El viernes de la semana pasada, Tiempo realizó un informe sobre la situación por la que atraviesan varios hospitales porteños que, desde hace meses, carecen de ventilación y aire acondicionado en distintos sectores del edificio: salas de internación, guardia, pasillos, como ocurre en los hospitales Durand y Ramos Mejía; y en los quirófanos, como sucede en el Oftalmológico Pedro Lagleyze que, por cada jornada, suspenden alrededor de 25 operaciones quirúrgicas por día. En los días más calurosos, dentro de las salas de operaciones, las temperaturas llegan a los 35 o 40 grados y se hace imposible el trabajo en el lugar. Aseguran que los pacientes se descompensan al igual que algunos médicos y personal de salud, muchos de ellos con mareos mientras realizan las intervenciones quirúrgicas. “Después de la publicación de la nota, enviaron a la empresa tercerizada que trabaja en todos los hospitales. Lo ataron con alambre, emparcharon algunos cables pero no pudieron arreglaron el sistema de aire acondicionado”, cuenta a Tiempo Myriam Murúa, técnica en Cardiología y delegada de ATE en el Hospital Oftalmológico Pedro Lagleyze.
Desde entonces, en ese nosocomio, se llevan suspendidas alrededor de 160 operaciones que estaban programadas entre el 10 y 17 de febrero. “Esta semana vinieron dos veces y arreglaron el ascensor grande donde entran las camillas y las sillas de rueda. Todo esto pasó dos días después que salió la nota, pero con los aires acondicionados no hubo caso, emparcharon pero no andan”, agrega Murúa.
Si bien en menos de 24 horas la temperatura bajó varios grados, las operaciones programadas fueron suspendidas por decisión de los trabajadores y trabajadoras de la salud hasta que se solucione la cuestión de fondo, dado que el aire acondicionado en los quirófanos dejó de funcionar a finales de octubre del año pasado. Las únicas intervenciones quirúrgicas que se realizan son las más urgentes que entran por guardia médica.
“Si bajaba la temperatura como estaba pronosticado, habíamos debatido si por lo menos volvíamos a operar a varias de las intervenciones que estaban programadas. Pero con mis colegas nos pusimos firmes por el hecho de que después vuelven las altas temperaturas y vamos a estar en la misma situación. Por lo que se ve, tienen que cambiar los aires acondicionados porque ya no los pueden arreglar”, reclama la delegada de Lagleyze. “Vamos a seguir manteniendo esta medida hasta que definitivamente el ministro Fernán Quirós solucione el problema”, remata.
La situación del resto de los hospitales porteños
En el Hospital Ramos Mejía, las salas de internación están colmadas de pacientes y con las altas temperatura y la falta de aire acondicionado, pueden empeorar el cuadro de muchos internados. En las salas de clínica médica se encuentran pacientes de complejidad media con problemas respiratorios, neurológicos, infecciones renales y demás. En planta baja, primer y segundo piso hay alrededor de 120 pacientes. Las personas internadas en cirugía, incluso padecen la falta de ventilación natural porque en muchas salas las ventanas están selladas. Durante la semana, Luis Ledesma, Licenciado en Enfermería y delegado de ese hospital, dijo a Tiempo que “en una sala puede haber veinte pacientes que actualmente tienen dos ventiladores que no ventilan nada porque tiran aire caliente. Al ver esto las familias traen sus ventiladores de pie o portátiles, pero tampoco ayuda al estado de nuestros pacientes”, y destacó que ante esta situación, “muchos internados se tienen que bañar más de una vez por día con el agravante de que tenemos muy poco personal de salud”.
En el Durand, además de la falta de funcionamiento del aire acondicionado, varias operaciones quirúrgicas fueron suspendidas por falta de anestesistas y otros profesionales de la salud. “No podemos seguir en estas condiciones, en nuestro hospital no funcionan los aires acondicionados en todas las salas de internación. Los pacientes se descompensan y tampoco podemos ofrecerles siquiera agua fría por falta de dispenser y otros recursos”, explica a Tiempo Héctor Ortiz, Licenciado en enfermería y delegado del Durand. “Imaginen que si una persona que no atraviesa ningún problema de salud sufre la falta de aire acondicionado, cómo la padecen los pacientes recién operados, que están internados y que necesitan estar en condiciones óptimas”, agrega.