La antigua estación de chapas de Paso del Rey del ferrocarril Sarmiento, en el partido bonaerense de Moreno, cobijó durante años a una persona que el cantautor Víctor Heredia inmortalizó en una canción que, en 1970, se convirtió en su primer éxito masivo: El viejo Matías, tema que dio nombre al disco.
Se trató de un hombre de la calle, un linyera que Heredia conoció en su niñez mientras vivía en esa ciudad del oeste bonaerense y que luego, ya como joven adulto, reencontró. Y con la sensibilidad que sólo los artistas atesoran, al narrar su historia con la poética de una canción, también describió parte del lugar donde deambuló Matías, así como la situación de muchos indigentes. Cuando tenía nueve años vivía en Paso del Rey. Por allí andaba El viejo Matías con sus latas y su bolsa al hombro. Decían que en su juventud había sido ferroviario, que después perdió el empleo y se hizo linyera. Su lugar preferido era la estación de chapas. Su mirada se perdía detrás de cada tren contó el propio Víctor Heredia.
Luego de una gira por el interior, volví a Paso del Rey y me encontré con ese personaje que de niño me asustaba. Con 24 años, mi perspectiva fue otra. Me impresionó como un ser solitario que representa a muchos de su misma condición, describió el cantautor en un reportaje. En la canción conviven el recuerdo y la mirada de la infancia con la reflexión adulta sobre Matías. Heredia, que nació en Montserrat pero se crió en Paso del Rey, en otro reportaje de 1983, rememoró esa primera visión de la niñez.
Cada vez que teníamos que tomar el tren el siempre le pedía a mi mamá, una moneda para darle al viejito. La cuestión era que dos veces por semana el viejito venía con su bolso a esperarme en la estación de Paso del Rey narró. Yo, la verdad, le tenía un poco no, de miedo, pero porque estaba sucio, tenía una barba descuidada y los ojos tristes. Aparentaba ser más viejo de lo que en realidad era. La cuestión que él dos veces a la semana venía y yo le daba la moneda y él, por la ventanilla del tren, me miraba y me saludaba evocó. En una investigación y revisión histórica de la Asociación Protectora del Medio Ambiente y la Cultura de Paso del Rey, también se mencionan testimonios de vecinos.
Vivía allí, debajo del puente de la estación. Andaba con sus latas y su bolso al hombro. Decían que en su juventud había sido ferroviario, del gremio, y que después se hizo linyera ratifica un jefe ferroviario. No me acuerdo si siendo pibe alguna vez lo ‘cargué’ como hacían los chicos del barrio. Lo que sí te puedo decir, es que a medida que fueron pasando los años me di cuenta de la tremenda soledad de Matías, de lo que se debe sentir cuando no se tiene a nadie… y le tomé un gran cariño. Me dio mucha pena cuando murió hace unos años. De la niñez… fíjate qué curioso, sólo recuerdo que me daba mucho miedo el sólo verlo. Tanto a mí como a los otros chicos de Paso del Rey que íbamos a jugar a la placita que está frente a la estación nos daba miedo coincide.
Anduvo vagando por aquí hasta que finalmente murió, en el ’73, creo. Los chicos le hacían bromas, le tenían miedo y pasaban corriendo, lejos de él. Pero había un chico, de unos diez años o más, que algunas veces andaba por aquí y se quedaba a tomar mate con el viejo en el andén. Ese chico era Víctor Heredia destacó otro vecino. De la vieja estación que refugió a Matías y ayudó a inspirar la canción de Víctor Heredia sólo queda la nostalgia. En la segunda mitad de los años ’90s, Paso del Rey ingresó en el Plan de Remodelación Integral de Estaciones que llevó adelante la extinta compañía Trenes de Buenos Aires (TBA), por ese entonces concesionaria del Sarmiento. Años más tarde, la estación resultó incluida en el Programa de Mejora de la Infraestructura Ferroviaria que impulsó el anterior gobierno nacional. Lo que sobrevive, una vez más, es la música, con el recuerdo vigente y la sensibilidad puesta en el otro.
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