A partir de las 8 de la mañana, activistas pero también gente suelta, fueron llegando a la esquina de Lavalle y Talcahuano. La Comisión Justicia Por Diana había convocado a acompañar el juicio oral y público poniéndole el cuerpo y la voz. Y ahí estuvieron diferentes organizaciones políticas, sociales y culturales, con sus carteles y consignas. A la de Justicia por Diana se sumaron fuerte basta de travesticidios y cupo laboral trans. El clima entusiasta y de emoción que se vivió en la calle, fue bien distinto al que se vivió puertas adentro de la audiencia.
Mientras, en la radio abierta, activistas y personalidades de la comunidad travesti trans recordaron a Diana e hicieron distintos reclamos: el que más se repitió fue el de la inserción laboral para que la prostitución no sea la única opción para la supervivencia-, en el sexto piso del edificio de Tribunales empezaba la audiencia. Se interpeló a lxs políticxs y en particular a la gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, quien no reglamenta la ley de Cupo Laboral Trans, impulsada por Diana.
La sala era muy pequeña para un juicio como este, por su relevancia social y judicial. Muchas personas se quedaron afuera. David Marino fue de los primeros en ubicarse en el banquillo de los acusados, fuertemente custodiado por policías. Después se abrió la sala a lxs periodistas y luego a la familia.
La familia Sacayán ocupó buena parte de la sala entre hermanxs, tías, sobrinxs. Todxs y cada unxs de ellxs llevaban en sus rasgos algo que recordaba profundamente a Diana: los ojos, la boca, el pelo. Y varias de las mujeres de la familia llevaban también una remera con una flor amarilla, el amancay, y la consigna Justicia por Diana Sacayán.
Lxs fotografxs tuvieron apenas unos minutos para tomar imágenes. Marino los miró fijo y desafiante.
El presidente del Tribunal Oral en lo Criminal Nro. 4 integrado por Adolfo Calvete, Ivana Bloch y Julio Cesar Báez- dio comienzo al juicio:
-Señor Marino, tiene que estar atento a lo que se diga acá.
Lo que se dijo en esta primera audiencia fue breve, doloroso y contundente. Básicamente, se leyeron partes de los requerimientos de elevación a juicio donde consta la acusación de fiscalía y querella: homicidio triplemente agravado por haber sido ejecutado mediando violencia de género por odio a la identidad de género y con alevosía y robo.
A medida que se leían en voz alta las acusaciones de la fiscalía y la querella, la sala de audiencias se llenaba de imágenes violentas sobre los últimos momentos de la vida de Diana: puñaladas múltiples, 27 lesiones, 13 de ellas con arma blanca, un cuchillo, una tijera, un martillo. Maniatada, amordazada. Intento defenderse. Lesiones en cráneo y mandíbula. Asesinada con alto grado de violencia. Y el robo de 20 mil pesos que guardaba.
Mientras leían estos fragmentos, la familia de Diana permanecía en silencio. Marino seguí con la vista en alto y los ojos afilados. Una de las sobrinas se enjuagaba las lágrimas.
La titular de la UFEM (Unidad Fiscal Especializada en violencia contra Mujeres y personas LGBTI), Mariela Labozetta, y la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº4, a cargo de Matías Di Lello, entendieron que fue un travesticidio. Por eso este juicio es crucial: nunca antes en la Justicia una investigación fue elevada a juicio como crimen de odio a la identidad de género, un agravante considerado en el inciso 4to del artículo 80 del Código Penal. La acusación también habla de violencia de genero, agravante que configura femicidios.
En el requerimiento, los fiscales expresaron que Diana fue asesinada violentamente por ser mujer trans y por su calidad de miembro del Programa de Diversidad Sexual del INADI, impulsora de la lucha por los derechos de las personas trans, secretaria de Asociación de Lesbianas, Gays y Bisexuales para América Latina (ILGA-LAC) y líder del Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (M.A.L).
También lo consideraron así la querella familiar, encabezada por Say Sacayán, hermano de Diana, y representada por la abogada Luciana Sánchez. Así como la otra querella, la del INADI (Instituto Nacional contra la discriminación, el racismo y la xenofobia), a cargo de Juan Juan Kassargian, abogado del organismo.
Ariel Yapur, representante del Ministerio Público Fiscal, pidió que se leyera un fragmento del expediente que da cuenta de que Marino conocía a Diana desde un mes antes de matarla, también a sus amigas y a su madre.
Después de la lectura, el presidente del tribunal dio por terminada la jornada. La próxima será el lunes 19 de marzo, cuando declaren lxs 13 testigos citadxs por la justicia, entre ellxs Say, hermano de Diana.
En la audiencia de hoy quedó clara la acusación: que se trató de un crimen de odio, travesticidio y femicidio, dijo a Presentes la abogada Luciana Sánchez.
En la plaza, una multitud escuchó las palabras de quienes habían participado de la audiencia. Es una responsabilidad enorme, histórica, y un desafío. A diferencia de otros casos donde la Justicia viene maltratando al colectivo LGBTI, acá hay un grupo de personas de la comunidad jurídica trabajando fuerte: la UFEM, la Dirección de Orientacion, acompañamiento y protección a la Victima ( DOVIC), instituciones públicas que hoy nos hicieron sentir de otro modo, y que empiezan a hablar de travesticidios.
Este juicio es una responsabilidad y un desafío. A diferencia de otros casos, donde la justicia maltrata, acá hay un grupo de personas de la comunidad jurídica que viene trabajando para este juicio por travesticidio, dice Luciana Sánchez, abogada por la familia.
Fue un día duro, porque es la primera vez que tenemos enfrente al asesino -dijo Say-. Hoy sentí ganas de llorar, de gritar, de vomitar, pero cierro los ojos y pienso en todo lo que hizo Diana, y mantengo la calma. No le tengo miedo ni odio, aunque represente el odio, porque en dos años nos hicimos fuertes y seguimos trabajando para tener Justicia. En nombre de toda la familia Sacayán, gracias por los abrazos y por abrazar esta lucha.