A dieciséis años de la desaparición de Diego Duarte, su hermana pide que desarchiven la causa. El adolescente fue visto por última vez por su hermano mellizo, en el Ceamse ubicado en José León Suárez mientras era perseguido por dos efectivos de la Policía Bonaerense.
“Después de tanto tiempo volvemos a pedir que desarchiven la causa por la desaparición de mi hermano. Es un desaparecido más en democracia. Quiero que la justicia me dé una respuesta, por todo lo que me tocó vivir. El fiscal que lleva la investigación jamás se preocupó por el esclarecimiento de este hecho”, asegura a Tiempo, Alicia Duarte.
“Años atrás, unos vecinos que revolvían la basura en ese lugar encontraron un cráneo y me lo trajeron a casa para que yo averigüe si pertenece a mi hermano menor. Hasta hoy no sabemos de quién es. Recuerdo que hicieron un cotejo de ADN y que yo tenía que trasladarme a la provincia de Formosa para buscar el resultado porque la justicia de Buenos Aires no se quiso hacer cargo de ir”, reconstruye Duarte.
“Por todo esto ratifico que el fiscal Miguel Ángel Gragnioli no tuvo la voluntad de esclarecer el caso. Nunca quiso imputar a los policías ni al maquinista que son los responsables. El magistrado siempre argumenta que si no aparece el cuerpo de mi hermano nadie cometió un delito”, denuncia la mujer. Y termina enfatizando: “Nosotros tenemos como principal testigo a mi otro hermano, Federico, que estaba con Diego esa madrugada en el basural y que estuvo shockeado los días posteriores al hecho. Hoy en 2020 todavía no tenemos ninguna noticia, exijo una respuesta urgente. Queremos que cambien el fiscal que nunca hizo nada. El Estado me debe una respuesta, pido justicia por mi hermano menor”.
“La Fiscalía 23 tiene como responsable a Miguel Angel Gragnoli. Siempre le planteamos la necesidad que existe de citar a declaración de indagatoria los dos policías que custodiaban el basural la madrugada que Diego desapareció y a un operario de la empresa que regenteaba todo lo que es la acumulación de la basura en ese lugar”, asegura a este diario, Alberto Palacios, abogado de la familia Duarte.
“Pedimos que sean indagados por el delito de homicidio, pero no nos hicieron lugar y decidieron archivar la causa. Nosotros nos basamos en algunas declaraciones, pero en especial la de Federico, el hermano mellizo de Diego que estaba con él en ese momento”, sostiene Palacios. Y continúa subrayando que: “Éste chico ratificó lo mismo que había dicho en el momento cuando sucedieron los hechos. Apelamos a la resolución del fiscal general que ordena archivar la causa y confirmó hacerlo”.
“Los funcionarios consideran que no existen argumentos suficientes para la indagatoria y el procesamiento de los policías y el operador de la grúa. Sin embargo, seguimos insistiendo en que se realice una nueva investigación. El año pasado tuvimos una reunión con la gente de la Procuración Bonaerense, el Ministerio de Justicia de la Provincia y les explicamos que queremos una revisión de la causa y que se cite a indagatoria y se procese a los tres acusados”, recuerda el letrado.
“Este es el marco en el que nos encontramos después de 16 años de impunidad. Nuestra intención es que la investigación continúe y que la familia tenga justicia. Porque Diego todavía no apareció y la responsabilidad es totalmente institucional”, finaliza Palacios.
El Caso
La desaparición de Diego Duarte se produjo la madrugada del domingo 15 de marzo de 2004. Ocurrió en el Ceamse que está ubicado sobre el Camino del Buen Ayre, en José León Suárez. El chico tenía 15 años, fue al basural a buscar metales para vender y con ese dinero comprar zapatillas para comenzar el colegio junto a su hermano mellizo, Federico.
Los adolescentes vinieron desde la provincia de Formosa para vivir con su hermana Alicia en el barrio Costa Esperanza de San Martín, donde actualmente funciona el Centro Cultural Diego Duarte. El espacio fue creado para ayudar a los pibes que padecen necesidades y quieren estudiar.
En esos tiempos ingresar al basural estaba prohibido y los chicos eran perseguidos a tiros por los policías que custodiaban el lugar. Federico, hermano de la víctima, pudo reconstruir que Diego corrió y se escondió entre las montañas de basura. Contó que fue aplastado por un alud de desperdicios que le arrojó encima un camión que volcó su carga donde el chico estaba escondido de los policías.