Con el objetivo de elaborar un programa que dé cuenta de las necesidades y del estado de situación de estos sectores en los países de la región, y sentar las bases para una organización latinoamericana de trabajadores se llevará a cabo, hoy este Encuentro Internacional organizado por la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT), la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), la Corriente Federal de los Trabajadores por Argentina, mientras que por Uruguay lo hace la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay (FCPU) y el Plenario Intersindical de Trabajadores-Convención Nacional de Trabajadores (PIT-CNT). Unisol y la Central Única de los trabajadores llegan en representación de Brasil.
La actividad tendrá lugar en el aula HU 402 de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (Santiago del Estero 1029) a partir de las 16. Allí se expondrán las experiencias de las confederaciones participantes y se elaborará un programa conjunto de trabajo para la región.
Sobre el encuentro
En la última década, los trabajadores y trabajadoras de gran parte de América Latina hemos sido protagonistas de procesos políticos que han logrado conquistas fundamentales para nuestros pueblos. A lo largo de estos años, se pudo ver el avance en una mejor distribución de la riqueza, y una gran mejora en las condiciones de vida y de trabajo. Por ejemplo, en Brasil, 29 millones de personas dejaron la pobreza, y la clase media pasó a ocupar el 51% de la población del país. En el caso de Argentina, la tasa de desempleo pasó del 21% en el año 2001, al 6% durante el segundo trimestre de 2015.
Estos procesos también han impulsado, como nunca antes, iniciativas para el sector de los trabajadores autogestionados. En Uruguay, la sanción de la Ley de Cooperativas y la creación del Instituto Nacional del Cooperativismo (INACOOP), ambos del 2008, y más adelante la creación del Fondo para el Desarrollo (FONDES) ha promovido el apoyo a numerosos emprendimientos económicos autogestionados. En Argentina, tras la crisis del 2001, el Estado ha sido un actor fundamental para el crecimiento del sector cooperativo, a través del diseño de políticas públicas. Por ejemplo, la creación de programas sociales como el de Ingreso Social con Trabajo (Argentina Trabaja) logró que se constituyeran miles de cooperativas de trabajo en el país.
Por otro lado, durante la última década asistimos a los mayores niveles de integración y de cooperación que haya vivido nuestra región, gracias a la conformación de organismos tales como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), además de la consolidación de los ya existentes, como el Mercado Común del Sur (MERCOSUR).
Sin embargo, en el último año el panorama ha cambiado radicalmente para los países de Nuestra América. La destitución de gobiernos democráticos, como el de Dilma en Brasil – y anteriormente Celaya en Honduras y Lugo en Paraguay el triunfo electoral de Mauricio Macri en Argentina, sumado a los intentos desestabilizadores en las democracias de Venezuela, Ecuador y Bolivia, trazan el escenario de una nueva etapa, donde la derecha neoliberal ha vuelto a ocupar los espacios de gobierno, y busca revertir todo el proceso de conquistas alcanzadas en los últimos diez años. El objetivo detrás de estas maniobras no es otro que el de condenar a nuestra región a la dependencia y al subdesarrollo, y en definitiva, al hambre de nuestros pueblos.
En el caso de Argentina, a un año de la llegada de Mauricio Macri al gobierno, las consecuencias son devastadoras: la cifra de despidos ya asciende a 200 mil. A su vez, el gobierno avanza con medidas que apuntan hacia mayores niveles de flexibilización y precariedad laboral. Respecto al sector de trabajadores autogestionados, ya se les ha retirado la personería a 6.000 cooperativas. Además, se han incrementado enormemente la cantidad de requisitos y de mecanismos burocráticos para las cooperativas, en un gesto de clara persecución política.
Hacia un programa latinoamericano de los trabajadores
En este marco, las organizaciones sindicales y del cooperativismo de trabajo, consideramos que es necesario generar propuestas ante la avanzada del neoliberalismo en la región, que busquen proteger lo conquistado por los trabajadores en los últimos años. Para eso es necesario construir la unidad de los trabajadores, a escala nacional y latinoamericana.
Entendemos que el avance de la derecha afecta a toda la región. En este sentido, la resistencia y la respuesta a dichos ataques necesariamente deben ser regionales y en conjunto. Consideramos que las luchas colectivas cobran más fuerza que los esfuerzos de cada país por separado. La lucha es una sola.
Para esto, es necesario elaborar un programa que dé cuenta de las necesidades y del estado de situación de cada uno de nuestros sectores en los países de la región, y sentar las bases para una organización latinoamericana de trabajadores, que promueva, difunda, impulse y accione, en pos de la defensa de los derechos conquistados y por la liberación latinoamericana: «Solamente en la unidad encontremos el camino para la definitiva liberación de nuestros pueblos.»