Después de la muerte del subteniente Matías Chirino, y los otros dos casos de lesiones en “festejos” de bienvenidas, el ministro de Defensa de la Nación, Jorge Taiana, prohibió la autorización y realización de celebraciones, ritos y ceremonias de iniciación, como así también el consumo de alcohol, en el ámbito de las Fuerzas Armadas.

La resolución N° 973, firmada el pasado viernes por el titular de la cartera de Defensa, prohíbe “la autorización y/o realización de festejos, ‘ritos y ceremonias de iniciación’, reuniones sociales o cualquier tipo de actividad; así como también el ingreso, provisión y consumo de bebidas alcohólicas dentro de unidades y establecimientos militares con motivo del comienzo o la finalización de actividades de formación o entrenamiento, la adquisición de aptitudes o especialidades, que sean de carácter informal o ajenos al ceremonial reglamentario de aplicación en las Fuerzas Armadas».

Entre los considerandos se específica que los llamados “ritos y ceremonias de iniciación, con el pretendido objetivo de celebrar el inicio o la culminación de determinadas actividades, no corresponden a actos del servicio vinculados a la profesión militar y son contrarios al mantenimiento de la disciplina, que resulta vertebral a la propia organización de las Fuerzas Armadas, y afectan el verdadero sentido de la jerarquía militar”.

Ante su incumplimiento, «se dará lugar al inicio de las actuaciones disciplinarias correspondientes, que podrían ser encuadradas como ‘falta gravísima’, en los términos del artículo 13 de la Ley N° 26.394».

Según un comunicado de la cartera que encabeza Taiana, «en esa línea, se establece que los preceptos éticos y los valores de la profesión militar se remontan a los principios sanmartinianos, es por ello que el Ministerio de Defensa ha decidido tomar medidas para todo el personal de las Fuerzas Armadas».

Y destaca que “resulta necesario trabajar en la prevención de las violencias interpersonales, a través de la educación en los institutos de formación y perfeccionamiento de oficiales y suboficiales”.

Matías Chirino y su novia, Valentina.

Los antecedentes que detonaron la decisión venían acumulándose en las últimas semanas. Primero fue el subteniente Matías Chirino, de 22 años, que murió la madrugada del domingo 19 de junio, en la guarnición militar de la localidad fronteriza de Paso de los Libres, a 370 kilómetros de la Capital provincial, luego de haber participado de un rito de «bienvenida». La autopsia determinó que el deceso se produjo por broncoaspiración.

Representantes de la querella requirieron una segunda autopsia y que los oficiales participantes del denominado “ritual de iniciación” sean imputados por homicidio, según uno de los abogados de la familia de la víctima. Los letrados de la familia de Chirino requirieron el peritaje del celular del oficial fallecido. Su padre, Exequiel, denunció que “no fue un accidente, fue abuso de autoridad”.

Valentina Palma, novia de Matías, aseguró que su deceso «fue algo totalmente evitable, si no hubiese pasado esto, Mati estaría con nosotros, estaría feliz ahora».

La joven explicó que los compañeros de su novio le relataron lo ocurrido durante la noche del sábado, cuando «los oficiales les exigían tomar, les ofrecían de sus vasos para que hagan fondo blanco. Sabían que no tenía otra opción. En el medio de este bautismo, los obligaron a que se tiren a la pileta, a que salgan, se cambien y sigan tomando y comiendo como si nada con el frío que hacía. Si no hacían lo que les decían, en los cuatro años que les quedaban en Paso de los Libres el trato no iba a ser el mismo».

Sobre este «ritual de iniciación», la joven aseguró que los oficiales habían obligado a los subtenientes a pagar el asado y dijo que en «las capturas del grupo de WhatsApp se puede ver cómo los oficiales detallan las marcas de las bebidas que querían y los cigarrillos, todo esto a bolsillo de los chicos. Sé que los compañeros no tienen idea de cómo llegaron a la habitación por el estado de ebriedad en el que estaban; simplemente se despertaron y a Matías estaban haciéndole RCP en el piso».

Días después, en la ciudad también correntina de Mercedes, el postulante al Ejército Marcelo de la Sota debió ser trasladado al Hospital Militar por un cuadro de insuficiencia renal tras realizar tareas en el Núcleo de Instrucción Básica del Batallón de Comunicaciones 121. Fue derivado a terapia intensiva y sus subinstructores terminaron apartados mientras se investigan supuestos tratos abusivos que habrían ejercido contra el muchacho.

El último episodio conocido fue el del cabo Michel Natanael Verón, de 26 años, que sufrió el desplazamiento de dos vértebras tras participar de un almuerzo en el Club de Suboficiales del Ejército en Apóstoles, Misiones, donde se realizó un bautismo a los cinco egresados que se iban a incorporar al Regimiento de Monte 30.

El Ejército dispuso la suspensión y sanción de «dos oficiales y trece suboficiales» que se desempeñaban en el Regimiento, según «lo dispuesto en el Código de Disciplina de las Fuerzas Armadas». Verón fue intervenido quirúrgicamente como consecuencia de lesiones en la columna vertebral y actualmente se encuentra estable, con respiración mecánica, en el sanatorio Boratti de la ciudad de Posadas.

Luego de este hecho, hace ocho días, Taiana aseguró que «esto del bautismo» en los cuarteles «no va más» y que iban a ocurrir «sanciones y relevos». La flamante resolución materializa el postulado.