Cuando en octubre de 2015 se supo que el macrismo le quitaba al Tiro Federal el uso del predio de 16 hectáreas sobre la Avenida del Libertador, sobrevoló la sospecha de un nuevo negocio inmobiliario en puerta. La gestión de Horacio Rodríguez Larreta adujo que la Ciudad iba a recuperar espacio público y anunció la creación de un Parque de la Innovación; sin embargo, todos los pasos dados fueron en favor del sector privado, con un concepto de «innovación» que se traduce en facilidades para que se instalen allí, a muy bajo costo y sin control estatal, empresas amigas del gobierno.
El terreno quedó dividido en tres polígonos: la zona A, sobre Libertador, que se habilitó para construir torres en altura; la B, que seguirá en usufructo del Tiro Federal; y la C, donde se ubicará el Parque de la Innovación.
Hasta hoy, la subasta de la zona A es la más cara de la historia porteña: el fideicomiso Buenos Aires Landmark adquirió el predio por 151,5 millones de dólares, para construir torres de lujo y oficinas. Pagó U$S 1000 el metro cuadrado, y podrá venderlo a U$S 6000. La firma pertenece a Gerardo Werthein, presidente del Comité Olímpico Argentino. Durante su gestión, apoyó la iniciativa de mudar a Villa Soldati el Cenard, que se ubica justamente al lado del ex Tiro Federal. Al Instituto Superior de Educación Física «Romero Brest», a metros del Cenard, también quieren trasladarlo.
¿El objetivo es crear en esas tierras públicas un corredor inmobiliario? «Es muy probable. Desde la ley original hasta el nuevo reperfilamiento de los terrenos de Tiro Federal que aprobaron días atrás, todo parece señalar que sí», responde Julián Besio, integrante de la organización Proyectar Ciudad, que elaboró un informe sobre cómo será el Parque de la Innovación del macrismo, titulado «Negocios poco innovadores».
Como en otras entregas de tierra pública, la administración larretista justificó la venta de hectáreas a Werthein (a quien le permitió abonar en cuatro cuotas) diciendo que el 20% de lo recaudado irá a la urbanización de la Villa 31. Pero el presupuesto 2019 para la urbanización ($ 5528 millones) supera ampliamente al 20% de lo que la Ciudad ganará de la venta de esa parcela del ex Tiro Federal. Así, el monto terminaría «liberado» para otros recursos, a criterio discrecional del Ejecutivo.
El 80% restante de la venta del Polígono A financiará el Parque de la Innovación, donde como «espacios verdes» se contemplan las plazoletas de los edificios lujosos y el puente que unirá el Parque con la autopista Lugones. Más del 80% de la superficie construible será para el sector privado, y ni siquiera tendrá que ser para innovación: 112 mil m2 se rematarán para la construcción de viviendas y oficinas.
Si bien han adherido con firma de convenios la UBA y la UTN, sus roles serán subsidiarios. El Plan Maestro no especifica un perfil de actividades innovadoras, pero remarca que habrá una facultad privada de Diseño, otra privada de Ingeniería, una institución de salud, una firma de coworking, una residencia universitaria y una «empresa innovadora», remitiendo a una «clase creativa» con el perfil de estudiante o investigador privado moderno, emprendedor, rodeado de sectores de lujo, «aunque las empresas y universidades privadas ni siquiera tienen requisitos de instalar laboratorios o departamentos de investigación y desarrollo», subraya el informe.
De acuerdo a lo aprobado días atrás, la «gobernanza» estará a cargo de un Ente Público No Estatal Parque de la Innovación (EPI), no contemplado en la ley original (la 5558), cuyo director ejecutivo podrá ser un representante privado, y donde el Ejecutivo porteño tendrá minoría representativa (cuatro miembros sobre nueve; habrá otros cuatro de privados y uno de las universidades).
Para la legisladora Laura Marrone (FIT), el Parque será «la gran isla de incubadoras y de aceleradoras de empresas que entregarían las creaciones de jóvenes científicos y desarrolladores de tecnología, precarizados, a los llamados inversores de estas usinas, como Globant, Mercado Libre y Accenture. Los jóvenes científicos y desarrolladores de tecnologías trabajarán como emprendedores, sin salario ni protección laboral. Es una ‘uberización’ de la innovación».
La idea de negocio sobrevuela el Parque: las empresas podrán subalquilar, y a último momento se agregó la incorporación de asociaciones civiles a título gratuito u oneroso. Actualmente la Ciudad carece de agencia científica ni tiene definido un perfil productivo, y fueron desmanteladas las áreas de Desarrollo Productivo y Trabajo, además del ataque a la ciencia y al Conicet que llevó a cabo el macrismo a nivel nacional.
Habrá un Parque de la Innovación, entonces, sin un lineamiento político de cómo debe ser la política innovadora porteña. Para Besio, «no hay un perfil de actividades para desarrollar en el parque, ni requisitos de inversión por parte del gobierno porteño. Bajo el pretexto de la innovación, el objetivo real es vender tierra pública a empresas privadas».«
Una ley para venderEn vistas a profundizar la política de entrega de tierras públicas, la gestión de Horacio Rodríguez Larreta aceleró en la Legislatura porteña un proyecto de ley que modifica el proceso de venta de inmuebles pertenecientes a la Ciudad.
La nueva norma, que el oficialismo busca aprobar antes de fin de año con votos propios, permite que el comprador ya no tenga que abonar todo al contado en un pago (incluso se le avalará otorgar inmuebles por canje) y que el mecanimo no deba regirse bajo control legislativo, como sucede en la actualidad. Ahora será cada repartición pública la encargada de manejar la venta de cada predio. Otra polémica es que podrá no revelarse la identidad del comprador.