Fernando Farré efectuó su primera declaración desde que se desarrolla el juicio en los tribunales de San Isidro. El imputado pidió perdón a sus hijos. Leyó uneuna carta que les escribió a sus tres hijos el año pasado en la que afirmó que no puede «explicar ni justificar lo que pasó» y expresó: «Perdón, los quiero como siempre y más».
El acusado, quien está siendo juzgado por el brutal femicidio de su esposa, Claudia Schaefer, ocurrido en 2015 en un coutry de Pilar, hizo uso de su derecho a pronunciar las últimas palabras del proceso al finalizar los alegatos de las partes ante el jurado y el juez del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 de San Isidro, Esteban Andrejín. «Las primeras palabras que se me ocurren en este momento son que Dios los bendiga, Shalom y que la paz esté con nosotros», comenzó Farré, de 54 años, sentado en el banquillo frente al jurado y vestido de traje gris y camisa blanca.
Luego de una pequeña introducción, el imputado solicitó permiso del juez para leer una carta que les escribió a sus tres hijos, Nicole, Felipe y Marcos, mientras estaba en la unidad Nº 46 de José León Suárez. Antes de leerlo se victimizo y dijo que los chicos ahora «no tienen padre ni madre».
El crimen ocurrió el 21 de agosto de 2015, cuando Schaefer fue a retirar sus pertenencias de la casa que la pareja alquilaba en el country Martindale, mientras atravesaban un divorcio conflictivo. La mujer lo había denunciado por violencia de género. Sin embargo, cuando ella fue al vestidor a juntar su ropa, fue apuñaló 74 veces con dos cuchillos.
El juicio continuará este martes desde las 9 de la mañana en el Tribunal Criminal Nº 2 de San Isidro. Luego de lo que deliberen los jurados se dictará el veredicto. Farré se tomó unos minutos y leyó la carta que le escribió a sus hijos. es la siguiente:
«Queridos Niki, Feli, Marquis, hace más de ocho meses, el 21 de agosto de 2015 cambió nuestra vida. Clau ya no está entre nosotros, desde entonces que no nos vemos, desde entonces pienso cada día en ustedes.
Sé que Dios los está protegiendo, que están con gente que los quiere y los apoya. Yo estoy acá, detenido en la Unidad Penitenciaria 46 de San Martín, no muy lejos de la Panamericana y del Camino del Buen Ayre. No muy lejos del colegio y de donde ahora viven, aunque hasta ahora no hayamos podido vernos. Cuando quieran y puedan, pueden venir a visitarme o llamarme por teléfono.
Espero estén bien en el colegio, creciendo y aprovechando para ganar conocimientos y formarse junto a sus compañeros. Que estén disfrutando a los primos, los abuelos, las salidas con los amigos.
No puedo explicarles bien cómo me siento. Fue muy fuerte lo que vivimos y son muy fuertes las consecuencias de lo que pasó. Para ser honesto las palabras que mejor resumen lo que siento son: perdón y los quiero. Como siempre y más. Quizás esta sea la única razón por la que vivo y pude seguir adelante, porque sigo siendo su padre, estoy acá.
Obviamente no puedo explicar, ni justificar lo que pasó, cómo llegué a esa situación. Sé que las cosas no estarán bien, pero el desenlace fue totalmente impredecible, me dejó perplejo y me duele. Me duele saber lo que pasaron y lo que están pasando, ya nada será como antes.
Sigo recordando los buenos momentos juntos, los viajes, las vacaciones, las charlas en el auto, andando en bicicleta, los paseos con Pipa (la perra). Dicen que el tiempo va a ayudar a adaptarse a la nueva situación.
Daría mi vida, la cambiaría en un segundo por irme yo y que ustedes estén con su madre creciendo como debería ser. Pero acá estoy y tengo que seguir por ustedes. Me duele seguir viviendo, pero si yo no estoy quizás sería un dolor para ustedes y no se lo merecen.
Quisiera saber cómo están, cuántos centímetros crecieron, si están estudiando, que juego nuevo tienen en la tablet, un millón de cosas. Quisiera pasar tiempo con ustedes y tomarlos de la mano como antes. Nada más lindo que tenerlos de la mano con esas manitos que aún son más chicas que las mías.
Ustedes tienen un futuro, una vida por vivir, disfrútenla cada momento, sigan sus sueños y lo que el corazón les diga. Los quiero.