El pronóstico del Servicio Meteorológico Nacional avisa que a partir de mediados de la semana las temperaturas máximas superarán los 30 grados. El sábado empieza el verano y los golpes de calor ya aparecen en el horizonte. Especialistas del Hospital de Clínicas de la UBA difundieron recomendaciones para evitarlos e indicaciones sobre cómo actuar si aparecen los síntomas. Una respuesta a tiempo es clave.
“La rapidez en la intervención puede marcar la diferencia entre una recuperación rápida y complicaciones graves”, alerta el médico José Stringa, del Departamento Medicina Interna del Hospital de Clínicas (MN 137.606). “Los golpes de calor ocurren cuando el cuerpo no puede regular su temperatura, lo que resulta en un incremento peligroso de la misma, a menudo superior a los 40 grados centígrados”, explica. Este aumento en la temperatura corporal puede tener consecuencias fatales si no se actúa con velocidad.
Cómo detectarlos
Los golpes de calor se manifiestan con diversos síntomas: temperatura corporal elevada, cansancio extremo, náuseas, vómitos, confusión y en algunos casos pérdida de conocimiento.
“Los grupos más en riesgo son los ancianos y los pequeños, quienes tienen dificultades para mantener una adecuada hidratación”, resalta Stringa. Y explica que la falta de sensación de sed, especialmente en personas mayores, contribuye a una disminución crítica de líquidos en el organismo, lo que agrava la situación.
“Los dos grupos a los que se debe estar atentos frente a estos primeros calores fuertes son los niños y las personas grandes. Las personas mayores suelen no tener sensación de sed, y pasa lo mismo con los bebés, que además en ocasiones no tienen acceso a hidratarse. También impacta más en pacientes con enfermedades cardiovasculares, diabetes u otras predisponentes”, enumera el especialista. “El resto de las personas habitualmente se sienten mal, tienen mucho calor, pierden líquido y se sienten cansadas. Eso es un paso previo al golpe de calor”, advierte.
Qué hacer cuando sucede
Una vez que aparecen los síntomas y el malestar del golpe de calor en personas jóvenes, la primera sugerencia médica es dar líquidos. No solo agua: “Es recomendable agregar bebidas con sales, o un jugo de fruta y después enfriar el cuerpo”.
En tanto, en el caso de las personas mayores y los bebés, “deben estar en condiciones frescas, con agua suficiente. Si comienzan a transpirar mucho, o están demasiado tranquilos o tienen sed hay que ofrecer líquidos. Y si se quedan dormidos o se desmayan hay que dar aviso al médico y/o activar el Sistema de Salud”.
Para evitar que el golpe de calor se produzca, los profesionales de la salud indican buscar lugares frescos, con espacios verdes, evitar horarios donde el sol es más fuerte y llevar una alimentación e hidratación adecuadas.
Es importante tener presente esta información ante un panorama de intensificación y frecuencia de las olas de calor, que representan un riesgo significativo para la salud, especialmente entre los segmentos más vulnerables de la población, como los niños menores de un año y los adultos mayores de 65.
Pautas preventivas:
• Hidratación frecuente: Ingerir líquidos fríos de manera regular. Se aconseja que los adultos beban al menos 2 litros de agua al día, y que los mayores de edad tomen un vaso de agua cada hora.
• Ambientes frescos: Permanecer en lugares ventilados y evitar las horas pico de calor, de 10 a 17 horas. Cuando se está en la calle, buscar la sombra puede ayudar a disminuir la temperatura corporal.
• Ropa apropiada: Elegir prendas holgadas y ligeras, preferentemente de algodón, y usar sombreros o gorras al exponerse al sol.
• Alimentación: Consumir frutas y verduras que tienen un alto contenido de agua, y evitar comidas pesadas que requieran más energía para la digestión.
• Actividad física controlada: Realizar ejercicio en las horas más frescas del día; temprano por la mañana o al atardecer. Es crucial hidratarse antes, durante y después de la actividad física.
• Adultos mayores y niños: Especial atención debe prestarse a los ancianos y bebés, verificando que tengan acceso constante a líquidos y que se mantengan en condiciones frescas.