Este jueves, en el marco de la competencia CanSat Argentina, se lanzaron los satélites diseñados por estudiantes de escuelas secundarias de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Tucumán y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Organizado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) y el ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación (MINCyT), el evento tuvo lugar en el Centro Espacial Teófilo Tabanera, ubicado en Córdoba, y su objetivo principal es despertar vocaciones científicas y tecnológicas en los y las jóvenes.
La competencia internacional CanSat es una iniciativa impulsada por varias agencias espaciales del mundo –entre ellas, la NASA de Estados Unidos y la ESA de Europa–, que propone a estudiantes construir una carga útil del tamaño de una lata de gaseosa (de allí el término, CAN –lata– y SAT –satélite–) y lanzarlo en un cohete. Esta es la segunda edición que se realiza en Argentina y contó con 490 equipos inscriptos de los cuales solo cinco llegaron a la final.
Tras capacitaciones dadas por personal técnico, instancias de trabajo y evaluaciones, los grupos estudiantiles lanzaron este jueves sus desarrollos a bordo de cohetes provistos por la empresa Skytec, que alcanzaron una altura de hasta 230 m. Una vez en el aire, se desprendieron y comenzaron a cumplir sus misiones para luego ser recuperados y analizados por los y las estudiantes. El viernes expondrán los resultados, recibirán charlas de empresas del sector espacial nacional y realizarán una visita al predio de la Conae y sus laboratorios.
Durante la jornada de lanzamiento, los equipos estudiantiles estuvieron acompañados por sus docentes, personal técnico de la Conae, el MinCyT y la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). Además, el evento contó con la participación de Pablo Nuñez, subsecretario de Coordinación Institucional del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, Pablo de Chiara, ministro de Ciencia y Tecnología de la provincia de Córdoba, Raúl Kulichevsky, director Ejecutivo y Técnico de la Conae, Marcos Actis y Juan Cruz González Allonca, miembros del directorio de la agencia espacial. El ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación Daniel Filmus participó por videoconferencia y dialogó con los alumnos, alumnas y profesores.
Nervios, alegrías y vínculos más estrechos
Las misiones de los distintos equipos respondieron a problemas ambientales: evaluar regiones incineradas de campos que mejoren el manejo de cultivos, estimar los índices de contaminación lumínica y atmosférica producida por el tránsito vehicular, calcular los microplásticos en el aire y medir los sonidos ambientales que pueden afectar la salud y el bienestar humano.
Santiago Giacolla, representante del proyecto “Roldán 2” de Santa Fe, cuenta: “A la hora de elegir una misión, teníamos que pensar en algo que respondiera a un problema ambiental. En ese sentido, definimos que el objetivo sea detectar la cantidad de microplásticos presentes en el aire, algo que no existe en Argentina aún, pero sí en otros lugares como México o Inglaterra”.
Y agrega: “El lanzamiento fue exitoso, pudimos tomar muestras que vamos a mandar a analizar, y la experiencia estuvo buenísima. Tuve una combinación de sentimientos como nervios, entusiasmo y alegría”.
Por su parte, Mateo Moragas, integrante del proyecto “HYPERION” de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, detalla su vivencia: “Nuestra misión tenía el objetivo de medir los índices de contaminación lumínica y generar un halo de proyección para ver la altura a la que llega. Fue una experiencia que nos permitió reforzar un montón de contenidos, aprender otros e involucrarnos en algo que de otra forma no podríamos haber experimentado”.
Desde su mirada como profesor y coordinador del proyecto “Novationes” de Córdoba, Matías Leuci amplía: “El aprendizaje alrededor de un proyecto es distinto al que se da en el aula, sobre todo si tenemos en cuenta la exigencia y duración del mismo. Requiere compromiso, tolerancia a la frustración y cultivar el espíritu del grupo. Así, empezamos a compartir horas de trabajo, asados en familia, cumpleaños, fui dejando de ser el profesor para pasar a ser el hermano mayor”. También estuvieron los proyectos “Cóndor Salvaje” de Tucumán y “ConcorSat” de Entre Ríos.
Argentina en la mesa chica espacial
En el mismo sentido que el Plan Nacional Espacial que prioriza actividades de educación y formación, la competencia de CanSat incentiva a los y las jóvenes a reproducir a escala el proceso por el cual se diseña, construye, prueba, lanza y opera un satélite.
La importancia de la experiencia es central y radica principalmente en el lugar que ocupa Argentina en la industria aeroespacial: se trata del primer país de la región con presencia en el espacio, uno de los diez del mundo con capacidad para construir un satélite desde cero y el onceavo con mayor número de satélites espaciales.
Entre ellos, se destacan ARSAT-1 (primer satélite de tipo geoestacionario diseñado, construido y testeado íntegramente en Argentina) y ARSAT-2 que ofrecen cobertura de telecomunicaciones a los sectores más alejados, así también están los SAOCOM que son satélites de observación terrestre.
Así lo manifiesta el titular de la cartera de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación: “Argentina es uno de los pocos países que puede sentarse en la mesa chica de la discusión aeroespacial en el mundo. Nos hemos reunido con las instituciones del sector en India, China y en Estados Unidos y este país puede sentarse de igual a igual a hablar”.
Actualmente, también avanza el desarrollo del Tronador II, el lanzador de satélites, y de SABIA-MAR, una misión que se enfocará en el estudio de las regiones costeras argentinas y de Sudamérica.