Será dentro de semanas o meses, pero ya llegará el día en que se pueda salir, y aun viajar. Aunque nada será como antes. La nueva normalidad que dejará instaurada la pandemia alcanzará también al mundo del turismo, uno de los sectores más damnificados desde marzo, que le genera al país el 11% de su PBI. Fue de las primeras actividades afectadas y probablemente sea la última en recuperarse. De acuerdo a los especialistas, el turismo pospandemia se centrará en el mercado interno, será más familiar, rural y de cercanía, con protocolos para cada actividad. Ya comenzó en un par de provincias, y tendrá un primer impulso en el corto plazo, conectando las regiones que estén en Fase 5.
En tiempos en los que el afuera se deshizo, lo que dará seguridad serán los viajes dentro del propio país. «Country life» lo llaman en Europa donde, más allá de la reapertura, el 80% de los viajes corresponden a traslados por negocios, visitas familiares o planes de estudio. La mayoría de las reservas pertenece a hoteles que se encuentran a menos de 200 kilómetros del domicilio del turista. Francia creó una red de pequeños destinos cerca de París, como Domaine Yves Martin o Château de la Verrerie, para descubrir pequeños pueblos, viñedos y campos. Y en Italia destacan un aumento de la demanda en pueblos de regiones sureñas –menos afectada que el Norte por el covid–19– aún mayor que antes de la pandemia. Buscan villas y casas alejadas, aisladas, con grandes espacios al aire libre, adonde puedan llegar en sus propios vehículos, evitando cruceros, vuelos y hoteles. Cuanto menos interactúen con terceros, mejor. Resabios del coronavirus que permanecerán.
La gente está encerrada y quiere salir a respirar. En el turismo es literal. Las bellezas naturales y grandes espacios ecoambientales serán prioridad antes que los circuitos clásicos y comerciales de grandes centros urbanos. Provincias como Mendoza, San Juan, San Luis y Salta avanzan en promociones que destacan la estadía en pueblos de sierras y montaña.
Para el verano los especialistas ya remarcan que las playas menos concurridas tendrán una temporada ideal para recibir habitantes. Y el turismo rural, especialmente el bonaerense, el cordobés y el entrerriano, aguarda ansioso a que en septiembre los contagios hayan bajado: es ese mes cuando este tipo de reservas arranca. Y no suelen hacerse con anticipación. Es una demanda que explota en primavera, con destinos emergentes, pero a menos de dos meses del cambio de estación, Córdoba, Buenos Aires y Entre Ríos son de las provincias con más casos de covid.
Quizás el paso del coronavirus por nuestras vidas acentuará algo que ya estaba en ascenso. En un estudio de Booking.com realizado a fines de 2019, más de la mitad de los encuestados optó por «escapadas» o «viajes ruteros», sobre todo destinos rurales y gastronómicos. Tendencias que «crecerán pospandemia», anticipan ahora desde la plataforma.
Para el investigador marplatense Felipe García, becario doctoral del Conicet especializado en turismo, «se avizora un turismo por proximidad, una modalidad que intenta acortar las distancias, enfatizado en los tejidos regionales y nacionales, intentando generar un vínculo más intenso entre los conciudadanos. Será muy importante cómo administrar la masividad y los espacios públicos en el nuevo contexto, mediante los protocolos pertinentes; la capacidad de resiliencia y la ruptura de la estacionalidad también serán claves».
Las bonificaciones, como la que ideó el Ministerio de Turismo de Nación del 50% de reintegro para gastos de las personas en destinos nacionales, serán «moneda corriente para reactivar la actividad», sostiene García. Pero propone otros debates de fondo, más allá de la coyuntura de emergencia, desde el modo en que nos transportamos diariamente o nos conectamos con la naturaleza y el ocio hasta el habitar de las ciudades, que también se ve modificado con la pandemia: «Hay una consecuencia de índole urbana que repercute en el turismo. Una necesaria descentralización urbana, política, administrativa y socioproductiva dispara consecuentes discursos antiurbanos de las clases medias metropolitanas, que enfatizan en el turismo rural, hasta incluso fantasean o idealizan la periferia como un lugar más habitable, pero eso no conlleva una reflexión sobre nuestro modo de vincularnos con la naturaleza. Si seguimos con esta manera extractivista y consumista de relacionarnos con ella, vamos a arrastrar estas mismas problemáticas a la periferia».
«Argentina tiene que transformarse y mostrarse como un destino turístico seguro, darle tranquilidad a los turistas que nos elijan, de eso dependerá la óptima reactivación de la actividad. El empresario tiene la responsabilidad de informar, capacitar, actualizar y notificar tanto al personal como a los huéspedes, acerca de los nuevos procedimientos que serán incorporados», apunta Graciela Fresno, presidenta de la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (FEHGRA), que elaboró dos informes con recomendaciones para trabajadores del sector, junto a la Fundación Centro de Estudios Infectológicos del Dr. Daniel Stamboulian.
Otro tema será lo digital. La cuarentena demandó una dependencia total de la tecnología. Reservas desde casa, publicidades en redes y sitios web con contenidos personalizados, check–in online, serán puntos que deberá contemplar el turismo. Y el pago con tarjeta. Cuanto menor contacto físico demande, más adaptado a los nuevos tiempos estará el lugar.
«En cuanto a lo digital va a haber un cambio de consumo, pero en general, no solo en lo turístico, hoy la gente va a preferir ver de comprar por internet antes de correr el riesgo de movilizarse –considera el secretario de Turismo de CAME, Gregorio Werchow–. La apertura va a ser paulatina, con el turismo de cercanía, y con experiencias diferentes entre los distritos. Lo que suceda en Tucumán será diferente a lo de San Juan». El 4 de marzo, CAME publicó un informe en el que remarcaban que el verano 2020 había sido el mejor de los últimos 20 años en cuanto a cantidad de turistas. Quince días después llegó la pandemia y se cerró todo.
Las pymes turísticas conforman aproximadamente el 85% de la oferta nacional. En CAME remarcan que el turismo rural es un producto clave para activar las economías regionales y reducir las desigualdades, y una solución concreta a la vulnerabilidad a la que está expuesta la población rural, mayormente informal. «Lo de antes ya terminó, no se vuelve más a ese mundo. Las personas buscarán ir en su propio auto a lugares cercanos y abiertos. Y evaluarán el lugar también por la seguridad sanitaria», añade Werchow.
La Argentina se ubicaba, al menos hasta marzo, en el puesto 10° de los países con mayor incidencia del turismo en el PBI. Aporta tres veces más empleo que el sector agrícola y es la cuarta actividad más generadora de divisas. Para algunas provincias es vital para dinamizar la economía. Neuquén reabrió con incentivos para empleados estatales y ayudas para agentes turísticos. La semana pasada, Tucumán anunció el programa Destinos Abiertos o, como lo llaman sus autoridades: «Tucumán para tucumanos». Lo hacen bajo nueve protocolos. La gobernación subsidia hasta el 50% de cada pasaje en micro, y un paseo gratuito en alguno de los cinco destinos seleccionados, como los Valles Calchaquíes. Las personas deben solicitar un Permiso de Turismo Interno, con el que se les sigue la trazabilidad.
«Tenemos que acostumbrarnos a esta nueva normalidad, y para eso es importante que haya un solo protocolo en todo el país. Si tenés que levantar la mano derecha cuando entrás al restaurante, que en todo el país sea lo mismo, si no la gente se va a confundir y se van a hacer las cosas mal», remarca José Luis «Pepe» Recchia, titular de turismo de Ushuaia, hotelero y gastronómico. Tierra del Fuego fue de las primeras provincias en abrirse al turismo interno, pero un brote en Río Grande frenó todo por al menos una semana. Posiblemente así serán los próximos tiempos: la «cuarentena intermitente». El miércoles, Bariloche se sumó al selecto grupo, con la reapertura del Cerro Catedral para quienes tengan el pase ya adquirido, buscando capitalizar la segunda parte de la temporada invernal. Los esquiadores deberán usar barbijos en todo momento, y cumplir con el distanciamiento social. En Neuquén anunciaron beneficios para agentes turísticos, y días de vacaciones extra para los empleados estatales que exhiban facturas de alojamientos realizados en el turismo interno.
En Provincia de Buenos Aires, la idea es habilitar la actividad turística por etapas, arrancando en agosto entre distritos que no registren contagios y se encuentren en Fase 5 (Partido de la Costa, Monte Hermoso, Pinamar, Tandil, Balcarce, Mar del Plata). Si baja la curva de infectados, a partir de octubre lo ampliarían al resto del territorio.
San Juan es la más avanzada. Desde el 1 de julio se generaron casi 20 mil permisos de circulación para turismo interno, cuya reapertura les dejó más de 150 millones de pesos. Para el último fin de semana largo también abrieron las aguas termales de Santiago del Estero, y las Cataratas del Iguazú en Misiones, con turnos de hasta 200 visitantes por día. Otras provincias, como Mendoza, debieron volver atrás. «Tenemos que aprender a convivir con el virus también en el turismo y aprovechar los contextos –subraya Recchia–. La Patagonia para el turismo nacional siempre fue algo pendiente: o la persona se iba afuera, lo dejaba para después o lo veía como algo caro, pero este verano puede ser muy alentador nuestro destino para los argentinos».
¿Qué buscarán los turistas post pandemia? Los especialistas coinciden: experiencias. La parte emocional, llegar a lugares cercanos desconocidos, conectar con las comunidades y sus culturas, y aprovechar los espacios amplios. ¿Qué le queda a las grandes ciudades cuando vaya menguando el coronavirus? Reconvertirse, embellecerse, volverse «amigable» y no algo peligroso, y mostrarse más limpia y sustentable, desde el transporte hasta los centros comerciales.
Para la experta senior en Innovación, Transformación Digital e Inversiones de la Organización Mundial del Turismo (OMT), Natalia Bayona, la reactivación estará basada en tres pilares fundamentales: confianza, sostenibilidad e innovación. «El desarrollo de experiencias más segmentadas, enfocadas en la naturaleza, en la cultura y en las zonas rurales o de proximidad, será de importancia para reactivar el sector. Aquellos productos relacionados con atractivos como la agricultura, serán de importancia en la recuperación», afirmó días atrás.
En una videoconferencia de FEHGRA, el especialista español Antonio Santos del Valle mencionó la importancia de elementos diferenciados de cada región para un turismo de compras locales en el que se valorará la tradición y la cultura de cada lugar, y se preguntó qué define a la Argentina: “El alfajor, por ejemplo, es un producto tremendo. Yo lo regalaría nada más llegar al aeropuerto o lo pondría en la habitación cuando arriba el cliente”.
Una inversión histórica del Estado para que el sector se recupere
Desde el Ministerio de Turismo de la Nación aseguraron a Tiempo que, para paliar la emergencia, se ideó un Plan de Auxilio, Capacitación e Infraestructura para el Turismo: «Está compuesto por tres fondos que se complementan para proteger al sector y prepararlo para que se convierta en uno de los motores de recuperación y reactivación económica. Se trata de una inversión histórica, con un abordaje integral y objetivos de corto, mediano y largo plazo». Incluye desde un Fondo de Auxilio para 2000 prestadores turísticos hasta obras de infraestructura en 50 destinos del país. «Todas las empresas del sector turístico (grandes, medianas y pequeñas) entrarán en la amplia moratoria impositiva que mandó el Poder Ejecutivo al Congreso, y se incluyó al sector turístico en el Programa de Asistencia a la Producción y al Trabajo (ATP), que paga el 50% de los salarios y exime a las empresas de las cargas patronales», anticiparon desde la cartera que conduce Matías Lammens, y remarcaron la presentación en el ámbito legislativo de un proyecto de ley cuya principal medida es «un plan de preventa financiado por el Estado». El Ministerio le dará una tarjeta a cada persona que utilice servicios turísticos hasta el 31 de diciembre de 2020, con la mitad de lo gastado, para usar en ese mismo viaje o en otro a lo largo de todo 2021.
El aporte récord del Estado nacional para el sector turístico sumará más de $ 53 mil millones. El Programa ATP, extendido hasta diciembre, supondrá unos $ 32.800 millones destinados al sector turístico, incluidos los créditos a tasa cero para monotributistas y autónomos del sector, entre otros. Ya recibieron esta asistencia más de 19 mil empresas y 211 mil empleados.
La inversión que reúnen los tres fondos del Plan de Auxilio suma otros 4000 millones de pesos.
Por el Programa de Reactivación del Turismo, el Estado nacional aportará otros $ 16.500 millones por la entrega de créditos equivalente al 50% de las compras realizadas en concepto de turismo.
Y se prevé, por fin, que el monto de las preventas de paquetes turísticos sume 33 mil millones.
Una debacle global
La cifra es rotunda. El Covid-19 le costará al turismo entre 1,2 y 3,3 billones de dólares. Así lo sentenció la ONU a principios de mes, contemplando una caída de entre el 1,5% y el 4,2% del PBI mundial, dependiendo de la magnitud de las restricciones.
Países como la República Dominicana (que perdería hasta 12.900 millones de dólares en el escenario más extremo), Jamaica, Ecuador, México, Colombia y Argentina se encuentran entre los más afectados en América Latina, y España entre los europeos, que perdería hasta 120 mil millones en una rama que representa el 13% de su empleo. Cataluña, que reabrió hace semanas, volvió a la parálisis y la incertidumbre ante un nuevo brote. El miedo por un virus aún no erradicado generó ocupación menor al 30% en otras ciudades, como Madrid.
A la debacle se suman tres países que hicieron del turismo uno de sus principales motores económicos en los últimos años, como Croacia, Grecia y Portugal, con caídas mayores al 10% de su PBI. Tailandia, Egipto y Malasia también podrían perder hasta el 18% de su PIB por el turismo.
El impacto negativo será superior en las mujeres, que representan el 54% de las personas que trabajan en los sectores de alojamiento y servicios de alimentos. La mayoría lo hace de manera informal, por lo que tampoco accede a beneficios de desempleo u otras redes de asistencias.
Aerolíneas y las tarifas súper flex
Otro elemento clave para el turismo que viene será el de la flexibilidad de las empresas, con escenarios tan cambiantes y el peligro del virus aún presente. En ese marco, la relación de las aerolíneas con los clientes será clave. Aerolíneas Argentinas lanzó esta semana una tarifa «super flex» con la que los pasajeros que hayan adquirido un ticket antes del 31 de agosto para vuelos a partir del 1 septiembre puedan realizar un cambio de fecha sin costos extra. «La idea es que los pasajeros puedan modificar su ticket sin cambios ni penalidad, hasta el 15 de diciembre del año que viene», anticiparon a Tiempo desde la empresa estatal. Y anunciaron que formarán parte del próximo evento anual de “Hot Sale” que comenzará mañana, durante tres días consecutivos, y que incluirá promociones y planes de pago en cuotas para vuelos domésticos e internacionales.