Hoy nos convertimos en heroínas, estamos haciendo historia. Sentimos que nos acercamos a un momento largamente esperado, enormemente deseado, incansablemente activado que nos tiene como protagonistas. Este 29 de diciembre se trata en el Senado de la Nación el proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo que ya tiene media sanción de la cámara de Diputados. Es hoy y es ahora que Será Ley.
Se hacen presentes en nuestra memoria imágenes de nosotras mismas en las calles hace un año y medio, en agosto del 2018, de madrugada, con lluvia y frío, agitando, aguantando, suspendidas en el momento de la votación. Es como volver a ese momento, de un final de película. Las pioneras danzando con las piernas cansadas, las pibas abrazadas saltando en el pogo más grande de la historia, muchas de nosotras siendo hijas de unas y madres de las otras, puente entre generaciones de pañuelos verdes. El feminismo impertinente de las jóvenes y adolescentes, el feminismo inesperado de las niñas, el de les pibis, porque un montón de pibes jóvenes encontraron su lugar acompañando y están ahí, el feminismo disruptivo LGBTTTIQ que nos redefine como transfeminismo, el feminismo popular de los barrios donde ponerse un pañuelo verde es un gesto de valentía, de soberanía y de libertad a contramano de la religión.
Nuestra heroína en este lío, es una mujer como Bety Quispe, migrante, pobre, originaria, villera, piquetera, militante, compañera, feminista. Una mujer que en las organizaciones populares construyó redes solidarias por barrios libres de violencia, y que en esa lucha descubrió que Ni una menos es también decir Nunca Más al aborto clandestino. Aborto legal como causa de derechos humanos de las mujeres y personas gestantes, de salud pública y de justicia social. A esa mujer evangelista que debatió con sus propias creencias para ponerse un pañuelo verde al cuello la registra Juan Solanas en la película Que sea ley, dando su testimonio sentido, diciendo que son las más pobres las que quedan dañadas para siempre o mueren.
Una y cada una de tantas que son promotoras de derechos de géneros y diversidades en los territorios, en barrios, pueblos, ciudades, provincias. Protagonistas silenciadas por siglos de patriarcado que nos corrió tanto de los lugares de decisión y de poder que ni siquiera pudimos ser dueñas de nuestros cuerpos. De ese primer plano, de muchos rostros que se suceden, con distintas pieles, con y sin arrugas, que cantan y gritan una misma consigna por Educación Sexual Integral para decidir, Anticonceptivos para no abortar y Aborto Legal para no morir nos reunimos en una panorámica gigantesca con el protagonismo colectivo que hicimos marea.
Las pantallas van a mostrar a senadoras y senadores interviniendo con sus posiciones a favor y en contra. Seguramente registren el rol clave de nuestra vicepresidenta Cristina Fernández conduciendo el debate y en los cabildeos previos. Inolvidable en esta historia la imagen de nuestro presidente Alberto Fernández de corbata verde anunciando la decisión política de impulsar este año el derecho a IVE. Indispensable contar los derroteros de la Campaña por el Aborto Legal Seguro y Gratuito sosteniendo año a año el impulso de la legalización del aborto para que sea ley. Recordar la reivindicación memorable de Pino a nuestra sexualidad y goce. Imposible sobre todo perdernos de vista a todas nosotras, nosotres, en la calle y en todos lados, Ahora que sí nos ven. Que nos miren, que nos oigan, que nos sientan a la hora de votar.
Por nosotras, por las que no están, por las que vienen. Será Ley.