La Congregación para la Doctrina de la Fe, conducida por el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, junto al papa Francisco, acaba de autorizar que personas gays y trans sean padrinos y testigos de bodas y bautismos celebrados en la Iglesia Católica.
La noticia llegó a través de una carta con respuestas canónicas al obispo de San Amaro, Brasil, monseñor José Negri, en la cual el organismo doctrinario del Vaticano se mostró a favor de que las diversidades puedan ser padrinos y testigos de bautismos y matrimonios. Del mismo modo, autorizaron el bautismo de hijos de padres homosexuales o trans.
La decisión llega a partir del Sínodo que, durante octubre, reunió a 364 miembros religiosos y laicos para discutir sobre el futuro de la Iglesia. Si bien la participación de minorías sexuales o de género nunca estuvo expresamente prohibida en este tipo de ceremonias, la carta del Papa termina de despejar cualquier duda o rechazo por parte de los sectores más conservadores.
La carta en cuestión, fechada el 31 de octubre, fue firmada por el papa Francisco y el cardenal Fernández, y argumenta que «un transexual -que también se haya sometido a tratamiento hormonal y cirugía de reasignación de sexo- puede recibir el bautismo, en las mismas condiciones que un hombre«.
«En el caso de niños o adolescentes con problemas de naturaleza transexual, si están bien preparados y dispuestos, pueden recibir el Bautismo». Asimismo, sostuvieron que «la Iglesia debe siempre llamar a vivir plenamente todas las implicaciones del bautismo recibido, que siempre deben ser comprendidas y desplegadas dentro de todo el itinerario de la iniciación cristiana». La carta firmada por el Papa expresó: «Ni siquiera las puertas de los Sacramentos deben cerrarse por ningún motivo».
«En determinadas condiciones, puede ser admitido como padrino o madrina un transexual adulto que también se haya sometido a un tratamiento hormonal y a una operación quirúrgica. Sin embargo, dado que esta tarea no constituye un derecho, la prudencia pastoral exige que no se permita si existe peligro de escándalo, de legitimación indebida o desorientación en el ámbito educativo de la comunidad eclesial», aclararon.