José Alberto Bereciartúa se sabe poderoso y parece no aceptar un “no” como respuesta. Es el secretario general de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) y el interventor de la Obra Social de Empresarios, Profesionales y Monotributistas (OSDEPYM), nombrado por decreto por el presidente Mauricio Macri. En los tribunales porteños tramita una dura acusación en su contra por acoso sexual que podría convertirse en abuso en los próximos días. La supuesta víctima fue su secretaria durante años quien también aseguró haber perdido un bebé en medio de la traumática situación que atravesó. No sería el único caso.
Andrea I. (como Tiempo Argentino llamará a la víctima) comenzó a trabajar en CAME en el 2011 y a mediados de 2014, se convirtió en la secretaria de Bereciartúa. Todo transcurría con normalidad hasta que a fines de ese año empezó a vivir una pesadilla, según consta en la denuncia que quedó radicada en el Juzgado Criminal y Correccional N°3, a cargo del juez Carlos Gorostiaga, y en la fiscalía que conduce Patricio Lugones.
A los cinco meses de su nuevo puesto, Andrea aseguró: “Yo acababa de llegar a mi casa y recibo un llamado de él con una propuesta para que vaya a visitarlo a su departamento para tomarnos unos vinos y conocernos más. Por supuesto me negué. Me dijo que me iba a arrepentir”, cuenta la mujer entre sollozos en un audio al que tuvo acceso este diario.
“Al otro día voy a trabajar y de Recursos Humanos me informan que yo ya no estaba más en el puesto”, continuó la joven, quien estuvo yendo a trabajar una semana más sin tareas fijas. “Después volví a trabajar con él. La verdad que fue incómodo. Pero más incómodo debería ser para él y no para mí, que jamás le di indicios de nada”, agregó.
Los días pasaron y todo se tornó peor. De acuerdo a la versión de la víctima, el hombre le dejaba papeles escritos, la llamaba constantemente y halagaba de manera exagerada su cuerpo y su forma de vestir. “Me llamaba a la oficina y me decía te llamo tantas veces porque me gusta verte venir y como te vas”, contó la chica en el audio.
La joven precisó que todos los días debía acompañar a su jefe en un ascensor privado hasta la cochera, donde le llevaba documentación, entre otros elementos de trabajo. Fue en una de esas ocasiones el peor episodio que atravesó. Según afirmó, en un momento en el que “tenía las dos manos ocupadas con cosas para él. Se acerca para saludarme, me toqueteó, me abrazó, me besó y me tocó las lolas. Me dijo qué buena que estás”, expresó entre lágrimas.
“No fue una vez –añadió-. Fueron varias. Me quedé helada. Petrificada. Sabía que si decía algo perdía mi puesto y como una pelotuda lo dejé pasar. Hasta que un día, obviamente ya no quería ir más al ascensor con él y mandaba a otra persona para que lo haga”.
En junio de 2018, tras años de hostigamiento, Andrea logró quedar embarazada de su pareja. “Le conté que tenía pérdidas y que estaba embarazada. Me dijo que no le servía más como secretaria y me sacó del puesto. Estaba entre 6 y 8 semanas. Fue trágico, porque tenía que hacer reposo y terminé perdiendo el embarazo y mi trabajo. Empecé con asistencia psicológica y luego psiquiátrica”, describió Andrea, quien fue aceptada como querellante en la causa.
“Los funcionarios judiciales entendieron que había elementos de consideración para incorporar a Andrea como querellante en el expediente”, explicó a Tiempo el abogado Andrés Rabinovich, quien comentó que la causa fue iniciada hace unos dos meses y medio para que se investiguen los posibles delitos de coacción y acoso sexual, “pero ahora consideramos que la tipificación puede convertirse en abuso sexual”, aclaró.
En los próximos días la mujer –que cuenta con asistente terapéutica- ampliará su declaración. Según las fuentes, la víctima recibió llamados telefónicos para que levantara la denuncia. Sin embargo, ella continúa con la denuncia “para que no le vuelva a suceder a ninguna chica más”. Es que no se trataría de un caso aislado. Afirman que una mujer realizó un acuerdo privado en sede judicial y que hay otras empleadas que padecen situaciones similares a la de Andrea.