Dueños de nuestras palabras: del vaciamiento a la autogestión es el título de la exhibición que se inaugurará el próximo miércoles 14 de septiembre en la Sala de Exposiciones de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Se trata de una selección de imágenes, objetos y registros audiovisuales que buscan sintetizar el recorrido que llevó a un colectivo de trabajadores de prensa abandonado por las patronales vaciadoras y los funcionarios del Estado que debían poner los recursos oficiales para resolverlo, a construir una herramienta que permitiera recuperar las fuentes de sustento de más de 100 familias.
La cooperativa Por Más Tiempo, actual editora de Tiempo, se formó en abril de 2016. Redactores, fotógrafos, diseñadores y trabajadores administrativos y de áreas técnicas se unieron en el proyecto común de prolongar la vida de este diario, luego del insólito abandono de los empresarios Sergio Szpolski y Matías Garfunkel, las caras más visibles del Grupo 23.
Insólito porque la historia del gremio reconoce cierres, despidos masivos y otros sinsabores y violencias simbólicas laborales, pero nunca que una patronal, lisa y llanamente, dejara de pagar y no hacerse cargo de sus responsabilidades. La cooperativa nació tras el largo proceso de conflicto y resistencia iniciado en diciembre de 2015, cuando los empresarios rehusaron cumplir con el pago del medio aguinaldo. Desde entonces no hubo pago alguno de parte de la patronal y la deuda salarial todavía se mantiene.
Las imágenes exhibidas en la muestra buscan recorrer parte de ese proceso, desde las marchas al Ministerio de Trabajo, el inmenso festival solidario en Parque Centenario, donde tocaron prestigiosos artistas del ámbito nacional, entre ellos la Bersuit, Liliana Herrero, Ariel Prat, Las manos de Filippi, Patricia Malanca. En la muestra queda reflejada la actitud propositiva de los trabajadores, que continuaron apostando a la continuidad del medio, más allá de los autoboicots patronales, ya que a mediados de enero, el presunto empresario Mariano Martínez Rojas se presentó en la redacción como el comprador del periódico y de Radio América, otro de los medios del Grupo 23. Al igual que Szpolski y Garfunkel, incumplió con las obligaciones básicas, pese a jurar y perjurar que no lo haría. Ante el reclamo de los trabajadores, decidió discontinuar la impresión de Tiempo, aduciendo que no tenían una actitud colaborativa.
No imprimir el diario implicaba decretar su defunción. Cinco meses más tarde, el 4 de julio, el mismo Martínez Rojas lideró la patota que atacó las instalaciones del edificio de Amenábar 23 para boicotear, otra vez, la salida del diario: el daño perpetrado al servidor de la redacción y la apertura de todas los casilleros y lugares con llave dejaban evidencias bastante claras de su intención. Sin embargo, ese intento también fracasó. Las huellas de ese ataque y sus consecuencias, entre ellas la edición de un número especial de Tiempo que se agotó instantáneamente en los kioscos, serán expuestas en la sala de exposiciones del Palacio Legislativo. Se apreciará también cómo luego de varios meses de incertidumbre, pero también de férrea lucha, manifestaciones y audiencias sin respuesta ante Trabajo, la autogestión comenzó a tomar forma. Hubo un hecho crucial que despejó las últimas dudas sobre el camino a seguir: la decisión de imprimir una edición especial dedicada a los 40 años del golpe cívico-militar.
El ejemplar se vendió en la manifestación del 24 de Marzo de 2016 en la marcha a Plaza de Mayo, agotando cerca de 40 mil ejemplares, cifra que demostraba que Tiempo representaba una voz necesaria y demandada en la Argentina actual. Fue el punto de partida para reunir los fondos necesarios para iniciar la experiencia cooperativa, reflejada luego por numerosos medios nacionales y del exterior. Exactamente un mes después, el primer número de la nueva etapa estaba en los kioscos. Esta muestra, cuya ceremonia de apertura será el miércoles a las 19 en el salón de Perú 160, permite recordar desde dónde venimos, una buena forma de saber hacia dónde ir. «