La justicia excarceló al efectivo de la Policía de la Ciudad, Esteban Armando Ramírez, de 42 años, quien estaba detenido por asesinar el lunes a la mañana de una patada a un hombre que presuntamente estaba armado con un cuchillo en el barrio porteño de San Cristóbal. De todas maneras, el sospechoso seguirá bajo investigación.
Poco antes, fiel a su estilo, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, había sostenido que el oficial inspector «estaba protegiendo a los ciudadanos» de una situación «amenazante y violenta», ya que la víctima, Jorge Martín Gómez, tenía un arma con la que podría haber herido o matado a alguien.
«Creo que hay una acción de terminar con una amenaza y cuando un policía termina con una amenaza está haciendo lo correcto», resumió la funcionaria en declaraciones a radio La Red. Según informó la agencia Télam, la jueza en lo Criminal y Correccional 8, Yamile Susana Bernan, resolvió excarcelar al policía Ramírez bajo caución juratoria por considerar que no existen riegos procesales de que se fugue o entorpezca la investigación. De este modo, la magistrada no coincidió con el dictamen de la fiscal Ana Yacobucci, quien se había opuesto a la excarcelación por entender que al ser policía, el acusado podía justamente entorpecer la investigación.
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Previamente, la defensa del acusado, a cargo del abogado Raúl Alcalde había solicitado la liberación basándose en que el efectivo está imputado de «homicidio preterintencional», un delito excarcelable ya que prevé una pena de entre uno y tres años de prisión y reclusión de hasta seis años.
El artículo 81 del Código Penal, en su inciso b) contempla esa pena a quien «con el propósito de causar un daño en el cuerpo o en la salud, produjere la muerte de alguna persona, cuando el medio empleado no debía razonablemente ocasionar la muerte».
Es que en el caso de Gómez, la autopsia determinó que la causa de muerte fue el traumatismo craneoencefálico que padeció cuando, luego de recibir la patada policial, cayó de espaldas y golpeó su cabeza contra el asfalto, lo que le produjo una fractura en el cráneo.
Ayer, en su indagatoria, el oficial Ramírez reconoció ser el efectivo que las imágenes de una cámara de seguridad que se difundieron públicamente lo muestran pegando una patada a Gómez. «Dijo que sabía que el hombre estaba armado y que su intención fue solo reducirlo», contó a Télam una fuente judicial.
Al expediente se incorporó otra secuencia de video que registró lo ocurrido momentos antes de la patada y a metros de distancia de donde Gómez quedó tendido tras recibir el golpe, cuando impedía el paso de un colectivo 57 y se lo ve empuñando un cuchillo de mango plástico. Tanto ese cuchillo, como un gancho doblado y un destornillador, fueron secuestrados por Gendarmería -fuerza que lleva las actuaciones por haber policías implicados-, como los elementos que tenía en su poder Gómez. El hecho ocurrió el lunes alrededor de las 7.20 en Carlos Calvo al 2600, casi esquina Saavedra, donde Gómez interrumpía el tránsito.
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La situación fue denunciada primero por una pasajera de un colectivo, quien llamó al 911 para alertar que un hombre «drogado» y con un cuchillo» no dejaba proseguir la marcha del transporte y golpeaba la carrocería. Luego, el chofer de la unidad advirtió a una oficial de la Policía de la Ciudad lo que sucedía, por lo que ésta se aproximó al lugar donde el hombre interrumpía el tránsito y amenazaba a automovilistas. Según la versión oficial, la policía le dio la voz de alto, aunque el sospechoso con un arma blanca en la mano avanzó hacia ella, por lo que de inmediato pidió apoyo.
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Según se ve en el video, poco después llegaron al lugar dos policías en motocicleta, quienes se acercaron Gómez -un hombre de gran porte, vestido con un pantalón negro, una remera negra y pulóver rojo- cuando ocultaba sus manos en la espalda. Al ver que no deponía la actitud, uno de los efectivos se le acercó y le lanzó una patada en el pecho: el hombre cayó desvanecido boca arriba sobre el asfalto. Luego de un rato el herido fue trasladado al hospital Ramos Mejía, donde murió poco después, por el golpe recibido en la nuca al caer.