«Trabajar para nuestro país lo lleva a desempolvar algunas palabras del castellano que aún conserva y a recargar la nostalgia: dice que extraña los jacarandás y el tango». Las palabras del actual ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, aluden a una historia maravillosa que relató en su página web, centrada en un encuentro casual en una fábrica japonesa con un técnico que en 1985 vino a la Argentina para colocar los primeros frenos automáticos que tuvo nuestro país en la línea Roca. La nota la tituló: Un japonés que extraña los jacarandás y el tango. Lo curioso es que el mismo funcionario, al frente de Ciudad, impulsó el quite de más de un centenar de jacarandás por obras del Metrobús.
En su crónica web, Dietrich comenta que viajó a China y a Japón para reunirse con empresas constructoras y fabricantes de trenes deseosas de sumarse a engrandecer la infraestructura de nuestro país. Especialmente la construcción de la Red de Expresos Regionales y todas las obras adicionales que ésta conlleva, dejando en claro, además, que la prioridad de la actual gestión son los trenes metropolitanos por sobre los de las diferentes provincias, como Tiempo adelantó semanas atrás.
El entusiasmo con el que los asiáticos me hablaban de la Línea Urquiza, la Línea San Martín, el Sarmiento, me reafirmó que estamos viviendo un momento único en nuestro país y que desde fuera se ve clarito, continuó Dietrich. En la visita a Nippon Signal (la fábrica que nos proveerá frenos automáticos para todas nuestras líneas), conoció a Toshihico Tesuka, un técnico de 60 años que en 1985 llegó a la Argentina para colocar los primeros frenos automáticos que tuvo el país y que pertenecieron a la línea Roca. Le mostró planos originales de los ramales Ezeiza, Temperley y Alejandro Korn, y le adelantó que será el encargado de fabricación del señalamiento de todas las líneas del AMBA. Se emocionó al recibirnos y nosotros nos emocionamos con él. Trabajar para nuestro país lo lleva a desempolvar algunas palabras del castellano que aún conserva y a recargar la nostalgia: dice que extraña los jacarandás y el tango, escribió el ministro. Y lo difundió acompañado de una foto de jacarandás en la avenida Figueroa Alcorta. Sucede que no todas las avenidas capitalinas pueden gozar de esa belleza paisajística teñida de azul violáceo.
Dietrich, cuando estaba al frente de Transporte en Ciudad, fue uno de los principales impulsores de los Metrobuses en la 9 de Julio y en avenida Cabildo, que generaron el quite de más de cien jacarandás. Sólo en la avenida más emblemática y «más ancha» del país, a comienzos de 2013, sacaron 305 árboles. Prometieron que una vez terminada la obra «habrá 550 árboles nuevos sobre el corredor», según difundieron en Clarín el 9 de febrero de ese año. Pero aún hoy no se percibe la presencia de ese medio centenar de ejemplares. En cambio, optaron por arbustos, pequeños plantines, y especies menos estéticas como el pata de buey.
A mitad de este año le llegó el turno a los jacarandás de avenida Cabildo, por la continuación del Metrobús Norte que el mismo Dietrich impulsó. En este caso, extrajeron 94 árboles, la mayoría pertenecientes a esta especie, entre Juramento y Lacroze. El 63% de ellos «fueron trasplantados a parques de la zona y el resto, en estado irrecuperable o pertenecientes a especies prohibidas, fueron removidos definitivamente», relataron voceros macristas en el diario La Nación. Desde la Ciudad volvieron a afirmar que, concluida la obra, plantarán «entre 150 y 200 jacarandás nuevos» en esa misma zona.
No se sabe si Dietrich le comentó al técnico japonés sobre estas decisiones gubernamentales que afectaron a los jacarandás porteños, pero el encuentro finalizó con un saludo fraternal. Así lo relató: «Al dejar la fábrica, nos dimos un cálido y afectuoso apretón de manos. Unidas nuestras palmas como estaban pensé que esa era la metáfora de nuestra cooperación».
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