La empresa tabacalera que fabrica los Marlboro deberá indemnizar a un fumador con 110 mil pesos más intereses, por los daños y perjuicios que generaron su consumo adictivo. Así lo sentenció el Juzgado Civil y Comercial Nº 14 de Mar del Plata en lo que pasó a ser un fallo inédito en el país.
El juez José Méndez Acosta, apoyándose en citas jurisprudenciales y doctrinarias, pruebas testimoniales, instrumentales y periciales, sostuvo que Hugo César Lespada detenta una adicción insuperable hacia al consumo de cigarrillos, generada por la nicotina. El grado de dependencia psíquica que ella le motivó, hizo que no pudiera decidir sobre su voluntad que se encontraría viciada, para interrumpir el consumo.
Al momento de publicitar el producto, según el fallo revelado por el diario La Capital de Mar de Plata, la empresa Massalin Particulares SA no informaba debidamente a los potenciales consumidores sobre los perjuicios reales que ocasiona el consumo de cigarrillos, como así tampoco sus componentes. Y remarcó que la cita Fumar es perjudicial para la salud no cumplía con la obligación de dar información detallada y específica. La defensa planteó que el fumador debió haber conocido los efectos perjudiciales producidos por el consumo de cigarrillos, pero fue desestimada.
Lespada relató que comenzó a fumar a muy temprana edad, hace más de 40 años, cuando era un precoz adolescente que se destacaba en natación y fútbol. Una vez que comenzó con el cigarrillo, sufrió en forma lenta una merma en su rendimiento físico: cada vez más, y con mayor rapidez, se quedaba sin aire al practicar los deportes, y como contrapartida aumentaba su consumo en cantidad de cigarrillos, porque la sensación de fumar le causaba un efecto placentero. En la década del 70 expresa el fallo, la demandada no informaba con precisión, ni en forma detallada, los riesgos derivados del consumo de cigarrillos, así como tampoco los daños que ello ocasionaba en su salud y cuerpo, cuya gravedad tampoco en ningún momento se anticipaba e ilustraba.
En la presentación judicial se agrega que al publicitarse los cigarrillos Marlboro no sólo no se hacía referencia a las consecuencias de su consumo sino que por el contrario mostraba los supuestos beneficios sociales que otorgaba. Para 1986, cuando se impuso la obligación de especificar en las marquillas que el fumar es perjudicial para la salud, Hugo Lespada era un adicto empedernido al consumo de cigarrillos, resultándole imposible dejar de consumirlos, causando dicha adicción una afectación en el discernimiento, ya que sentía que su cuerpo necesitaba su permanente consumo.
Si bien han ocurrido fallos millonarios en contra de las tabacaleras en países como Estados Unidos y Uruguay, el tema no ha sido de beneplácito para la justicia argentina. Como antecedentes, en septiembre del año pasado la Corte confirmó el rechazo a una demanda contra tabacaleras por parte de la esposa e hijas de un hombre que falleció como consecuencia de una enfermedad pulmonar. El Máximo Tribunal consideró que no pudo acreditarse la relación causal entre el consumo de cigarrillos y la patología. Un estudio publicado en Tobacco control en 2006 analizaba 15 causas civiles y penales de la Argentina que en todos los casos habían resultado con fallos adversos. Primero porque los reclamos prescribieron tras dos años, y segundo porque no se pudieron comprobar la relación entre el consumo y el daño a la salud. También existe una demanda colectiva, desde 2007, iniciada por la Asociación Argentina de Derecho de Daño (AADD), que postula al Estado como beneficiario: insta a que las dos grandes firmas del sector constituyan un fondo fiduciario por los gastos públicos y privados que generan el tabaquismo en la salud de la población.
Según el doctor Ricardo Mario Napp, abogado de Massalín Particulares SA, la ciencia médica y las autoridades sanitarias han concluido que además del cigarrillo (los padecimientos) pueden deberse a otras causas; ello sumado a la vaguedad con que se han expresado los supuestos problemas de salud y a la inexistencia total de constancias médicas agregadas en la causa. Dijo que la empresa jamás ocultó que los cigarrillos fuesen un producto peligroso y que el producto es inherentemente riesgoso, no fue fabricado defectuosamente y los consumidores siempre estuvieron advertidos acerca del riesgo que asumían, a pesar de ser un producto nocivo para la salud desde el siglo XIX: desde hace muchos años se sabe que fumar es perjudicial para la salud y un vicio difícil de dejar.