Julieta Antúnez Ríos tiene 40 años y sale todos los días a las 6 de la mañana a trabajar. Llega al Hospital Italiano de Mendoza, le toman la temperatura, se calza el ambo, el barbijo quirúrgico, y se mantiene a distancia de todo el resto del personal, incluso de pacientes.
Vive sola, no ve a su familia desde hace un mes y medio y es, además, la primera enfermera trans recibida en Mendoza hace ya 13 años.
Su trabajo esencial en medio de la cuarentena social preventiva y obligatoria es casi un hallazgo. El 90% de las personas travestis y trans no tiene acceso a un trabajo formal y suele vivir de la prostitución. “Somos muy pocas las que pudimos sortear el destino inexorable que tiene la mayoría de nuestras compañeras, y todavía despertamos asombro en la sociedad. Sería mejor dar la posibilidad como sociedad para que las compañeras muestren que tienen capacidades como cualquier otra persona y que no sirven sólo para estar de noche paradas en una ruta sufriendo vejámenes y violencias”.
Julieta cuenta que para recibirse de enfermera tuvo que “disfrazarse” de varón y que tuvo que abandonar la idea de hacer la carrera de Medicina en la UNCuyo porque un artículo del código de faltas mendocino condenaba a las personas trans. Relata que antes de poder blanquear su identidad autopercibida en el trabajo fue elegida primero como “delegado” gremial. Y que una vez que obtuvo los fueros gremiales se tomó licencia, se puso las prótesis y volvió para exigir que la llamen por su nombre verdadero.
“Era hora de ponerle el cuerpo, no podíamos seguir escondiéndonos, estoy hablando del año 2010, cuando estábamos con la lucha y la visibilización del matrimonio igualitario para que luego saliera la Ley de Identidad de Género”.
Hace un año, con un grupo de compañeros y compañeras, crearon el Sindicato de la Sanidad en Mendoza, del que Julieta es su secretaria de Género e Igualdad de Oportunidades. También milita en el PJ mendocino, donde es vicepresidenta de la Junta de Disciplina. En marzo de este año, junto a la Liga LGBTIQ+ de las Provincias, fue parte de la presentación en Diputados del proyecto de ley de cupo laboral travesti trans Lohana Berkins. “Apunta a un cambio sociolaboral, porque en tendemos que las compañeras no tienen educación, no tienen trabajo, no tienen salud, no tienen acceso a la vivienda y su perspectiva de vida hoy es de 36 años”. A diferencia de otros proyectos, que buscan el 1% de cupo laboral, en este apuntan al 1,5%.
“Hacia el interior de las provincias, las dependencias nacionales disminuyen muchísimo, entonces el 1% en algunos lugares es media persona trans. Las políticas públicas tienen que de jar de ser pensadas y ejecutadas sólo desde Buenos Aires”.
Y hace una reflexión más acerca de las estadísticas oficiales sobre los contagios de Covid-19 en la Argentina. “Podemos saber cuántos varones, cuántas mujeres y cuánto personal sanitario tenemos infectados, cuántos son adultos mayores, cuántos son jóvenes. Ahora, ¿sabemos cuá ntas personas trans tenemos infectadas?”.
Conductora de TV
Diana Zurco es la primera conductora trans de un noticiero de la TV Pública. Empezó poco antes de que se desatara la pandemia. Fue, además, la primera locutora trans recibida en el ISER en 2014 y hace cinco años trabaja en Radio Ciudad. Ser comunicadora es un sueño que empezó a gestar desde pequeña, cuando jugaba con sus hermanos grabando casetes. Hoy es una de las trabajadoras esenciales que viaja desde su casa en Hurlingham. “Todos los días hago patria, como digo yo: tren, colectivo y subte, de ida y de vuelta”.
Desde chiquita, en el colegio de curas al que asistía, aunque tenía el aspecto de un varón, las cargadas y los agravios que padeció la hicieron tambalear más de una vez. “Me pasaron de cerca situaciones muy tremendas. No sé de dónde vino la fuerza, agradezco siempre haber tenido las oportunidades que otras compañeras no”.
“Siempre digo que es un lugar de privilegio en el que estoy, no sólo a nivel profesional, sino también a nivel social. Significa muchísimo mi rol de conductora, y además del noticiero central de la TV Pública que sale a todo el país. Soy consciente de la significancia que tiene que te vea tal vez una chica o un chico que hoy está atravesando un momento difícil, porque necesita autopercibirse, o porque a lo mejor está padeciendo bullying, o porque quiere abandonar los estudios. Tal vez la presencia puede interpelar a la reflexión, no sólo para ellos y ellas sino también para la sociedad, para empezar a pulir ese estigma de catalogar a las personas trans sólo en un lugar, el de la prostitución”.
Agradece mucho el trato que recibió al llegar a la TV Pública, cuando sus directivos le dijeron que la habían convocado por su trabajo y su trayectoria. “Hoy trabajo a la par de colegas periodistas, mi nombre, mi figura o mi imagen no está solamente en una nota de color o en la sección policial de un diario, como nos han visibilizado durante tantos años a las personas trans, sobre todo a las mujeres trans”.
Para Diana, pese a que la televisión es diversa, “siempre tuvo una deuda con el colectivo trans”. “¿Por qué hoy es novedad que yo sea conductora de un noticiero? Eso quiere decir que faltamos y que necesitamos estar en más lugares”.
Según Diana, la sociedad está aprendiendo que la cultura patriarcal nos ha moldeado en base a estereotipos. “Incluso nosotras. Crecimos con el estereotipo de que si me percibía chica trans, tenía que ser la chica trans que se hacía las lolas. Cuántas compañeras se han inyectado silicona industrial que compran en la ferretería, muchas han muerto por eso. Todo con la idea de ser aceptadas por la sociedad. Hay muchas compañeras trans que están sobreviviendo como pueden, porque han sido expulsadas de sus familias, de sus provincias, de sus pueblos, desde chiquitas”.
Hace unas semanas, durante una entrevista en el noticiero que conduce, pudo manifestarle al presidente Alberto Fernández su inquietud respecto de las trans que estaban sufriendo desalojos. “Tuvo una gran repercusión, lloré al día siguiente cuando supe que se pudo frenar el desalojo en un hotel en Once luego de mi pregunta”. «
Solidaridad travesti
La pandemia les ha quitado su fuente de ingresos: el trabajo sexual. Pero igualmente se organizan para seguir entregando merienda y cena a unos 170 chicos de entre 2 y 17 años de barrios humildes de San Juan, en el departamento de Rivadavia. Son 26 chicas trans que hace unos años crearon el merendero y comedor Infancias Felices. “Todo surge hace como tres años, cuando un Día del Niño quisimos homenajear a los chicos con algo. Hicimos una chocolatada y nos encantó. Ahí empezamos a hacer merendero, y formamos una asociación que se llama Luchemos entre Todes. Les damos de comer a muchos chicos en situación de calle.Con la pandemia se sumaron algunos abuelos, hay mucha pobreza”, cuenta Ana Paula O’Connell, dueña de la casa donde funciona el merendero. El trabajo suelen hacerlo con plata de su propio bolsillo, pero con la cuarentena eso se cortó. “Recibimos donaciones de vecinos, de algunas organizaciones, pero el Municipio no nos da nada”. Para colaborar, comunicarse al +54 9 264 671 7675.
Motomensajería transfeminista
Mar Senson trabaja haciendo mensajería y fletes desde hace diez años. Se autopercibe como no binarie y es une de les trabajadores que organizaron una red de Motomensajería Transfeminista, que mantiene el trabajo en tiempos de cuarentena. “El grupo se armó a partir de la caravana de motos que se hizo en octubre pasado para ir al Encuentro de La Plata. No somos sólo de Capital, hay compas de Zona Sur, de Zona Oeste, Zona Norte, Ezeiza y La Plata”, cuenta Mar. Y relata que es el modo compañero que encontraron de ganarse el mango sin caer en las aplicaciones de grandes corporaciones que precarizan a sus trabajadores. “E n la ca l le está muy hostil todo, lo que es una herida lo sufrís más porque lo sufrís soli, en la lejanía, y después está siempre el abuso policial, que es peor con la gente en situación de calle. Lo mismo con las disidencias. Porque nosotres para ellos somos la monstreada”. Para trámites, paquetería, mandados y delivery, comunicarse al +54 9 11 2283 2402.
El rol del Estado
El Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad incluyó a 3536 personas de este colectivo en el programa Potenciar Trabajo; 2835 recibieron refuerzos alimentarios en distintas provincias del país en articulación con organizaciones sociales y gobiernos locales, mientras que se asistió a 223 travestis trans para la regularización de sus trámites migratorios. También se abordaron 120 casos de intentos de desalojo de personas LGBT+ que atraviesan, además, situaciones de violencia, amenazas o estafas.