La Fundación Germán Abdala impulsa proyectos, programas y propuestas para la formación política y profesional del colectivo de trabajadores de nuestro país y de la región, contribuyendo al fortalecimiento de los Estados y al desarrollo efectivo de las políticas públicas en áreas estratégicas como: educación, ciencia y tecnología, salud, vivienda, cultura, economía y juventud. La página web de la Fundación Germán Abdala (FGA) recibe a sus visitantes con esta declaración de principios. Más abajo, sobresale una frase de quien fuera el dirigente sindical y político del justicialismo que da nombre a esta ONG: Es preferible intentar un camino autónomo, independiente, propio, que al principio, a lo mejor, es tan doloroso como el otro, pero el final del camino es nuestro; estamos construyendo nuestra nueva sociedad.
La Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires fue el escenario para el primer encuentro propuesto por la FGA, y constituyó el inicio de un ciclo de seminarios y mesas de trabajo y discusión acerca de política educativa para educadores e interesados en la educación, según definieron desde la organización. Se trató del panel La Soberanía Educativa como Proyecto de País: políticas de Inclusión, Calidad y Transformación, que contó con la presencia de la decana de esa casa de estudios, Graciela Morgade; el parlamentario por el Mercosur y exministro de Educación de la Nación, Daniel Filmus; el secretario adjunto UTE, Guillermo Parodi; y el dirigente de Patria Grande, Itai Hagman.
Antes de dirigirse a los presentes y asegurar que uno de de los objetivos de los encuentros es aportar una mirada crítica y propositiva a la situación actual en materia de políticas públicas en educación, Morgade charló con Tiempo y contó: Nos interesa reconstruir un pensamiento y una práctica que nos permita pensar, primero cómo volver al gobierno, y que también nos permita contraponer la investigación, la formación de docentes y la práctica política en la educación para reponerla al servicio de los intereses de las mayorías populares.
La premisa de Morgade surge de un análisis de la realidad: El diagnóstico del que partimos está a la vista: desmantelamiento de los proyectos del Ministerio de Educación, lanzamiento del operativo de evaluación, el Aprender 2016 y la incorporación de una mirada que nuevamente tiende a evaluar, castigar, jerarquizar, distinguir y hacer diferencias para reemplazar a lo que es la política pública de construcción de una universalidad y de un derecho a la educación pleno.
En ese sentido, la decana consideró que es necesario construir conocimiento, aprovechar las redes que tenemos, como la universidad, la militancia política y los sindicatos docentes, y poder identificar los actores y los procesos, en el marco de un debate, para ver cómo nos reorganizamos y cómo organizamos al campo popular para que la educación sea plenamente popular. Para esto, Morgade sostiene que es necesario que el sector docente y otros sectores sociales, como sindicatos, universidades, la comunidad educativa y los movimientos sociales en convergencia con la educación, garanticen una fuerte reacción social a los procesos de desmantelamiento que lleva adelante el actual gobierno nacional. Y concluyó: Tenemos un camino por delante para fortalecer un movimiento pedagógico que se contraponga a este discurso de la competencia y la meritocracia.
El ex senador nacional Daniel Filmus también dialogó con este diario y realizó una vinculación entre los proyectos educativos de los gobiernos y los proyectos de país. No creemos de ninguna manera que pueda haber un proyecto nacional, autónomo o soberano sin un proyecto educativo en el que esté sustentado. Y a la inversa, porque para poder llevar a delante un proyecto educativo que tenga la posibilidad de cumplir los cuatro objetivos básicos que tenemos nosotros para la educación, que son la ciudadanía, la igualdad, el acceso igualitario a un trabajo y la identidad nacional, hace falta tener un proyecto nacional que esté en la misma dirección.
Sin embargo, Filmus consideró que la coyuntura actual no es justamente la que describió: Lo que vemos hoy es un proyecto nacional neoliberal que quiere colocar a la educación en función del mercado y realmente eso nos preocupa enormemente, porque venimos de 12 años de construcción de un plexo normativo nuevo con una ley de educación técnica, una ley de educación nacional, una ley de financiamiento educativo, una ley de educación sexual y una ley de salario docente, que marcan un rumbo que tiene que ser política de Estado y que si se vuelve atrás nos generará dificultades importantes.
Cuando se propuso esta actividad, la Fundación Germán Abdala planteó el deseo de plasmar algunas ideas o líneas de cuestiones en las cuales los educadores tengan que pensar y accionar. Pero ante un gobierno administrador del Estado que desmantela sistemáticamente todo tipo de avance, sostienen, la tarea se vuelve más difícil. En ese sentido, Filmus expresó: Durante mucho tiempo, incluso en épocas de dictaduras, los educadores jugaron un papel contracultural y en los perores momentos del país, desde el punto de vista social, y me refiero a los años 2000, 2001 y 2002, fueron ellos los que pusieron la cara del Estado hasta el último rincón de la Argentina, con un Estado que no los apoyaba. Ante esto, el hombre del Parlasur aseguró que la única institución estatal que quedó en pie, prácticamente, después de la década neoliberal, fue la escuela, porque el Estado desapareció y el educador, más allá de la posición que tenga el gobierno que conduce el Estado en un momento histórico determinado, tiene una responsabilidad y una capacidad de plantear su mirada que en muchos casos tiene que ver con una perspectiva contracultural, contra la cultura dominante del Estado.
Finalmente, Filmus vislumbró que el aula puede ser transformada en un espacio en el cual se recreen los valores de igualdad, libertad, democracia e integración independientemente de que el gobierno que conduce el Estado trabaje en contra y lo justificó al advertir: No creemos que porque cambió el gobierno, cambia el papel del docente, por el contrario, confiamos mucho en la autonomía del docente en cada una de las aulas para seguir llevando adelante el proyecto.
Ya sentado de cara al público, Filmus, que fue ministro de Educación durante la presidencia de Néstor Kirchner, enumeró los ejes que se había propuesto la gestión anterior para la educación, como Memoria, Verdad y Justicia, la visión latinoamericana y la causa Malvinas, y denunció que la actual administración de vaciar los contenidos vinculados a la identidad nacional. Además llamó a combatir el deterioro de las condiciones de trabajo de los docentes.
Luego, el secretario adjunto UTE, Guillermo Parodi, estableció una comparación entre soberanía y la meritocracia, término utilizado recientemente por los referentes del PRO, y aseguró: La soberanía educativa que nosotros proponemos tiene sus bases en lo colectivo, en la sociedad, mientras la meritocracia hace referencia al individuo solo. En ese sentido, Parodi consideró que nos quieren llevar a un país en el que la política estatal no se meta en las escuelas y advirtió que para contrarrestar eso es necesario hacer el esfuerzo para poner en marcha a la escuela emancipadora. También criticó al actual ministro de Educación de la Nación, Esteban Bullrich a quien responsabilizó de que 11.000 niños y niñas se hayan quedado sin vacantes en la Ciudad de Buenos Aires y concluyó: Esto indica claramente cómo piensa este gobierno a la educación.
El último orador fe el dirigente de Patria Grande, Itai Hagman, quien analizó que la teoría neoliberal económica aplicada a la educación es una amenaza a la soberanía educativa porque reproduce la necesidad de aplicar criterios mercantiles a la educación para que esta sea eficiente y pueda ser medida materialmente. Y finalizó: Estamos ante el riesgo de concretar la mercantilización y la privatización de la educación. Esto es una nueva Conquista del Desierto, que se resume en políticas que benefician a pequeños sectores y que van en contra del pueblo.
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