Fiorito está de fiesta y desde lejos ya se siente el abrazo de su ídolo, Diego Maradona, tan grande como eterno. Un mural gigante de Diego junto a su nieto, Benjamín Agüero, da la bienvenida a todos los que llegan a celebrar la Navidad maradoniana. Este 30 de octubre, Diego, el mejor de los nuestros, cumpliría 64 años, y la gente se congrega en largas filas alrededor del predio Diego Armando Maradona, en la calle Recondo 1200. Desde temprano, vecinos y visitantes de Lomas de Zamora se acercan para rendirle homenaje, listos para recordar al campeón.
En cada rincón de Villa Fiorito se respira el recuerdo de Diego. Su lugar en el mundo, el barrio que lo vio nacer y crecer, mantiene viva la esencia del hombre que nunca olvidó a los suyos. Con orgullo y sentido de pertenencia, Diego cargó en el pecho ese cariño eterno hacia los humildes, que lo acompañaron siempre. Esa misma gente, que hoy corea su nombre entre lágrimas y emoción, lo recuerda cada 30 de octubre. «¡Diego, Diego!», se escucha en el aire, como un eco que nunca se apagará.
El escenario de la fiesta estuvo decorado con camisetas de barrio, todas con el legendario número 10 en la espalda, como tributo a un verdadero Dios del potrero. Durante la tarde, artistas de todos los géneros desfilaron: La T y la M, Piti Fernández, la Orquesta Sinfónica de Fiorito, el Ballet de Tango «Compases Abiertos», Pachi Blues, Rayo (Big Buda), DJ China, y Soledad Arena, campeona de freestyle, quien dejó a todos asombrados con su habilidad para dominar la redonda.
La familia de Maradona, presente
La familia de Maradona estuvo presente, y cada palabra, cada video en su honor, parecía traerlo de vuelta una y otra vez. Porque Diego no se ha ido; su esencia sigue viva en cada mural, en cada camiseta, en cada verso de una canción. Gianinna Maradona, Benjamín Agüero y Claudia Villafañe compartieron el homenaje recorriendo el predio. «Gracias a la familia de Diego por estar aquí en un día tan especial, compartiendo con el pueblo de Fiorito», destacó el intendente Federico Otermín, quien añadió: «Maradona hizo feliz al pueblo argentino y hoy queremos transmitir sus hazañas a las generaciones venideras».
El festejo también fue marco de un nuevo comienzo: la inauguración de la «Comunidad de D10S en Fiorito«, un Circuito Turístico, Deportivo y Cultural impulsado por el municipio de Lomas de Zamora. Este recorrido histórico revive los pasos de Diego, desde su casa en Azamor 533, su escuela en Campana y Plumerillo, hasta el «Potrero de Dios» en Larrazábal y Chivilcoy, la cancha de tierra donde el mito comenzó a escribirse.
Para completar la jornada, en el predio Diego Armando Maradona se develó una escultura de Diego y se organizó una clínica de fútbol con leyendas campeonas del 86: Sergio Batista, Jorge Burruchaga y el Vasco Olarticoechea. Los chicos jugaron en el potrero donde aprendió Diego, como si en cada pase y cada gambeta resonara un poco de aquel mundial.
Héctor, un vecino de Fiorito, resumió lo que muchos sienten: «Diego salió del barro; Diego es el pibe que soñó; Diego es el pueblo, la alegría, lo más grande. Gracias a él, Fiorito es conocido en el mundo«. Su voz refleja lo que sienten todos los presentes, emocionados de ver cómo el recuerdo de Diego sigue creciendo.
La imagen de Diego ha tomado fuerza en las luchas sociales recientes. Como un emblema aparece en banderas, camisetas y carteles, reflejando una rebelión que sigue viva. Jorge Boio, impulsor de la muestra fotográfica «Un D10S Plebeyo«, lo explica: «Hoy, Diego representa al pueblo, mucho más que cualquier figura política. Lo que en otros tiempos era el Che (Guevara) en las canchas, hoy es Diego; su imagen se alza como un símbolo de protesta y homenaje».
Con la noche, llegó el cierre perfecto: Pity Fernández, vocalista de Las Pastillas del Abuelo, cantó «¿Quién es Dios?», un homenaje que recorre la infancia de Diego en Fiorito y rinde tributo a los héroes de Malvinas, recordando la épica revancha futbolera del 22 de junio de 1986. Aquella proeza frente a Inglaterra, con el gol de la «Mano de Dios» y el «Gol del Siglo», se ha convertido en la leyenda de un país entero, inmortalizado en la memoria colectiva de nuestro país.