El 31 de diciembre, unas horas antes de recibir el año nuevo, 23 trabajadores de Garbarino fueron notificados a través de una serie de telegramas que les llegaron a sus domicilios que quedaban desvinculados de la empresa debido a la medida de fuerza que habían protagonizado el 23 de diciembre último, en pos de reclamos laborales y salariales de vieja data.
“No esperábamos esto de ninguna manera. Nos tomó de sorpresa en unas fechas tan sensibles para todas las familias que vieron empañadas las fiestas”, explicó a Tiempo Érica Salazar, trabajadora de Garbarino en Morón, quien añadió que se trató de “una represalia por parte de la empresa tras hacer uso de nuestro derecho constitucional a razón de 8 meses de incumplimientos laborales y salariales”.
Es que hace unas semanas, trabajadores nucleados en el Sindicato de Empleados de Comercio de Zona Oeste (SEOCA) protagonizaron un cese de tareas y se movilizaron a las puertas de las sucursales de Garbarino de Morón, en Rivadavia al 18300, y en el Plaza Oeste Shopping, para visibilizar el pedido de un bono de fin de año, la regularización del pago en cuotas del salario y retrasos en el aguinaldo y los aportes, tanto en la Obra Social como en las Asignaciones Familiares.
Aquella medida de fuerza se levantó cuando la empresa se comprometió a pagar un bono de 9.000 pesos en tres cuotas de 3.000 pesos; y en resolver, en un corto plazo, las otras cuestiones pendientes. “Tras ese compromiso de Garbarino, que lo logramos gracias al uso de nuestro derecho a reclamar, vinieron estas desvinculaciones carentes de todo argumento”, agregó Salazar, quien es delegada del SEOCA.
De acuerdo a los telegramas emitidos por la empresa, los trabajadores cometieron una “gravísima falta de disciplina” al “abandonar abruptamente su puesto de trabajo, y obstaculizar sin razón ni causa alguna que lo justifique e imputable únicamente a su intención de generar daño”.
En ese mismo marco, Garbarino aduce que se generó “un grave perjuicio económico a la empresa en días de importante afluencia de público y ventas” además de “lesionar la imagen y prestigio de la empresa”.
De los 23 trabajadores echados, 13 pertenecen a la sucursal de Morón, 6 de Gregorio de Laferrere; y 4 de Merlo. “Se trata de los compañeros que participaron de la movilización. Consideramos que este tipo de persecución y medidas antigremiales están fuera de época”, concluyó Salazar.
Esta mañana, los trabajadores respondieron con carta documento la maniobra de la empresa en donde destacaron que “el verdadero espíritu que inspira” las desvinculaciones busca “aleccionar y disciplinarnos para evitar cualquier reclamo que tenga por objeto remover los obstáculos que supongan el mejoramiento de las condiciones de trabajo y el cumplimento a normas de derecho, legales y convencionales”.
En tanto, el mismo 31 de diciembre, el secretario general del SEOCA le pidió a la ministra de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, Mara Ruiz Malec, que interceda en el conflicto. “El ultimo día del año, los despidos fueron el saludo con que la empresa abrazó a sus trabajadores y trabajadoras. Una canallada pocas veces vista”, resumió. Así las cosas, cerca de las 16 de este lunes habrá una conciliación obligatoria donde las partes se verán nuevamente las caras.