“¿Cómo es que esto no es un derecho?”, cuenta Celeste Mac Dougall que se preguntaba durante una clase de educación sexual integral un grupo de chicas de alrededor de 14 años.
Corría el año 2018 y el debate acerca del aborto se profundizaba en diferentes ámbitos, especialmente en las escuelas. “Nosotras ya veníamos hablando de aborto en las escuelas, porque antes había ILE (Interrupción Legal del Embarazo), y ahora lo que cambia es la voluntariedad, que no tiene que haber una causa, sino que con su libre decisión puede hacerlo”, expresa Mac Dougall. “Nuestro punto de partida era la perspectiva de derecho y no como una problemática, como está estipulado en los contenidos curriculares al día de hoy”.
Quitar el velo del tabú, de la presunción de delito o de pecado permite que tanto chicas como chicos puedan acceder a la información, por ejemplo, acerca de los métodos y los lugares donde se efectúan.
La urgencia de ESI
En 2018, fueron “las pibas” quienes salieron a la calle, tomaron colegios y exigieron acceder a un contenido que muchos políticos y docentes se niegan a dar, a pesar de que hace ya 15 años, desde 2006, existe el Programa Nacional de Educación Sexual Integral, que establece la obligatoriedad de la enseñanza de la Educación Sexual Integral (ESI) en todo el país, y es en ese marco que debería brindarse información científica a los alumnos.
Ahora, el panorama va más allá de los debates, a partir de la aprobación de la Ley 27.619 de la legalización del aborto es necesario ajustar ante todo lo que sucede con la Educación Sexual Integral en las escuelas.
“En nuestra aula se pensaba primero en la cuestión ética. Después, en qué circunstancia era válido y, luego, venían los relatos autobiográficos muy válidos; antes de 2018 las manifestaciones, sobre todo de las chicas, ocurrían privadamente y las discusiones con postura eran menos radicales. A partir del debate por la ley se tomaron posturas mucho más fuertes a favor y en contra, y los varones que intervenían hablaban menos que las mujeres y tomaban distancia del asunto. Esto también comenzó a cambiar con los chicos, discutir la responsabilidad, de saber cómo cuidarse. Eso disparó el debate por la Educación Sexual Integral”, cuenta Lucía Gandur, docente del nivel medio en el ámbito público en Tucumán, provincia que sigue sin adherir a la ESI.
Como punto de partida tomaban la novela Una delgada línea rosa, de la autora italiana Annalisa Strada. «Es importante tener un texto disparador para poder generar y sobre todo abordar este tipo de temas en el aula», afirma, «porque aparecen muchísimas cuestiones en las discusiones, pasa de todo, pero fundamentalmente como docente trato de propiciar la escucha y el debate».
En el verano de 2020, antes de la aprobación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la Red de Docentes por el Derecho al Aborto realizó una encuesta en la que participaron miles de docentes de todo el país. «Todas y todos contestaron que las trabas más importantes las encontraron en los directivos de escuelas. Es decir, no tanto con los colegas, ni con las familias, ni con los chicos. Esto significa que el problema es claramente político, porque la escuela es completamente jerárquica y los directivos responden a las supervisiones que responden a las áreas que responden a los ministerios. Entonces, el problema es qué política pública se baja en esta pirámide educativa”, analiza Celeste.
Presupuesto urgente
«En las provincias hay compañeras dictando ESI hace 15 años, acá hay ministerios que no tienen sus políticas públicas acordes y hay que exigirlas».
Una de esas políticas es precisamente la formación. «En casi ninguna de las provincias existe en sus profesorados la asignatura ESI. En Ciudad de Buenos Aires sí, en todos los profesorados, como materia formativa. Mientras que en las provincias no existe la ESI como materia especifica en la formación de futuros docentes. Algunos hacen talleres de ESI, pero no como materia. Tiene que haber una reforma en los planes de estudios que incluya esta formación. Es difícil la aplicación si no hay formadores, ya que tampoco hay postítulos; en CABA hay dos y a nivel nacional, ninguno. «
Las chicas dicen
«En las aulas hemos debatido bastante sobre el aborto. Se discutía ante todo la importancia social de que salga la ley ante las causas de muerte materna y violencia patriarcal que imponía la ley vigente, que solo permitía el aborto en casos de extrema enfermedad o violación. En general, los profes estaban a favor de la legalización, y tuvimos charlas y jornadas de concientización con ellos. Fue muy importante como sociedad que esta ley se haya aprobado, y ahora creo que lo más importante es que se cumpla como es debido» Mora.
«Del aborto se hablaba pero no desde la perspectiva de ESI. No estudiándolo como un método o una instancia, sino como una cuestión que sucedía y más como de opinión. Tal vez nosotres hablábamos y preguntábamos a cada profe qué opinaba. Egresé en 2019 y tuve Educación Sexual Integral muy por arriba, hablábamos. Eso fue en una escuela pública. Tuvimos algún taller y no se integró como se debía. Les profesores tenían miradas muy variadas, era como un tema más, no se trataba como algo serio, como debería hablarse» Rochy.
«En 2018 fue un boom, hubo una revolución de emociones también con el feminismo. Había conversaciones entre amigues, teníamos reuniones en el centro de estudiantes, fuimos a pañuelazos y hasta tomamos el colegio. El debate en las aulas estaba todo el tiempo, pero ahí tomamos conciencia de la falta de ESI. En la escuela (voy al Osvaldo Pugliese) también tenemos un empuje de los profes que consideraron importante darnos herramientas. Por más que logramos la ley, hay que seguir luchando por la implementación» Lola.
Los colegios religiosos
En febrero, colegios reunidos en la Federación de Asociaciones Educativas Religiosas de la Argentina anunciaron que no brindarán información acerca del derecho al aborto. En esos establecimientos, el problema también es con sus directivos, que se amparan en el artículo 5 de la Ley 26.150 (contempla que cada comunidad educativa puede adaptar los contenidos de acuerdo a su realidad): lo usan para no aplicar la ESI.