Los anuncios de la gestión de Rodríguez Larreta en materia educativa quedan soslayados en los hechos cotidianos, pero esa realidad casi siempre es silenciada por el hermetismo mediático. En los últimos meses fueron varias las obras que se vinieron abajo en la Ciudad como consecuencia de la falta de controles.
La Escuela Primaria Común N° 02 Gral. Mariano Acha, ubicada en Roseti 1450 en el barrio de Villa Ortúzar, el último viernes vivió momentos de muchísima tensión. Al edificio concurren chicos y chicas entre 6 y 12 años de edad, es de doble escolaridad y funciona entre las 8:15 y las 16:20. A pocos metros de allí, en Charlone y Heredia, se encuentra el campo de deportes de ese establecimiento educativo, donde, prácticamente todos los días, sus estudiantes realizan educación física, juegan al fútbol, vóley y otras actividades deportivas. Este viernes cerca de las 16 horas, se desmoronó una obra lindante al campo de deportes, que estaba abandonada y en proceso de demolición. Las familias de la comunidad educativa que integran la cooperadora de la escuela, culpan al gobierno porteño y manifestaron que ya habían denunciado los peligros que representaba esta obra para los y las estudiantes, pero que la gestión de Larreta siempre hizo oídos sordos a este reclamo.
“Entre los vecinos nos organizamos, hubo unos que llamaron al SAME, a la policía y a los bomberos, yo personalmente llamé a cinco canales de televisión para que vengan a cubrir esto, no vino nadie”, destaca Oscar, un hombre de 79 años que vive a 50 metros de la obra que se desmoronó. Gritos, corridas y muchísima tensión se vivió durante la jornada en esa zona residencial de Ortúzar que, más allá de haber estudiantes ni trabajadores de la educación justo en ese momento, decenas de vecinos y vecinas caminaban por el lugar. Pasadas las 16 llegaron varias dotaciones de bomberos ante el llamado de quienes viven en casas linderas.
“De casualidad no fue una tragedia porque justo en ese momento no había pibes haciendo deportes”, cuenta a Tiempo Gigi Colabella, vecina de Ortúzar e integrante del movimiento de autoconvocados Somos de Ortúzar. “En este edificio que estaba siendo demolido se encontraba una dependencia del gobierno de la Ciudad que se ocupaba de realizar diferentes ‘acciones sociales’”, agrega Colabella, y remata: “quienes estaban trabajando entre los escombros nos dijeron que encontraron cajas de medicamentos vencidos contra la diabetes que son carísimos entre otros medicamentos”.
La Cooperadora escolar de la Escuela Mariano Acha, lanzó un fuerte comunicado contra las autoridades del ejecutivo porteño: “Responsabilizamos al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y su jefe de gobierno Horacio Rodriguez Larreta. Desde nuestra institución se vienen haciendo reclamos por la obra que linda con el campo de deportes, ya que representa un riesgo para lxs niñxs y docentes que allí concurren”, comienza el documento que fue redactado a las pocas horas de sucedido el hecho. “Estos reclamos fueron desoídos, hasta que en el día de la fecha la obra cedió, dejando a la vista la desidia del gobierno porteño hacia el cuidado de la comunidad educativa y quedando a la vista el sector al que verdaderamente representa, el de la construcción”.
El reclamo de las familias que integran la comunidad educativa y la cooperadora escolar es la suspensión inmediata de la obra “que pone en riesgo a toda la comunidad”.
La Ciudad que se desmorona
A mediados de abril, Tiempo difundió el grave hecho que ocurrió en otra escuela porteña. A horas de que la titular de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña, presentara su libro en La Rural titulado: «El día que ir la escuela fue noticia», donde destaca, entre otros aspectos ocurridos en plena pandemia, su gestión al frente del ministerio; se desmoronó una pared en la Escuela N° 8 D.E. 10. Del barrio de Belgrano. Hecho que solo tuvo repercusión en las redes sociales. Pero la falta de controles de obras no se da solamente en las inmediaciones de edificios escolares. En noviembre de 2021, este medio se hizo eco de un reclamo de vecinas y vecinos que también fue ignorado por el gobierno porteño, en este caso en un comercio del barrio de Palermo. Se trata del desmoronamiento del techo del Cinemark, que se sumó a varias más en esas fechas.
Dos semanas antes, el 29 de octubre, en San Juan al 2000 en pleno centro de San Cristóbal, se desmoronó una obra en construcción que al mismo tiempo produjo la rotura de la instalación de caños y un importante escape de gas. Según la versión oficial de bomberos de la Ciudad y la Guardia de Auxilio porteña, en el incidente no se produjeron víctimas, aunque el hecho ocurrió en hora pico de la tarde. Cuatro días después, ocurrió otro derrumbe producto de un incendio en una de las galerías del barrio de Floresta, situada en la calle Bogotá al 3300. El siniestro se produjo antes de las 7 de la mañana cuando aún no había gente en la zona ni personal en sus puestos de trabajo, hecho que hubiera desatado una verdadera tragedia en pleno funcionamiento.