“Nunca viví algo así” se escucha decir en los pasillos universitarios a estudiantes, docentes y no docentes. La ratificación del veto de Milei por parte de la Cámara de Diputados a la ley de financiamiento despertó la indignación de los y las estudiantes. Más de 25 universidades y 60 facultades del país fueron tomadas por el alumnado a partir de la semana pasada y se esperan nuevas acciones e intervenciones para esta. Mientras tanto, el presidente continúa tirando de la soga.

Durante el acto de cambio de nombre del “Centro Cultural Néstor Kirchner” a “Palacio Libertad Centro Cultural Domingo Faustino Sarmiento”, habló del “mito de la universidad pública”, afirmó que la universidad “ha dejado de ser una herramienta de movilidad social para convertirse en un obstáculo para la misma” y mantiene que solo asisten los hijos de la clase media alta y alta. Al respecto, la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ dialogó con los y las estudiantes que habitan día a día las universidades públicas en distintos puntos del país y hoy están en lucha.

Históricamente, la toma de un establecimiento fue la medida de fuerza llevada adelante por estudiantes o trabajadores en defensa de su lugar de trabajo o como forma de reclamo. “Hoy estamos defendiendo la universidad pública y su financiamiento. El movimiento estudiantil está más despierto que nunca. Hay asambleas en prácticamente todas las universidades del país. Vamos a ser la fuerza que tire el plan de este gobierno, estas semanas son claves para profundizar las medidas”, afirma Lucía Coronel, egresada del profesorado en Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Catamarca (UNCA) y becaria del Conicet, a la Agencia. Coronel forma parte de la primera generación de graduados de su familia.

Por su parte, Victoria Sponsillo, estudiante de 21 años de la licenciatura en Sociología de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (UNTDF), plantea a la Agencia: “Invito al presidente a que venga a la UNTDF y charle con los estudiantes porque parece que no pisó una universidad pública en su vida. Los docentes cobran sueldos miseria y a los estudiantes se les hace cada vez más caro y difícil pagar el boleto para llegar a estudiar. Justamente, al revés de lo que él dice, aquí somos trabajadores e hijos de trabajadores los que más nos beneficiamos al tener una universidad pública”.

En ambas instituciones se llevó adelante la toma de los edificios, se dictaron clases públicas y, en la UNCA, se dio un festival en defensa de la educación superior. En la UNTDF, se proyectaron las distintas sesiones del Congreso y se explicó cómo es el tratamiento de las leyes y qué sucedía en caso de un posible veto. “Es importante que los estudiantes entendamos el proceso por el que pasa esta ley y que sepamos qué está en juego”. 

Las burocracias estudiantiles y gremiales están tomando en sus manos el plan de lucha que creemos tan importante para derrotar el plan de Milei y conquistar nuestros reclamos”, pronuncia Coronel, militante de Política Obrera. Y continúa: “Este gobierno quiere destruir todas nuestras conquistas y avanza gracias a la complicidad del Congreso, las centrales sindicales y todo el arco político. La mejor manera de hacerle frente es mediante la organización y la autoconvocatoria”.

Pobres y universitarios

“La verdad incómoda en la Argentina es que la universidad pública nacional no le sirve a nadie más que a los hijos de la clase alta y a los hijos de la clase media alta”, dijo Milei. Los estudiantes saben la realidad que viven día a día.

Así, César Vera, estudiante de la carrera de Relaciones del Trabajo de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), cuenta a la Agencia: “Es mentira que los pobres no llegamos a las universidades. Por ejemplo, yo formo parte de la primera generación de estudiantes secundarios y universitarios de mi familia y el primero en obtener un título intermedio”.

Por su parte, Sponsillo, integrante de la Unión Resistente de Estudiantes Fueguinos (Uref) enfatiza en la necesidad que estas casas de estudio sigan existiendo: “En Tierra del Fuego, terminamos el secundario pensando en qué carreras queremos hacer, en qué provincia la dictan y si uno va a poder sostener los gastos de viaje y hospedaje para bancar el estudio. Tener una universidad acá nos permite a los hijos de personas que no terminaron el primario y secundario por falta de oportunidades, tener un título de pregrado, grado o posgrado y tener una profesión. Eso es, literalmente, la movilidad social”.

Vera agrega: “Todo esto es posible gracias a que una vez Cristina Fernández tomó la decisión de crear nuevas universidades en lugares estratégicos que nos permitió a los más humildes empezar a soñar con un futuro. Con esta frase, Milei demuestra que está completamente disociado de la realidad que viven los argentinos y las argentinas”, detalla.

En el caso de la UNAJ, se realizó una vigilia desde el miércoles pasado hasta este lunes. Además, en la reciente asamblea se decidió que el Concejo Deliberante de Florencio Varela junto con otros de la zona realicen una sesión extraordinaria para rechazar el veto. Asimismo, harán actividades de visibilización, como intervenciones en semáforos y una marcha del silencio este viernes que irá desde la Universidad hasta el Cruce Varela.

*Artículo elaborado por Luciana Mazzini Puga para la Agencia de Noticias de la Universidad de Quilmes (UNQ)