A una semana de haber sido denunciada su desaparición, se confirmó que el cuerpo hallado el miércoles a la vera de un camino vecinal en las afueras de la localidad de Miraflores, en el departamento chaqueño de General Güemes, pertenece al dirigente wichí Silverio Enriquez, miembro de una de las comisiones de recuperación territorial del Impenetrable Chaqueño.
Tiempo se comunicó con dos integrantes del Consejo de Recuperación Territorial, que busca la restitución a las comunidades originarias parte de las diez mil hectáreas que hoy constituyen una Reserva Nacional Indígena en Miraflores. Enríquez formaba parte de ese organismo. Su cuerpo apareció el pasado miércoles a la vera de un camino rural que une el poblado de Miraflores con el lote 42 donde se sitúan las familias que llevan adelante uno de los procesos de recuperación territorial, en una provincia aún conmovida por el asesinato en Sáenz Peña del niño Ismael Ramírez, en un contexto de fuerte exclusión de las poblaciones indígenas.
“Habíamos decidido acompañar la búsqueda, ya que la policía de Castelli y Miraflores no hacía nada en la búsqueda. Ya llevaba siete días desaparecido y se la pasaban jugando en el monte y riéndose, yo lo vi con mis ojos”, cuenta Ariel Sánchez, miembro del Consejo de Tierra de ese colectivo. Cuando la policía encontró el cuerpo, explica, “hicieron la pericia, lo llevaron a la morgue y no se supo más nada. El jueves fuimos a la comisaría de Miraflores y no había ninguna información. Nos dijeron: ustedes no son abogados, no tienen por qué saber”.
En efecto, aún no hay certezas respecto de los motivos de la muerte del dirigente wichí, cuyos restos fueron trasladados a Juan José Castelli, ciudad cabecera departamental. Las autoridades judiciales explicaron que se les hizo una inspección externa, y se sacaron distintas muestras de tejidos y líquidos para su análisis en laboratorio, cuyos resultados se conocerán en los próximos días. No se accedió al pedido de realizar las pericias en Resistencia.
“Más que sentir, a Silverio lo estamos llevando presente. La familia está destrozada. Su familia con siete hijos y cinco nietos es nuestra preocupación”, dice Ariel.
Se crean, explica Michel, comunicador del Consejo, fuertes vínculos en el proceso de recuperación territorial, durmiendo en el piso en ranchos de nylon y adobe, sin acceso a luz eléctrica ni agua potable, ni acceso a la salud, donde muchos chicos han tenido que dejar de ir a la escuela. “Es una lucha de resistencia de los hermanos por recuperar la tierra por fuera de cualquier interés más que el comunitario, y se hace buscando la revalorización cultural”.
La Comisión de Recuperación Territorial se formó en la zona de Miraflores a principios de año. Reclaman el cumplimiento del artículo 37 de la Constitución provincial de Chaco, que garantiza a pueblos indígenas la propiedad comunitaria inmediata de la tierra que tradicionalmente ocupan y las otorgadas en reserva, que deben ser adjudicadas en calidad de reparación histórica, en forma gratuita, exentas de todo gravamen, como propiedad comunitaria inembargable, imprescriptible, indivisible e intransferible a terceros.
La reserva indígena de Miraflores existe desde 1930, a partir de un decreto por el cual la comunidad cedía 450 hectáreas donde se fundó el pueblo. Con el desarrollo urbano de Miraflores y más tarde durante la última dictadura cívico-militar se fueron vendiendo lotes más allá del territorio delimitado inicialmente. Enríquez vivía en el llamado Lote 63, parte de esas hectáreas que, explica Ariel, “hoy en nuestro tiempo nos dimos cuenta que son tierras que fueron usurpadas“.
No piensa lo mismo el gobierno provincial, que “incluso creó una mesa interministerial para tratar el tema de usurpaciones de tierras, cuando en realidad se trata de recuperaciones. Los usurpadores son los empresarios que hacen negocios con el Estado comprando campos donde hay gente viviendo adentro”, dice Michel.
Trasladado al atarceder del jueves en un patrullero policial desde Castelli a Miraflores, el cuerpo en descomposición de Silverio Enríquez fue devuelto a sus compañeros y familiares en un cajón.
Conocida la noticia, la Federación Nacional Campesina –en conjunto con Corriente Clasista y Combativa y el Movimiento de Naciones y Pueblos Originarios en Lucha- expresó en un comunicado que Silverio vivía “dentro de las 10.000 hectáreas que componen el territorio originario de Miraflores, parte del Impenetrable Chaqueño. Aquí más de 650.000 hectáreas pertenecen a los pueblos originarios qom y wichi actualmente, comunidades enteras nacieron allí y sus ancestros están hace miles de años en la zona. Aquí, en medio de una situación social extrema, miles de compañeros originarios campesinos y urbanos subsisten sólo con planes sociales que han obtenido con permanentes y consecuentes luchas. En un lugar donde se podría crecer y producir toneladas de alimentos para la comunidad, si hubiera una política desde el gobierno nacional y provincial, lo que crecen es el hambre y el desamparo”.
Enríquez era beneficiario de un plan social de la Federación Nacional Campesina, que el gobierno nacional dio de baja porque tenía una moto a su nombre. “En nombre de Silverio, de su familia y de los miles de compañeros originarios, la lucha va a seguir por verdad y justicia, hasta dar vuelta el viento junto a todo el pueblo del Chaco y recuperar nuestros territorios usurpados y nuestras familias puedan vivir dignamente”, concluye el documento.