A las frases hay que dotarlas de sentido en la práctica. Una de ellas es la clásica «donde hay una necesidad, hay un derecho». En Salud, el axioma se vuelve fundamental, por las urgencias que se deben atender todo el tiempo. El Garrahan materializó ese postulado con un tema tan delicado como poco abordado: los bebés y el VIH.
Para contrarrestar la poca atención que el sector farmacéutico le destina, por no considerarlo «rentable», el área de Farmacia del Hospital acaba de producir medicamentos en base a formulaciones magistrales destinados a recién nacidos de hasta 30 días con VIH o expuestos a la patología, que lo requieren en distintos puntos de la Argentina, para los cuales no existen especialidades medicinales producidas por los laboratorios.
Según informaron, el Garrahan trabajó en la producción de 600 cápsulas de Nevirapina de 12 mg y de Abacavir jarabe, ambos antirretrovirales para uso hospitalario en bebés y pacientes pediátricos. El primero ya está siendo distribuido por la dirección de respuesta al VIH, ITS, Hepatitis Virales y Tuberculosis del Ministerio de Salud de la Nación de acuerdo a las necesidades de las provincias.
“Es una muy buena noticia que desde el Garrahan tengamos la posibilidad de cubrir una necesidad de pacientes de distintos puntos del país que de otra manera no podrían acceder a la medicación adecuada –plantea Gabriela Bauer, presidenta del Consejo de Administración del hospital–. Es una iniciativa que demuestra la relevancia de la producción pública de medicamentos y la articulación de los distintos actores del sistema público de salud”.
El reciente desarrollo busca dar respuesta a las necesidades particulares de una población vulnerable específica para lo que no hay soluciones farmacéuticas producidas por los laboratorios. Se lo conoce como terapéuticas huérfanas. Así lo explica Fabián Buontempo, responsable del desarrollo y la elaboración de los medicamento: “Las empresas farmacéuticas se rigen por las reglas del mercado y asignan recursos limitados a productos rentables. Dado que estas normas de por sí no son suficientes para crear una demanda en la producción de medicamentos pediátricos, hay una necesidad de que estas poblaciones vulnerables tengan acceso a formas farmacéuticas que se adecúen a sus distintas edades y patologías”.
“Esta terapéutica huérfana requiere de formas farmacéuticas que no se producen en laboratorios de especialidades medicinales y tienen que ser cubiertas en farmacias hospitalarias mediante la preparación extemporánea de distintos activos farmacéuticos”, agrega el especialista.
La importancia de la producción pública
La producción de drogas para la prevención y el tratamiento del VIH en niños, niñas y adolescentes presenta desde hace años una crisis de producción que implica que no todos los medicamentos que se usan para adultos estén disponibles para estos grupos de edad, por lo que su adquisición a través de canales comerciales habituales es muy limitada.
“Tanto de Abacavir en su formulación de jarabe monodroga como de Nevirapina dispersable, si bien tienen indicaciones muy específicas hoy en Argentina, continúa siendo necesaria su disponibilidad. La producción pública de medicamentos en formulaciones pediátricas es sin duda una respuesta a ese requerimiento de acceso a tratamiento”, apunta la directora de Respuesta al VIH, ITS, Hepatitis Virales y Tuberculosis de la cartera sanitaria, Mariana Ceriotto.
El proceso de producción de estos medicamentos magistrales o ensayos farmacotécnicos consta de tres pasos: la búsqueda de bibliografía, estudios de compatibilidad de excipientes entre sí y con el principio activo (que fue donado por el laboratorio Richmond); y las pruebas en laboratorio.
“Primero se trabajó en el desarrollo del Abacavir jarabe que está en la fase de estudio de estabilidad por las características del activo y la forma farmacéutica, pero ya se puede usar. Luego avanzamos en la Nevirapina en cápsulas de 12 mg, que se hicieron individualizadas para pacientes de Neonatología”, describe Buontempo.
Y completa: “El concepto de que los niños no son adultos pequeños implica considerar las características propias de este grupo etario para dar respuesta a este vacío en la terapéutica medicamentosa mediante la búsqueda permanente de distintas soluciones que contribuyan al tratamiento de la población pediátrica”.