Se postergó en febrero y también en abril. Finalmente, arrancó este jueves el juicio oral contra el ex agente de la Policía Metropolitana Ricardo Ayala, acusado del intento de homicidio del joven Lucas Cabello, durante una discusión en un conventillo de La Boca, en 2015. Familiares de víctimas de la represión estatal, organizaciones sociales y organismos de Derechos Humanos acompañaron a Lucas y a su familia con una radio abierta y actividades culturales en la puerta de los tribunales de Lavalle y Talcahuano.
Aquel 9 de noviembre, Lucas, de 20 años, discutió con el policía Ayala que estaba de consigna en un domicilio vecino. Cuando el joven creyó que el altercado había quedado atrás y se disponía a entrar a su casa, el uniformado disparó tres veces a quemarropa, indiferente a la presencia de la hija de Lucas, de apenas dos años. Los plomos en el cuerpo del joven le dejaron secuelas terribles, tanto, que aún se recupera en una silla de ruedas. Ayala, en cambio, llega al juicio caminando en libertad.
De acuerdo al documento publicado por el Colectivo de Medios Populares, “la historia de Lucas es también la historia de un barrio que viene sufriendo las expulsivas políticas públicas del PRO en materia habitacional. Lucas fue baleado por el policía Ayala en la puerta de su casa, un hogar de tránsito donde desde hacía más de una década vivían varias familias reubicadas de un conventillo del IVC (Instituto de Vivienda porteño). Hacinamiento, desalojos e incendios son moneda corriente en La Boca, donde el Gobierno porteño impulsa la especulación y los negocios inmobiliarios a costa de la expulsión de los vecinos y vecinas. La historia de Lucas es también la muestra de la ineficiencia de las políticas públicas para resolver conflictos vecinales. El policía Ayala estaba de consigna en la puerta del edificio por un conflicto del que nada tenía que ver la familia de Lucas. Además, el Estado envió un uniformado que no tenía la capacitación suficiente. Ayala tenía 20 años y sólo seis meses de entrenamiento”.
El ataque contra el joven ocurrió diez días después de que Mauricio Macri ganara la primera vuelta de las elecciones presidenciales anticipando lo que luego sería la “Doctrina Chocobar”, defendida por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich.