Las muertes por Covid-19 de María Rosa Fullone, médica de guardia del Hospital Fernández, y de Carlos Sereday, de 65 años, jefe de cirugía plástica del Hospital del Quemado, reavivó la polémica por el deficiente operativo de vacunación a personal de salud esencial en la Ciudad de Buenos Aires. Ninguno de los dos había sido vacunado.
De acuerdo el Monitor Público de Vacunación, la Ciudad ya recibió 221.225 dosis, de las cuales aplicó 157.800. El total de inoculados con la primera aplicación es de 122.195 personas. 35.605 también recibieron la segunda dosis.
Hay poco más de 63 mil vacunas que la Ciudad tiene y aún no aplicó, un porcentaje similar al del resto de las provincias. La inquietud de los porteños, no sólo de médicos y enfermeros sino de toda la población, es a quiénes se han aplicado las vacunas y quiénes siguen.
Mientras en la Provincia de Buenos Aires se anuncia el inicio de la vacunación a los menores de 60 años, en la Ciudad fue tortuoso el inicio de la vacunación a los mayores de 80, con una página web colapsada. Los docentes, que en todo el país empiezan a inmunizarse con el primer millón de dosis de Sinopharm proveniente de China (aún no aprobada para mayores de 60), también son postergados en la Ciudad. Y tampoco se completa la inoculación del personal esencial de salud.
A contramano de ese déficit, la temprana desaparición del filtro inicial que indicaba que la prioridad en el sector de salud eran sólo quienes se desempeñaban en terapia intensiva o tomaban muestras de Covid-19 (unas 22.600 personas), habilitó que un número no divulgado de psicólogos, psicoanalistas y otros profesionales autónomos, no necesariamente esenciales en la lucha contra el coronavirus, se vacunara en la cancha de River. En paralelo, se desviaron miles de dosis del sistema público a un puñado de empresas de medicina prepaga.
Desde la agrupación ATE Hospitales de la Ciudad, que agrupa a los trabajadores estatales de la salud, se declararon en estado de alerta y movilización “ante la falta de respuesta del ministro de Salud Fernan Quiros con respecto a la vacunación de los trabajadores de la Salud de la Ciudad de Buenos Aires”.
“El 50% no están inmunizados. No hay vacunas, no hay primeras dosis para los trabajadores que hemos puesto el cuerpo en la primera línea de la batalla sanitaria, con elementos de seguridad insuficientes y de mala calidad, con protocolos de trabajo ineficientes y con la pérdida de compañeros invaluables que se ha llevado está pandemia”, dijo Héctor Ortiz, trabajador de los hospitales Durand y Pedro de Elizalde. “Estamos preocupadísimos. No entendemos por qué no terminan primero con los trabajadores esenciales. Esto muestra la improvisación que hay en la Ciudad de Buenos Aires”.
Desde la Asociación de Médicos Municipales se da una cifra menor, pero igualmente crítica en este momento de la pandemia y a dos meses del inicio de la campaña de vacunación: entre el 20 y el 30% del personal de salud porteño aún no fue vacunado.
Quirós viene criticando el criterio poblacional de distribución de vacunas que implementó Nación, aduciendo que en la Ciudad hay un porcentaje mayor de adultos mayores y de personal de salud.
Sin embargo, la vacunación a no esenciales, como ocurrió en River, opaca ese discurso. Y la negativa a vacunar docentes con la Sinopharm, que debería liberar dosis para el personal esencial de salud, tampoco explica el déficit en ese sector. Médicos y enfermeros que, tras un año de lucha contra la pandemia habían tomado vacaciones al inicio de la campaña de vacunación, todavía están esperando ser convocados.
Consultado por este diario, Gabriel Battistella, subsecretario de Atención Primaria, Ambulatoria y Comunitaria de la Ciudad, al jueves faltaban “entre 20 y 30 mil dosis” para finalizar la inmunización del personal de salud.