Los primeros datos llegaron desde Europa, que desde el inicio de la pandemia muestra postales que anticipan lo que luego sucede de este lado del mundo. El Instituto Nacional de Estadísticas y Estudios Económicos de Francia publicó que en enero de este año, nueve meses después de que el país entrara en su primer confinamiento, las cifras preliminares de 53.900 nacimientos representan un 13% menos respecto de enero de 2020. Es España, de los 30 mil nacimientos al mes habituales, en diciembre de 2020 se bajó a 23.226: un 20,4% menos que un año antes. En Italia, hubo alrededor de 400 mil nacimientos en 2020, frente a los 420 mil de 2019, en paralelo con 647 mil muertes: la brecha más grande entre ambos indicadores desde el brote de gripe española en 1918. Los datos aún son materia de análisis y los nacimientos de bebés concebidos en pandemia están ocurriendo este año, pero especialistas ya advierten sobre el impacto que tendrá la pandemia a nivel demográfico. También en la Argentina.

“La pandemia tiene efecto sobre la mortalidad, sobre la natalidad y lo tendrá sobre otras variables demográficas, como las migraciones. Todas las hipótesis de modificación poblacional deberán ser revisadas”, sostiene Enrique Peláez, vicedirector del doctorado en Demografía de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). “Todavía no hay datos certeros para estudiar el impacto en la fecundidad, porque los nacimientos que van a ocurrir este año son los que se engendraron en 2020”, aclara, y señala que de acuerdo a los primeros datos de Córdoba, “se ve una caída de casi el 10% con respecto a 2019”.

“Había especulaciones de que estando más en la casa habría más relaciones sexuales, pero sabemos que hay una prevalencia de anticonceptivos y la mayoría son embarazos planificados. Entonces, en el contexto de incertidumbre, es de esperar que haya una caída, pero sin establecer aún la magnitud”, considera Peláez. En relación con la situación en el mundo, advierte que “los datos de Brasil son impactantes. Que las defunciones superen a los nacimientos se esperaba para dentro de 25 años”.

Mario Sebastiani, obstetra del Hospital Italiano y autor del libro ¿Por qué tenemos hijos?, da cuenta de una fuerte baja en los nacimientos en esa institución en tiempos pandémicos: “En nuestra maternidad, el número de partos es un 30% inferior a dos años atrás. Lo mismo me cuentan colegas de hospitales públicos y clínicas del sector de las prepagas”.

Al analizar los motivos, considera que “el miedo a la pandemia como enfermedad prima sobre las causas, pero también el miedo económico y laboral”. De acuerdo con su vínculo con pacientes, indica que “hay una postergación (de la búsqueda del embarazo) y una mayor adherencia a los métodos anticonceptivos”. Según datos del Observatorio de la Confederación Farmacéutica Argentina, de hecho, “comparadas las dispensas de 2020 con 2019, se evidencia un aumento del 0,5%” en la venta de anticonceptivos.

La incertidumbre en torno a la pandemia llevó a muchas familias a reconsiderar los planes de búsqueda de embarazo. “Me daba pánico quedar embarazada, porque tuve dos cesáreas y sí o sí necesitaría acompañamiento médico. No podría tener un parto con el policía en la parte de atrás del taxi si llegara a haber una urgencia. Mi principal factor mental era cómo atravesar el parto en pandemia en una situación en la que pudiera haber una emergencia”, cuenta Carla, de 39 años, profesional y mamá de dos nenas de seis y siete años. Sus ganas de un tercer bebé se vieron atravesadas por el contexto: “Con este escenario medio apocalíptico, la verdad, me preguntaba para qué traer otra persona al mundo. Tengo dos hijas que no pueden ir al colegio, no pueden ver a otros niños, no sé cómo va a ser en el futuro”. Después del pico de la primera ola, el temor de Carla empezó a menguar. Hasta que llegó la segunda ola.

A Natalia, de 29 años, le pasó algo similar: “Lo primero que nos frenó era lo desconocido, no sabíamos qué impacto podría tener en mí ni en el bebé”. Tras postergar la decisión durante la primera etapa de la pandemia, ella y su pareja decidieron encarar la búsqueda de un embarazo cuando comenzaron a bajar los contagios. El bebé nacerá en julio: “Y ahora sí que tenemos toda la angustia de cómo será el parto, de los riesgos, cómo serán los protocolos, si va a poder estar mi esposo”.

Para el demógrafo Leandro González, del Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (CIECS) y la UNC, “la tendencia de Argentina en la década es que hay una disminución de la cantidad de nacimientos a partir de 2014. Desde 2015, el promedio de hijos por mujer cae rápidamente. No es raro pensar ahora en un descenso de la fecundidad”. En ese sentido, sostiene que la pandemia “podría reforzar estas tendencias: que las clases más bajas no necesariamente van a bajar su fecundidad, pues el aislamiento puede haber dificultado su acceso a la anticoncepción, al revés de las clases medias y altas, que  pueden concentrar su trabajo en la casa y, si entran en crisis económica, lo piensan más de una vez. Creo que la pandemia va a reforzar estos patrones de reproducción atravesados por las clases sociales”.  «Datos en proceso y subregistro

Además de tratarse de un fenómeno en curso y cuyos datos aún están siendo procesados, la información sobre nacimientos en el marco de la pandemia de coronavirus en la Argentina también está atravesada por el subregistro, en muchos casos debido a las propias medidas de confinamiento. “La actividad registral no era esencial, el registro no podía abrir, por eso en marzo de 2020 hubo solo 50 nacimientos inscriptos” en la Provincia de Buenos Aires, según explicaron desde el área de Registro Civil.

En la Ciudad, la maternidad pública más grande –la Sardá– no registró variaciones en la tasa de nacimientos, pero “todas las panzas las redireccionan a la Sardá de los demás hospitales públicos de la Ciudad. Al ser monovalente y específico, derivan acá para no exponer a las embarazadas”, contaron desde ese establecimiento.