Héctor “Peca” González no puede creer lo rápido que pasó todo. Hace tres años tenía trabajo y aún vivía bajo un mismo techo con su familia. El 17 de noviembre de 2021 todo cambió: Lucas, de 17 años, el mayor de sus tres hijos, iba a entrenar a Barracas Central en su auto junto a tres amigos cuando fue interceptado por el vehículo sin identificación en el que iban tres policías de la Brigada de la Comuna 4. Los agentes abrieron fuego y el futbolista recibió un balazo en la cabeza y agonizó varias horas hasta que murió. El viernes, la justicia condenó al último de los policías acusados y el padre del futbolista se prepara para esta nueva etapa.

El Peca charla con Tiempo sobre cómo atravesó el proceso judicial y los desafíos que tiene por delante: desde sus intenciones de volver a estar con Cintia, la madre de sus hijos, de quien se distanció después del crimen de Lucas; como de la creación de una Fundación que lleve el nombre del joven asesinado. 

Foto: Nacho Sánchez / Télam

“Parece que fue ayer y a la vez pasó tanto tiempo, ¿no? Una triste historia… Un camino muy difícil de recorrer, sobre todo por ante quién estábamos, aunque eso no nos hizo bajar los brazos; al contrario, fuimos hacia adelante y a lucharla, lucharla como podíamos, para llegar a la verdad”, analiza el hombre, después de mostrarse agradecido con el periodismo «por acompañar y difundir lo que pasó desde el primer momento». 

Este viernes, el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N° 29 condenó a cinco años de prisión al oficial de la Policía de la Ciudad, Facundo “Cachorro” Torres, por considerarlo culpable de los delitos de “encubrimiento agravado por la condición de funcionario público y por ser el delito precedente especialmente grave”, ademas de “falsedad ideológica” todo en “un contexto de violencia institucional”. Se trata del agente que plantó una pistola de utilería en el auto en el que iban las víctimas, con el fin de justificar la balacera. 

Unos meses antes, habían sido condenados a prisión perpetua tres policías, considerados coautores del homicidio agravado; mientras que otros seis efectivos recibieron penas de entre cuatro y ocho años por diversos delitos. “Esa sentencia nos dejó tranquilos, porque primero y principal íbamos por los tres asesinos que mataron a Lucas y nos arruinaron la vida, nos mataron en vida. Eso produjo la separación de mi familia, que ya no tengo. Tengo, pero no tengo”, resume.

Héctor destaca que en el primer fallo los jueces puntualizaron que los policías porteños actuaron por “odio racial”. “Logramos agravantes nuevos en Argentina vinculados con la violencia institucional. La sentencia fue histórica y sentó jurisprudencia”, describe, y añade: “Le costó la vida a mi hijo y podrían haber sido cuatro vidas, pero estamos tranquilos de que como padre, con la lucha que dimos junto a la familia, amigos y al periodismo, que nos dieron fuerza para que salgamos adelante y podamos obtener esta justicia”.

Además, el padre de Lucas le agradeció al ministro de seguridad de la Ciudad, Waldo Wolff, con quien mantuvieron un encuentro y exoneró a los policías condenados en una primera instancia. En tanto, tras esta segunda sentencia, los jueces Juan Ramos Padilla, Guillermo Friele y Sergio Paduczak enviaron un oficio al gobierno porteño para que informe en un plazo de 10 días qué decisión adoptará con el fin de reconocer a los tres amigos que iban con Lucas, Niven Huanca Garnica, Julián Alejandro Salas y Joaquín Zuñiga Gómez, y sus padres y madres, por considerarlos víctimas de violencia institucional.

Foto: Pepe Mateos / Télam

«No lo puedo perdonar»

Al momento de decir sus últimas palabras en el juicio, Torres pidió perdón a los deudos. “Dijo algo leído… No no me provocó nada, no me llegó y no me va a llegar porque yo sé que siguió mintiendo hasta el último momento. Que lo perdone Dios, yo no lo puedo perdonar”, reconoce el padre de Lucas. “Él dice que el asesino de Lucas le pidió ir a la comisaría a buscar cinta perimetral y entonces lo lleva en su moto. Pero es inadmisible. Hicieron todas las cosas al revés y dejaron agonizar a un chico de 17 años”, agrega. 

Decidido a seguir adelante, Héctor asegura que busca reunificar a su familia y tiene puestas todas sus expectativas en la creación en Florencio Varela de la Fundación Asociación Civil, Social y Deportiva Lucas González, que está pronta a tener la personería jurídica. “Consiste en un comedor para los chicos, en donde además de dar un plato de comida, se pueda contener desde lo humano, lo social, para que los chicos tengan lo que necesitan mínimamente, un calzado, ropa, comida, y puedan crecer fuertes y sanos y así tener un futuro y cumplan un sueño, como el que le arrebataron a Lucas”, completa.