Para los que lo conocen, saben que decir que El gato y la caja es un proyecto online de divulgación científica es valorarlo en menos de lo que vale. En apenas tres años, el proyecto ha alcanzado metas mucho más ambiciosas. Por ejemplo, de ser una cuenta en Twitter pasó a tener su propio espacio de investigación en el que proponen y generan nuevos conocimientos, y esto agitando a un público que en su mayoría es joven y no está necesariamente ligado a la ciencia.

En un momento político en que el mundo de la investigación científica enfrenta el duro desafío del desfinanciamiento y del menosprecio de ciertos sectores, El gato y la caja –encabezado por Facundo Álvarez Heduan, Juan Manuel Garrido y Pablo González– muestra no sólo la necesidad de una gran cantidad de gente que busca y aprecia la mirada científica cuando esta logra dar explicaciones claras, y además accesibles y divertidas, sobre diferentes aspectos de la vida cotidiana, sino que también evidencia el fervor de muchos científicos por dar a conocer sus trabajos a comunidades más amplias que las de sus propias disciplinas.

“Qué cosa hermosa cuando los datos cuentan una historia”

Uno de los últimos artículos de esta plataforma, escrito por Pablo González, gira en torno a si hubo una operación en Twitter contra Conicet, y como es la costumbre de este sitio lo hace sobre datos duros. En este caso, los toma de la investigación de Analía Celeste Luis y Yamila Abbas que recopilaron e hicieron un primer análisis sobre una muestra realizada sobre el total de tuits vinculados a este tema entre el 10 y el 21 de diciembre.

El resultado revelaba que 52% de los tuits que mencionan la palabra Conicet están a favor de la institución y un 48 en contra.

Además de la polarización, este primer análisis muestra que el grupo que apoya a los investigadores del Conicet produjo una mayor cantidad de tuits individuales y es bastante más heterogéneo ideológicamente (no son solo kirchneristas) en tanto que los “pro recorte” se mostraban más oficialistas y antikirchneristas y son mayormente retuiteos de ciertas fuentes centrales, es decir que esos tuits estaban organizados a partir de la repetición de los de algunos “líderes de opinión”.

Otra información muy descriptiva que muestra la sistematización de tuits es que mientras el grupo “anti Conicet” utilizaba términos descalificadores y enjuiciadores, los del grupo anti recorte tendían a ser más argumentativos y a dar datos concretos sobre el estado de la investigación en Argentina. Un detalle curioso que muestra el análisis es que el grupo pro recorte centró principalmente sus ataques sobre las investigaciones de Sociología de la Cultura.

Más datos interesantes que se relevan y analizan en el artículo “Jugada preparada” muestran que la mayoría de los tuis en contra del Conicet provinieron de fuentes que se identificaban con caricaturas, fotos de bancos de datos, entre otros (exceptuando al operador periodístico Gabriel Brasesco), mientras que del lado anti recorte “los usuarios con mayor volumen de menciones y retweets en esta red fueron referentes académicos, investigadores y algunos portales digitales”.

Si bien, sabiamente, el artículo advierte que la información y el análisis debe ser usado “con la cautela de quien presenta un (trabajo) preliminar y asumiendo buena voluntad y capacidad de refinar cada una de las estimaciones”, también previene sobre que Twitter “como soporte y medio no es ajeno a la posibilidad de ser analizado, entendido, expuesto y tal vez hasta manipulado”.

El artículo completo se puede leer aquí.

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