Desde sus inicios, este medio dio un lugar preponderante a las diferentes problemáticas educativas que acaecen en la Ciudad de Buenos Aires, situaciones totalmente invisibilizadas por el resto de los medios de comunicación. A partir del 2016, Tiempo se comprometió a vislumbrar con datos y cifras ocultas por el ejecutivo porteño, el problema estructural de la falta de vacantes en la educación pública. Como siempre estuvieron presentes la voz de los colectivos de familias que, hasta hoy, siguen luchando por el acceso al sistema público educativo. Cada año, miles de madres y padres al inscribir a sus hijos en el sistema de inscripción on line, chocan con una realidad que hasta ese momento les era ajena: sus solicitudes de vacantes pasaban a formar parte de una lista de espera por falta de escuelas.
En 2017, obligada por una orden judicial de Elena Liberatori, tras la demanda presentada por el ex legislador Patricio Del Corro; Soledad Acuña arrojó los primeros (y únicos) datos oficiales sobre la carencia educativa: más de 11 mil pibes y pibas sin vacantes entre todos los niveles. Alrededor del 90% en el nivel inicial y el resto en primaria y secundaria. Los años venideros, las cifras sobre la falta de vacantes fueron ocultadas bajo la alfombra, incluso, desobedeciendo diferentes dictámenes judiciales que ordenaban al ejecutivo porteño evidenciar la carencia de lugares en la educación pública. Para entonces, ya contábamos con tres fuentes directas de la cartera educativa con acceso a las cifras contenidas en la base de datos del sistema de inscripción on line, y una fuente externa. Ninguna de ellas se conocía (ni se conocen) entre sí, pero, al entregar los guarismos al periodista que suscribe, los datos coincidían: Son cifras oficiales que el gobierno porteño se niega a oficializar.
Durante años, miles de familias que no consiguieron vacante decidieron pagar una privada, pero la gran mayoría de ellas, apabulladas por la crisis económica provocada tras el cambio de gobierno nacional en 2015, tenían a sus hijos desescolarizados, no sólo en la franja etaria de 45 días a 5 años, cientos en los primeros años de primarias y algunos de la secundaria.
En 2022, último relevamiento realizado por este medio, se alcanzó la escandalosa cifra de 56.832 inscriptos sin vacante. Datos que fueron tomados por toda la comunidad educativa, y luego incluidos en el libro “Una Ciudad para pocos”, redactado por especialistas en diferentes sectores, organizaciones y partidos políticos que integran el FdT porteño.
La publicación de estas cifras en febrero de cada año se convirtió en un clásico. Este medio cargaba sobre sus espaldas la responsabilidad de difundir guarismos sobre la falta de vacantes, algo que el ejecutivo porteño debería hacer sin peros ni excusas.
¿Por qué este año no salieron las cifras de pibes sin vacantes?
La cantidad de inscriptos sin acceso a la educación pública porteña en 2022, superó todas las expectativas, propias y ajenas. Una fuente del ministerio de Educación de la Ciudad, que relevaba esos guarismos, reconoció a este medio que “se vieron sorprendidos”, y al mismo tiempo manifestó: “sabíamos que en algún momento iba a estallar”. Ante la difusión en este medio de esos guarismos y el rebote que tuvo en otros diarios, radios y programas de TV, la cartera que conduce Soledad Acuña decidió realizar varios cambios. Sin dar detalles “en letra chica” que pondrían en riesgo a las fuentes con las que contamos todos estos años, a mediados del 2022, la titular del ministerio modificó los accesos a la base de datos del sistema de inscripción on line y resolvió trasladar a algunos recursos humanos a otros estamentos del Estado. Hoy en día sólo acceden a los guarismos oficiales tres funcionarios de alto rango en la cartera educativa.
Las cifras relevadas año por año
En febrero de 2018, este medio sacó el primer relevamiento sobre falta de vacantes con datos obtenidos desde las entrañas del sistema de inscripción on line. En ese entonces advertimos que se duplicó la lista de espera en escuelas públicas porteñas. El entrecruzamiento de cifras y la resultante final, salían de la cantidad de solicitudes de vacantes en la educación pública y las que, finalmente, el ministerio de Educación asignó. Para febrero de ese año hubo en total 14.852 niñas y niños sin vacante. En inicial 10.480, casi 4.500 más que el año anterior. Respecto a los datos obtenidos en primaria, en 2017 hubo 872 alumnos en lista de espera, y -exactamente un año después-, un total de 2.179 familias que integran esa lista. Es decir, la crisis educativa respecto a carencia de vacantes en el nivel primario se había incrementado un149%.
En 2019, el relevamiento realizado por este medio, alcanzaba 17.033 chicos y chicas sin vacantes: 14.209 en inicial, 2248 en primaria y 576 en el nivel secundario. Pero a esos números obligadamente hay que sumarles los 12.700 niños y niñas que asistían por entonces a los centros de primera infancia (CPI) que no dependen del ministerio de Educación, y que están subsidiados por el ministerio de Desarrollo Humano porteño; y a los Centros de Desarrollo Infantil (CeDI) manejados directamente por ese organismo. Al sumarlos, la cantidad de pibes sin vacantes superaba los 22 mil y en junio de ese año, cuando las cifras se estabilizaron, advertimos que recibieron vacantes menos del 40% de los inscriptos en la Ciudad, 25.600 chicas y chicos sin vacante.
En 2020, sólo un 35,9% de los chicos obtuvo vacante en inicial: En total 12.370 en jardines; en primaria, 3355; y en el nivel secundario 639. Entre todos, sumados a los 12 chicos mil que asistían por entonces a los CeDI y a los CPI, la cifra de pibes sin vacantes llegaban a 28.364.
En 2021 solicitaron vacantes en los tres niveles 117 mil chicos y chicas y la recibieron 61.200. El resto, el 47,7%, quedó sin lugar asignado. Por último, en 2022, la escandalosa cifra de 56.832 inscriptos sin vacante, superó todos los récords.
Ni pedidos de informes ni acceso a la información pública
Todos los años la oposición en la legislatura porteña realiza un pedido de informe (PDI) sobre la falta de vacantes en la Ciudad. La gran mayoría de esos pedidos son despreciados por los legisladores y legisladoras que responden al oficialismo porteño, es decir, se niegan a votarlo en comisiones y a sancionarlo sobre tablas. En algunas ocasiones la legislatura logró aprobar esos PDI, pero sistemáticamente el ministerio de Educación porteño se niega a responderlos.
Hace ocho años la cartera elude su responsabilidad de brindar información pública sobre el tema, y sólo “cumple” con una sentencia judicial, la 23.360/2006, iniciada por la ONG Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), que luego formalizó un acuerdo con el Ministerio, donde informa la falta de vacantes en el nivel inicial, desde los 45 días de vida a los cinco años. Cifras que, a los ojos de especialistas y de la comunidad educativa, también resultan sospechosas de toda veracidad.