Grandes movilizaciones, represión e incidentes hacen tronar a Chubut, desde que se sancionó la ley que libera la zona para el avance brutal de la megaminería. En Rawson, en Trelew, en Puerto Madryn, en Comodoro Rivadavia, en las rutas linderas a la provincia. El rechazo popular a la Ley de Zonificación de la Actividad Minera no cesa. Movilizaciones masivas se extienden por todo Chubut y acusan de traición a sus representantes políticos.
Sin embargo, las noticias sobre el «chubutazo» antiminero se hacen desear en los grandes medios «nacionales» de tonada porteña. Hay que escrolear muy hasta abajo para encontrar alguna noticia al respecto. Algunas agencias de noticias, incluso, parecen no haberse enterado que los manifestantes hicieron -literalmente- arder en llamas a la casa de gobierno provincial. También ardió la fiscalía provincial, el Tribunal Superior de Justicia y la jefatura de policía.
El lobby minero es poderoso y tiene una billetera mágica que llega hasta el infinito. Pero no puede contener (al menos, por el momento) a la acción individual o colectiva en las redes sociales. Cientos de chubutenses suben videos, fotos y relatos de todo lo que allí ocurre.
De esta forma, trascendió que en la noche del viernes, cuando en Trelew se realizaba una marcha pacífica y masiva, la policía llegó para cumplir con su parte: disparar y reprimir. También de esa forma trascendió que la escalada de violencia policial no se limita a las marchas, sino que incluye también amedrentar y golpear gente al azar, por las calles.
El cerco mediático es saltado por periodistas y ciudadanos de a pie desde sus redes o desde medios autogestivos como Revista Cítrica o La Portada, de Esquel, que tiene un tercio de sus noticias dedicadas al tema. La Agencia AnRed contó también sobre las expresiones obreras en contra de la ley infame.
El gobernador de Chubut, Mariano Arcioni, sigue sin entender lo que ocurre en su propia provincia y se indigna con los ciudadanos por «provocar destrozos» y «agredir a la policía».
El chubutazo por el agua, la salud y la vida, y en contra del daño de la megaminería descontrolada, ya no se puede callar. No hay vuelta atrás. El pueblo hizo tronar el escarmiento y las redes lo viralizaron. Solo resta esperar a que la política y la justicia chubutense decidan lo inevitable: volver atrás con la ley. Mientras, la gente sigue en las calles.