Fernando Krichmar es uno de los documentalistas que hoy está al frente de esta lucha. El conflicto y las denuncias de vaciamiento por parte del gobierno comenzaron en abril y se reavivaron en estas últimas semanas luego de que se conociera la resolución 942/17.
Entre la marcha y la asamblea, el realizador habló con Tiempo Argentino y manifestó su preocupación no sólo por lo que sucede en este ámbito si no también en la situación general del país.
El 80 o el 90 por ciento del cine, como estas cuatro películas que están compitiendo en San Sebastián y que han tenido un enorme éxito en las taquillas están siendo atacadas, dijo. Acá no importa ni el prestigio ni tampoco la utilidad porque los documentales tienen una vida últil mucho más largo inclusive que el resto de las películas porque después de tener su exhibición en los cines pueden quedar en bibliotecas, archivos, universidades, centros de investigación, o internet.
Una de las principales preocupaciones, además de la resolución está la situación interna del medio, es que aún no se haya llamado formalmente a los demás miembros del medio audivisual atentando de ese modo contra la ley del cine.
Muchas veces nos han convocado a los estudiantes en la Enerc, a los directores de cines en nuestras asociaciones, a los productores, anotan y anotan pero no tenemos respuestas. Tanto que todavía no está designado el consejo asesor que según la ley es el órgano de co gobierno del INCAA y está integrado por un miembro de cada región en la asamblea federal, (otro órgano de co gobierno); dos directores, dos productores, un actor y un técnico. Es decir que son once personas que supervisan el presupuesto y la marcha del plan de fomento y sobre todo los comités de selección de proyectos, que en el caso del documental son elegidos democráticamente por las seis asociaciones que hay, explicó el director.
-¿Cómo queda la situación del documentalismo en este contexto?
-Por ahora apuntan a la ficción. El documental se hace con el 5% del fondo de fomento hace la mitad de las películas de este país. Económicamente no es un enemigo, sí lo es a nivel de contenido porque abarca desde la lucha de las mujeres, la historia del anarquismo, las cuestiones de género, los procesos de lucha popular, los pueblos originarios y este gobierno no está muy interesado en que se hable de todo esto. Ellos quieren que cuando esté el problema mapuche no quiere que se vean ni se hablan de 20 de documentales de los 800 que se realizaron en estos años. Ellos prefieren Lanata diciendo que los mapuches son de la Isis o que son guerrilleros y hay gente que está dispuesta a comer de eso. El cine documental está justamente para combatir eso para que vos puedas tener una información audiovisual cierta, seria, verdadera, profunda con diversidad de miradas de puntos de vista y de opiniones que realmente le haga honor a la historia del documentalismo de este país que tiene a gente como Fernando Birri o Raimundo Gleyzer que dieron la vida. El documentalismo argentino tiene raíces muy profundas en nuestro pueblo y en ese de que esté hoy subvencionado por el INCAA es porque se hizo una lucha en 2007, lo impusimos con pelea en la calle.
-¿Qué postura tienen ante la denuncia que se presentó el domingo 24 en el programa de Luis Majul?
-Es vergonzoso que hablen del documentalismo como cine K y mucho más que lo haga un mercenario como Luis Majul, un tipo que vive de la pauta oficial, de una plata que sí sale de todos nosotros, que tiene una página web que no ve nadie y por el que cobra miles y miles de mangos nuestros. Lo que hacemos los documentalistas no es un cine K, es un cine crítico, diverso, que da trabajo a un montón de gente y lo hace con un fondo genuino generado por la propia actividad. Hay que estar bien atentos a de no comerse las mentiras de los que viven del macrismo y del Estado: los Lanata, los Majul, los Fantino, todo mienten. Lombardi, miente. Es un mentiroso profesional porque conoce la legislación y sigue repitiendo eso de cuántos hospitales o escuelas se harían con la plata del INCAA. Tenemos que tener muy claro que es un ente autárquico.
-¿Qué hay detrás de todo esto?
-Simplemente, quieren un país que sea supermercado del mundo, que sólo produzca soja que sólo produzca minerales extractivos y unas pocas cosas industriales manejadas por unas pocas familias en una industria concentrada y un gran pueblo miserable que no tenga historia, que no tenga su mirada sobre el mundo que no tenga nada de eso. Eliminar la cultura audiovisual, eliminar el cine primero de ficción luego el cine documental que para nosotros es como el álbum de fotos del pueblo argentino, es como quemarle los recuerdos a una familia. Es un acto criminal lo que hace esta gente dirigida por Ralph Haiek, quien además, no tienen nada que ver con el cine.