, se sustraen las claves de acceso con el perjuicio que eso conlleva.