El jueves durante la séptima jornada de exposición por la ley de interrupción voluntaria del aborto una de las expositoras fue Florencia Trinidad, conocida como Flor de la V quien en primera persona habló de la muerte de su madre en su aborto clandestino.
Desde que aparecí en el ambiente (artístico) hablé de la falta que me hizo mi madre. Yo tuve la desagracia de perderla a los dos años de edad y siempre que me hicieron notas yo hablaba de cuándo la necesité, de cuánto la extrañé y de cuánto sentí la necesidad de tenerla conmigo siempre, comenzó diciendo la conductora y actriz.
Florencia no supo hasta su adolescencia cómo había muerto su madre. A ella le habían dicho que fue de una enfermedad, hasta que una tía le contó la verdad. Recién de adulta pudo hablar del tema con su papá. En ese momento era chica y no me atreví a preguntarle a mi padre, no supe cómo manejar esa información porque lo único que sabía de este tema es que era algo prohibido y no se podía hablar, expresó.
Al tiempo y gracias a la ayuda de su terapeuta, Florencia logró hablar con su papá quien le confirmó lo que ya sabía. Murió desangrada, le dijo.
De chica traté de asimilarlo, una enfermedad, pero una muerte que se pudo haber evitado Un día una tarde, nos dejó a mí y a mi hermano para no volver. Y murió de la peor manera que puede morir un ser humano: desangrada, continúo.
Firme y contundente, Florencia Trinidad se dirigió a los expositores de esa jornada y a los diputados. Yo los miro a la cara porque escuché tantas cosas en este debate… Primero quiero decir que acá no estamos discutiendo desde que cuándo hay vida. Acá estamos discutiendo otra cosa: el aborto es una decisión privada de cada ser humano, no es una decisión pública expresó la conductora.
El Estado en lugar de castigar a las mujeres debería brindarles lugares seguros y aptos quirúrgicamente para que no muera ni una mujer más, dijo De la V.
Nunca pensé que iba a contar esta historia, que iba a hablar de mi madre. Cuando entré al jardín, cuando eran los actos escolares, cuando estaba esperando la merienda, cuando nacieron mis hijos, cuando me casé, la busqué y no hay un día en mi vida que no la llore, relató.
Desde que yo me enteré estuve buscando la cara del femicida que mató a mi mamá, buscando tratando de imaginarme y hoy sé quién fue. El femicida de mi madre fue el Estado, en sus manos está la responsabilidad, si quieren tenerlas llena de sangre, si quieren seguir cargando con la muerte de millones de argentinas que mueren diariamente por abortos clandestinos porque son muchas, muchísimas. Entonces, de qué lado quieren estar. Yo, les digo hoy, Sabina Báez, presente porque no quiero que la muerte de mi madre sea en vano, finalizó emocionada Florencia.
Exposición completa de Florencia Trinidad
Quizá mucho no me conocen como Florencia Trinidad, me conocen como Florencia de la V, yo les voy a contar mi historia, los que no me conocen o nunca supieron de mí, desde que aparecí en este ambiente hablé de la falta que me hizo mi madre. Yo tuve la desagracia de perderla a los dos años de edad y siempre que me hicieron notas yo hablaba de cuándo la necesité, de cuánto la extrañé y de cuánto sentí la necesidad de tenerla conmigo siempre.
Me crié creyendo que mi madre había muerto de una enfermedad, a los 14 años una de sus hermanas me dijo tu mamá no murió de una enfermedad, tu mamá murió por un aborto ilegal, murió desangrada. En ese momento era chica y no me atreví a preguntarle a mi padre, no supe cómo manejar esa información porque lo único que sabía de ese tema es que era algo prohibido y de que no se podía hablar. Al tiempo en una sesión de terapia hablando con mi terapeuta, salió este tema y me preguntó si no era hora de que le pregunte a mi padre. Esa noche de lluvia lo llamé y le pregunté de qué murió mamá y me dijo De un aborto clandestino. Murió desangrada.
De chica traté de asimilarlo, una enfermedad, pero una muerte que se pudo haber evitado. Yo tenía dos años de edad y mi hermano cuatro y quedamos solos, desamparados en la vida, éramos lo que más amaba, ella lo hizo obligada. Mi mamá se llamó Sabina Báez vino muy chica de Misiones con todas las ilusiones de estudiar, de formarse de formar una familia, de formar una casa que puede tener una chica del interior, conoció a mi padre muy joven, enseguida juntaron nació hermano y enseguida a mí, no teníamos donde vivir y todos le decían que eran jóvenes, que éramos muy chicos que no se iban a llenar de hijos. Un día una tarde, nos dejó a mí y a mi hermano para no volver. Y murió de la peor manera que puede morir un ser humano: desangrada.
Yo los miro a la cara, pero escuché tantas cosas en este debate, primero quiero decir que acá no estamos discutiendo desde que cuándo hay vida, y si hay vida o desde donde, no. Acá estamos discutiendo otra cosa. El aborto es una decisión privada de cada ser humano, no es una decisión pública.
Estamos hablando de despenalizar o legalizar una práctica quirúrgica que depende del Estado porque hay una ley que lo prohíbe. El Estado en lugar de castigar a las mujeres debería brindarles lugares seguros y aptos quirúrgicamente para que no muera ni una mujer más.
Nunca pensé que iba a contar esta historia, que iba a hablar de mi madre. Cuando entré al jardín, cuando eran los actos escolares, cuando estaba esperando la merienda, cuando nacieron mis hijos, cuando me casé, la busqué y no hay un día en mi vida que no la llore.
Desde que yo me enteré estuve buscando la cara del femicida que mató a mi mamá, buscando tratando de imaginarme y hoy sé quién fue. El femicida de mi madre fue el Estado, en sus manos está la responsabilidad, si quieren tenerla llena de sangre, si quieren seguir cargando con la muerte de millones de argentinas que mueren diariamente por aborto clandestino, muchísimas, son muchas. Entonces, de qué lado quieren estar. Yo, les digo hoy, Sabina Báez, presente porque no quiero que la muerte de mi madre sea en vano.