“Si no hay presupuesto no hay nada”, debería ser una de las premisas principales que cualquier gobierno, más allá de lo ideológico, debería tener en cuenta a la hora de asumir una gestión gubernamental. Si bien parece una simple consigna, esto determina el éxito o el fracaso de cualquier administración. Desde hace varios meses, Tiempo viene siguiendo de cerca, entre otras temas, la situación sanitaria por la que atraviesan cientos de edificios escolares de la Ciudad. El miércoles de esta semana este medio advertía que ya son más de 100 las escuelas porteñas con presencia de ratas, una situación que comenzó en septiembre del año pasado y que se profundizó las últimas semanas. La lógica indica que, el área de “mantenimiento escolar”, encargada de realizar la desratización e higiene de las escuelas del distrito, tendría que haber ejecutado un importante monto del presupuesto destinado al sector. Lamentablemente no fue así, y en el primer trimestre de este año, el ministerio de Educación de la Ciudad ejecutó apenas el 6,4% del presupuesto total de toda el área

La cifra resulta irracional ante la emergencia sanitaria por la que atraviesan más de 100 escuelas (108 hasta la fecha), dado que del presupuesto asignado al sector de mantenimiento escolar, poco más de 14.918 millones de pesos, la cartera que conduce Soledad Acuña, gastó en los primeros tres meses del 2023 apenas 955 millones de pesos, es decir, el 6,4% del total. De llegar a respetar los mismos montos ejecutados en el resto de los trimestres, la proyección a fin de año señala que ejecutará apenas el 25,6%, o sea, casi el 75% del presupuesto para higiene, limpieza y mantenimiento general de los edificios escolares, será subejecutado.

La presencia de roedores en escuelas de la Ciudad de Buenos Aires comenzó en septiembre pasado con algunas denuncias aisladas, y en pocos meses se transformó en un tema que preocupa a miles de familias de la comunidad educativa. El ministerio que conduce Soledad Acuña, desbordado por las cientos de actas elevadas a las supervisiones escolares, comenzó a enviar gatos a diferentes establecimientos educativos para “solucionar el problema”. Las primeras escuelas que recibieron un felino fueron el Colegio N° 16 Guillermo Rawson; el Liceo 11 Cornelio Saavedra; y el Colegio N° 12 Reconquista. Todos funcionan en la esquina de Av. Triunvirato y Dr. Pedro Ignacio Rivera del barrio de Villa Urquiza. Y la semana pasada, la cartera educativa envió otro gato a la Escuela Museo de Bellas Artes Nº1 D.E. 12 «Gral. Justo José de Urquiza», donde la directora exigió el retiro inmediato del animal.

Hasta la fecha, según el mapa de la rata, elaborado por la legisladora porteña del Frente de Todos, Laura Velasco, son 108 las instituciones educativas que denunciaron la presencia de ratas, que se encuentran en 17 de los 21 distritos escolares.

ratas

Una fuente del gobierno porteño, al ser consultada por este medio sobre el tema, adujo que “las plagas son consecuencia de todas las obras que lleva adelante la Ciudad”. Pero al repreguntar sobre cuál es la solución a este conflicto sanitario, dijo que “las empresas encargadas de desratizar edificios escolares, son la única solución”.

Otras áreas con baja ejecución en el primer trimestre

Un informe realizado por el despacho de la diputada porteña del Frente de Todos, Maru Bielli, advirtió sobre otras áreas donde el ejecutivo local ejecutó baja cantidades de dinero en estos primeros tres meses del año. Los programas vinculados a educación digital, conectividad en las escuelas, programación y robótica tuvieron un recorte de 43 millones. “Esto se suma a un recorte ya existente, hace dos años que no se le entrega a los estudiantes su computadora del plan Sarmiento” afirmó Bielli.

Dentro de Gestión Estatal, la modalidad de educación técnica perdió 206 millones, el área de educación especial 53 millones y el área de jóvenes y adultos 14 millones.

Por su parte, la subsecretaría de carrera docente, que se ocupa de gestionar, entre otras cuestiones, el sistema de cobertura de los cargos docentes en todos sus niveles en una Ciudad con emergencia docente, perdió 58 millones de pesos.

Por último, el programa de extensión y capacitación que trabaja con ESI, consumos problemáticos, vínculos saludables, educación y memoria, apoyo escolar y proyectos de terminalidad educativa tuvo un recorte de más de 12 millones de pesos.