La Ciudad pretende vender la ex sede gubernamental, en Bolívar 1, frente a Plaza de Mayo, y el vecino edificio donde funcionó el diario La Prensa, para convertirlos en un hotel de lujo. La noticia generó la inquietud de expertos patrimonialistas, con un fundamento principal: se trata de Monumentos Históricos Nacionales (MHN). Ya fueron ofrecidos en Londres y Francia, con la justificación de que con los millones obtenidos se financiarán obras en la ex cárcel de Caseros y el complejo teatral San Martín, que ya tienen presupuestos asignados.
El valor que estima la Ciudad para el inmueble de Bolívar 1, donde hasta 2015 tuvo su oficina el jefe de Gobierno y donde hoy funcionan oficinas de Hacienda, que se mudarían al sur, es de 30,7 millones de dólares es. Otros 20 millones de dólares es la cotización del edificio de La Prensa, sede del Ministerio de Cultura. Ambos son Áreas de Protección Histórica (APH) Nivel 1, el grado de protección mayor que estipula el Código de Planeamiento Urbano.
La iniciativa, oficializada en un documento al que accedió Tiempo, se presentó en marzo en el MIPIM 2018, la feria mundial del sector desarrollador que se realiza en Cannes. No es la primera vez que Cambiemos ofrece en el extranjero vender algo que está prohibido por ley. Dos meses atrás, en la Feria Mundial de Minería en Toronto, Canadá, el Ministerio de Energía promocionó el proyecto minero Suyai en el cordón montañoso de Esquel, lo que despertó la indignación de los vecinos chubutenses: la Ley 5001 prohíbe esa actividad extractiva en la provincia, a partir de la histórica oposición que encabezó la comunidad esquelina en 2003.
La idea es entregar la ex Jefatura de Gobierno a un privado para que desarrolle un complejo hotelero. Según deja asentado el gobierno en el pdf, si venden les quedarían 44,3 millones de dólares, parte de los cuales se destinarían a la remodelación del Centro Cultural San Martín, que de hecho ya debía estar terminada en 2015, por un costo de 72 millones de pesos.
Es una justificación habitual de la gestión Larreta: vender patrimonio público para destinar lo recaudado a obras. En 2016, la venta del Tiro Federal, en Núñez, redundaría en la construcción de un Parque de la Innovación, con grandes desarrollos inmobiliarios torres frente a Libertador. Ese predio también se ofreció en Francia. Lo obtenido serviría para urbanizar las villas 31 y 31 Bis, y para inversión en Educación y Salud. Áreas que ya cuentan con presupuestos vigentes dictaminados por ley, aunque incumplidos y subejecutados.
Sobre la entrega de Bolívar 1 y su reconversión en un hotel de 120 0 130 habitaciones, el documento destaca la «revalorización patrimonial», el «impacto urbano en la zona y mayor movimiento nocturno», y el hecho de «contar con uno de los hoteles de mayor lujo en América Latina». Menciona una eventual subasta o licitación, pero deja asentado que la prioridad es que el hotel lo lleve adelante Corinthia, una «desarrolladora y operadora de hoteles de lujo basada en Malta». Ponen como ejemplos sus proyectos en el Budapest Gran Hotel Royal y el Hotel Corinthia de Londres. La iniciativa no descarta otorgar beneficios impositivos a quien compre el sitio histórico.
El propio documento informa que posibles inversores se reunieron a fines de 2017 con funcionarios de la Dirección General de Interpretación Urbanística y el Ente de Turismo porteño. No hay mención alguna de una cita con la Comisión Nacional de Monumentos.
«No hemos tratado el tema porque no nos llegó el proyecto a la Comisión», asegura a Tiempo su presidenta, Teresa Anchorena, aunque admitió que ya están trabajando sobre la catalogación de estos edificios, especialmente el de La Prensa: «Les señalamos los lugares con colores rojo, amarillo y verde. El rojo no se puede tocar. Por ejemplo, el Salón Dorado, el frente y el patio son color rojo». Más allá del destino, público o privado, para Anchorena «lo importante es que el edificio se mantenga bien. Quizás se hace un hotel y es muy bueno. Seguirá siendo monumento histórico más allá de quién lo tenga. Y para concretar la venta, la Comisión tiene que dar el ok».
Para la especialista Sonia Berjman, que renunció a la CNM hace un par de meses, lo que se está llevando a cabo con el patrimonio público es un crimen: «La Comisión de Monumentos está actuando de modo criminal, sin hacer cumplir las leyes ni actuando de acuerdo a su función, que es preservar el patrimonio cultural. En Bolívar 1 funcionó la principal institución política y administrativa de la Ciudad. Vender ese edificio y el de La Prensa significaría incumplir las leyes y no respetar ni la historia ni la memoria de la comunidad. Es como si se mudaran de la Casa Rosada y en tres años la vendieran para poner un hotel».
La casa de un esclavista y el «portaviandas»
Hasta 2015, el palacio de Bolívar 1 fue la sede de la Jefatura de Gobierno, hoy mudada a Parque Patricios. En ese solar estuvo la casa del francés Pedro Duval, traficante de esclavos, luego cedida al general San Martín, y que más tarde se convirtió en el edificio llamado Altos de Riglos. Tras la apertura de la Avenida de Mayo, el 30 de noviembre de 1890 se empezó a erigir la intendencia municipal, según un proyecto del arquitecto Juan Antonio Buschiazzo que al cabo fue más austero de lo pensado. El Palacio de cinco pisos se inauguró en 1893. Un portaviandas de fiambreras superpuestas, lo describió el diario El Tiempo.
De Australia al Autódromo y de ahí a Cannes
Ezequiel Rebruj (foto) es el funcionario que se menciona como el responsable de los ofrecimientos de estos sitios patrimoniales, y que el documento oficial identifica como el «contacto general». Es el director general de Proyectos de Articulación Público-Privada de la Subsecretaría de Desarrollo Económico del Ministerio de Modernización, Innovación y Tecnología de la Ciudad. Treintañero, con un máster en Finanzas y Economía Internacional en la Universidad de Queensland, trabajó dos años en el Bank of Queensland, en Brisbane, Australia, y en 2015 llegó al gobierno porteño como asesor de la Jefatura de Gabinete. En 2016, como director general de Gestión de Inversiones de Modernización, fue quien propuso «revalorizar» el Autódromo, encubriendo una privatización, con un fideicomiso por 30 años para empresas vinculadas al automovilismo.
El Buenos Aires Design, otra oferta
Las ofertas en Europa también incluyeron el Buenos Aires Design, lindero al Centro Cultural Recoleta, que hace años está envuelto en una polémica licitación. Lo maneja Emprendimientos Recoleta S A, de la familia Elsztain, de IRSA. Hasta el año pasado pagó por el Design un canon irrisorio de 46 mil pesos. La administración Larreta se lo subió a $ 397.500, fácilmente amortizables si se tiene en cuenta que la firma usufructúa casi 70 locales comerciales, dos centros de convenciones y 140 cocheras. La concesión vencía en 2013, pero en 2010 la gestión de Mauricio Macri la prorrogó por cinco años sin licitación ni debate en la Legislatura. Vence en noviembre de este año, por eso ahora Ciudad plantea constituir un «derecho real de superficie» para un inversor extranjero, a través de una subasta pública. El proyecto propone construir hasta 39 metros en altura. «