De apuro, el gobierno porteño debió anunciar la apertura de dos nuevos centros de testeo para los turistas que ingresan y para los residentes que volvieron de pasar el fin de semana largo fuera de la Ciudad de Buenos Aires. También se implementó un sistema de turnos para ordenar la concurrencia a esos lugares. La decisión se tomó luego de los reclamos por las demoras en la atención y porque muchos de los puestos prefijados no atendieron en los horarios anunciados.

Las quejas se centraron en los dos puntos adonde debían concurrir quienes ingresaban en vehículos particulares: el Centro de Convenciones, en el cruce de las avenidas Figueroa Alcorta y Pueyrredón, y el ex edificio de la Cervecería Munich, en la Costanera Sur. Según la agencia Télam, ambos sitios se vieron desbordados e impidieron que quienes pretendían respetar el protocolo exigido pudieran cumplirlo. En las redes sociales abundaron testimonios de que en ambos lugares faltaban insumos para realizar los exámenes de saliva obligatorios y de que cerraron las puertas mucho antes del horario establecido (de 8 a 20). A otros se les entregaron turnos para los próximos días, excediendo la ventana de 24 horas fijada por las propias autoridades locales.

Ante tal desborde, el ministro de Salud local, Fernán Quirós, anunció la apertura de otros dos centros de testeo, uno en la avenida Callao al 500 y otro en Flores Sur (aunque su ubicación no fue precisada). Ambos se sumarán a los otros dos y a los de la terminal Dellepiane, para los pasajeros que lleguen en micro, y del Aeropuerto Ministro Pistarini, de Ezeiza, para los que arriben en avión. Además se habilitó una dirección de Internet (https://turismo.buenosaires.gob.ar/es/RequisitosTuristas) para tramitar el horario de atención.

En su habitual conferencia de prensa para trazar el panorama de la pandemia de coronavirus, Quirós intentó suavizar las críticas. “La palabra colapso no se ajusta a lo que ocurrió, está totalmente fuera de rango. Hubo una demora de entre una y dos horas”, dijo este miércoles. También relativizó el riesgo de que quienes no se realicen la prueba dentro de las 24 horas puedan ser multados, como impone la norma que entró en vigencia esta semana. “Es un servicio que la Ciudad le da a todos sus ciudadanos para que sigamos cuidándonos entre todos. El objetivo no es punitivo, estamos construyendo un camino de cuidado colectivo. Es indistinto desde el punto de vista sanitario si el testeo se lo hacen dentro de las 24 o las 48 horas”, señaló el funcionario.

El protocolo, obligatorio para todos los mayores de 12 años que provengan de más de 150 kilómetros y vayan a permanecer al menos un día en la Ciudad y también para los residentes que regresen luego de 72 horas de ausencia, comprende una declaración jurada y un test de saliva para detectar si el individuo es portador del virus COVID-19. El resultado demora 12 horas: si es negativo, se notifica a la persona mediante un mensaje de texto o correo electrónico; si da positivo, es contactado por personal de Salud para ser instruido sobre las medidas de aislamiento y cuidado necesarios.