Los carteles, de diferentes tamaños y leyendas, se multiplican por las calles de La Boca. En las paradas de colectivos o los negocios se puede leer: “Asesino: Juan Carlos Duarte, alias Colchón, violador de menores y asesino del militante popular Martín Oso Cisneros. Está libre y viviendo en el barrio. ¡Cuidá a tus hijos! Esta lacra que tanto daño nos hace, que afecta la seguridad de nuestras familias se tiene que ir ya”, informan los vecinos.
“Nos avisaron que lo vieron a unos 30 o 40 metros de donde la Cooperativa de Vivienda Los Pibes, construyó 33 departamentos autogestionados. Había montado una parrilla en Necochea y Lamadrid. Parece una provocación. Nadie se pone a trabajar en la calle si no cuenta con amparo”, explica a Tiempo Ángel Lito Borello, coordinador nacional de Los Pibes, la organización barrial a la que pertenecía El Oso.
Duarte pagó su condena. El Tribunal Oral de Menores 3 lo sentenció a una pena de 13 años de prisión, a la que se sumaron otros 2 años y 9 meses de una condena anterior del Tribunal Oral en lo Criminal 7 de Lomas de Zamora. Cumplió 12 y a mediados de 2016 recuperó la libertad. La justicia dio por probado que en la noche del 25 de junio de 2004 mató a balazos a Cisneros, quien vivía frente al conventillo donde paraba el sospechoso, sobre la calle Olavarría.
Inmediatamente después del crimen, se generó una pueblada para que el caso no quedara impune. Con el correr de los minutos, el dirigente Luis D´Elía se puso al frente de la protesta y junto a decenas de militantes tomaron la comisaría 24, cuyos integrantes eran acusados de darle cobertura policial a Duarte. Según se reconstruyó, el sospechoso lideraba la Banda de los Colchones, que entre otros delitos vendía drogas en la zona. Como prueba de la connivencia existente con los agentes de seguridad, al momento del asesinato, Duarte contaba con por lo menos tres pedidos de captura por robo calificado por el uso de armas, lesiones graves y violación.
Esta es la segunda vez que Duarte vuelve a La Boca. En junio de 2016, a horas de un nuevo aniversario de la muerte de El Oso, el homicida había salido recientemente de la cárcel y se llegó a instalar en la ex fábrica Zanchetti, en Pedro de Mendoza y Necochea. Pero la resistencia vecinal logró que su estadía, en esa ocasión, tuviera las horas contadas.
“Los vecinos tienen mucho miedo y nos vinieron a contar que este hombre había vuelto a aparecer. Está muy bien que los vecinos se organicen y hagan estas pegatinas. En barrios como los nuestros, son mecanismos naturales para cuidarse”, detalla Borello quien cuenta que ya fueron informados de la situación distintos organismos de Derechos Humanos.
En noviembre del pasado, el Tribunal Oral Federal 6 condenó a D’Elía a cuatro años de prisión por atentado contra la autoridad, usurpación de espacio público, instigación a cometer delitos, lesiones y privación de la libertad. Esta semana Casación consideró prescriptas algunas de esas acusaciones y le bajó en tres meses la pena.
Borello repudió la ratificación de la condena a D´Elía al considerar que «se da en medio una campaña de gran estigmatización, persecución y criminalización a las organizaciones populares. La ministra Patricia Bullrich genera esta cultura de construcción de miedo y amedrentamiento. La aparición de Duarte, también se da en este contexto de represión. Él sigue trabajando para los mismos”.